El Estadio Nacional, inaugurado en marzo del 2011, ha sido escenario de decenas de eventos deportivos y conciertos de talla mundial, pero el estado de sus finanzas se aleja de la magnitud de esos espectáculos.
Con 12 años de operación completos, el resultado general ha sido dispar: siete años con ganancias por montos altamente variables y otros cinco que terminaron con números rojos.
El recinto es actualmente administrado por un fideicomiso entre el Banco Nacional y el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder), a través de una unidad gerencial ejecutora que se compone de diferentes personas lideradas por una gerencia general.
Diana Posada, gerente general desde marzo de este año y cuyo periodo concluye en 2027, asumió el cargo con la promesa de consolidar la razón de ser del Estadio Nacional. Esto es, en sus palabras, que el recinto sea un punto de encuentro para la ciudadanía.
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Las cifras
Entre 2012 y 2023, el Estadio Nacional fue sede de 1.215 eventos agrupados en tres categorías: ferias o actividades empresariales, eventos deportivos y conciertos. Durante siete años seguidos se realizaron más de 100 eventos anualmente, pero la pandemia cortó ese ritmo.
De todos estos, los siguientes cinco son los que le han dejado más ingresos: el Mundial Femenino sub-20 del 2022, y cuatro conciertos: Coldplay, Karol G, Bad Bunny y Daddy Yankee.
El contrato de fideicomiso permite a la administración del Estadio acoger conciertos con el fin de obtener ingresos. Este tipo de espectáculos son, hasta el momento, los que dejan las sumas más altas.
“Ha sido la forma de obtención de ingresos mayoritarios pero no es ni debería ser la única”, afirmó Posada en entrevista con EF.
El problema es que hay pocos eventos deportivos que puedan llegar a la escala de asistentes e ingresos de un concierto a estadio completo. El Mundial Femenino fue uno de ellos, pero es un acontecimiento poco frecuente.
Además, el Estadio juega con la ventaja de ser el único en el país que puede albergar hasta 50.000 asistentes o más. Para shows con formatos más reducidos, sus principales competidores son Parque Viva y el Centro de Eventos Pedregal.
Sin embargo, esa ventaja y tal cantidad de eventos realizados aún no dan al Estado Nacional la sostenibilidad financiera deseada.
De los 12 años completos de operación, siete han acabado con ganancias que van desde los casi ¢8 millones del 2016 hasta rozar los ¢400 millones en 2022. Sin embargo, otros cinco periodos han acabado con pérdidas: casi siempre por encima de los ¢100 millones y hasta los ¢280 millones del 2021.
Posada achacó esa situación a la curva de inicio de toda empresa y a la pandemia, que mantuvo al recinto casi apagado por dos años.
“Toda empresa tiene su curva de inicio y, en los primeros años, sus estados financieros tienden a tener esta característica”, dijo la gerenta.
El fideicomiso tiene cláusulas que tipifican qué debe pasar cuando los años terminan con pérdidas. El Icoder debe salir al rescate y aportar financieramente.
Por otra parte, las ganancias se dirigen a un fondo de capitalización que sirve de reserva para hacer mejoras al recinto. Todo el apartado financiero es administrado por el BN.
“La pandemia fue un momento difícil financieramente para el Estadio Nacional”.
— Diana Posada, gerenta del Estadio Nacional.
En la fórmula para que el Estadio encuentre la sostenibilidad financiera se conjugan múltiples variables.
La rentabilidad de cada espectáculo depende del contrato que se pacte. Ya sean productoras de conciertos, una empresa o la misma Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) el uso de las instalaciones funciona bajo un contrato de arrendamiento en el que la parte interesada puede alquilar diferentes espacios.
En el caso de conciertos, la negociación inicia cuando las productoras se acercan y consultan la disponibilidad del Estadio para fechas específicas. Ese primer acercamiento suele darse unos seis meses antes de que ocurra el concierto.
Si se concreta el acuerdo, el Estadio cobra una tarifa que varía dependiendo de la cantidad de espacios que se alquilen. Además, deben hacer un depósito de garantía en caso de daños.
Durante la pandemia, la administración del recinto tuvo que echar mano de la creatividad, pues los eventos masivos estaban suspendidos. Por eso surgieron paseos dentro del Estadio y otras actividades.
Superado ese episodio sanitario, el Estadio aumentó la cantidad de eventos organizados, aunque aún no llega al ritmo prepandemia. Además, el número de conciertos llegó a un récord de 35 en 2022.
Posada evitó establecer una meta de ganancias para este año, pues la cifra de cierre dependerá de la confirmación y realización de eventos proyectados.
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“La intención mía y de la junta administradora es ir generando más rentabilidad para el Estadio Nacional”, afirmó. Esa rentabilidad pasa por una gestión financiera y administrativa detallista, la revisión de tarifas que el Estadio cobra y el modelos de costos. Posada también quiere ampliar la oferta programática.
Este año los eventos más grandes que albergará el recinto son los partidos de la eliminatoria del Mundial y algunos conciertos ya pactados para el segundo semestre.
Los tres ejes de la propuesta gerencial de Diana Posada: |
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Fortalecer la gestión institucional. |
Hacer planificación y oferta que venga desde las necesidades de quienes usan el Estadio. |
Generar sostenibilidad financiera. |
La joya de La Sabana
El Estadio Nacional no quiere abstraerse de su ubicación dentro del parque La Sabana y la gerente es consciente de que es un actor más dentro del pulmón capitalino.
Por eso, el Estadio planea coordinar con Icoder una serie de acciones para mejorar las condiciones del parque. Aunque por ahora no existe ningún proyecto específico, Posada se propone trabajar en la seguridad, el acceso y la movilidad hacia el Estadio.
El recinto carece de parqueo, situación que convierte a los alrededores de La Sabana y los barrios aledaños en un gran estacionamiento en cada concierto o partido, siempre con un cuota de caos.
En ese tema, la construcción de infraestructura está fuera de los planes. Más bien, la administración sopesa qué se puede hacer con los recursos existentes. Por ejemplo, convenios con el Icoder o entes de la zona para ofrecer la posibilidad de estacionamiento, promover otros medios de transporte como el carpooling o acudir al Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) para ofrecer más horarios de tren en días de eventos.
“No podemos dejar de vernos como parte de La Sabana”.
— Diana Posada, gerenta del Estadio Nacional.
Mientras tanto, el Estadio empezará en julio la construcción de su plan estratégico, proceso que culminaría hasta final de año. La intención de Posada es que la planificación del recinto se haga de manera colaborativa con quienes usan sus espacios: productoras, arrendadores, Icoder y público en general.
El Estadio se encuentra inmerso en una de las zonas de mayor desarrollo residencial y corporativo de la ciudad, cuyo panorama se ha transformado con torres de apartamentos y oficinas.
La idea es reunir a estos nuevos vecinos, al Icoder, el gobierno local y otros actores en un taller participativo para poner sobre la mesa posibilidades reales y viables de cómo el Estadio puede generar un impacto positivo.
Mientras tanto, Posada imagina un Estadio donde convivan diferentes tipos de eventos: desde los tradicionales partidos de fútbol hasta conciertos masivos.