Las ligas locales, la publicidad y el consumo de televisión son algunas de las esferas en las que es evidente el efecto de un mundial de fútbol, sin embargo, la actividad deportiva más importante del año extiendeuna poderosa influencia fuera de las canchas.
La firma Euromonitor Internacional, en su encuesta Euromonitor Analyst Pulse Survey 2018, encontró que de todos los deportes del mundo con ligas profesionales, el fútbol es el que reúne más atención: más del 77% de los encuestados declararon su interés en el balompié, mientras el deporte más cercano, el baloncesto, no alcanzó el 60%. Ninguna otra disciplina superó el 40%.
Esto se traduce en un reclutamiento multitudinario de trabajadores: en el mundo hay al menos 265 millones de jugadores de fútbol registrados (equivale al 80% de la población de Estados Unidos) y cinco millones de árbitros y delegados. Esto sin contar entrenadores, preparadores físicos, psicólogos deportivos, nutricionistas y demás profesionales que se dedican en exclusiva a la atención de futbolistas.
La proyección de estas personas genera oportunidades comerciales sin igual. Por ejemplo, del total de eventos deportivos globales programados en el 2018, 68% de los encuestados por Euromonitor afirmaron que verían la Copa del Mundo, fuera en persona, en casa o en otro lugar.
En segundo lugar de interés figuraron las olimpiadas de invierno de PyeongChang, con 42% de seguidores globales. Y en tercer lugar, para reforzar el lugar de privilegio del fútbol, está la competencia de clubes ganadores de Europa, la Champions League, con 38%. En total, se consideraron 13 competencias deportivas de élite y con relevancia internacional.
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En Costa Rica, según datos de Kantar IBOPE Media, 227.780 hogares sintonizaron al menos un juego de la primera fase de Rusia 2018 por televisión, considerando las emisiones por canal 7, es decir, con señal gratuita. Los tres partidos favoritos fueron Brasil contra Costa Rica, con audiencia 53,56%, seguido del encuentro de Costa Rica con Serbia, 45,50% y luego el juego entre Suiza y Costa Rica, 37.92%.
Al tener datos sobre el alcance de la cita mundial de fútbol, se comprende qué motiva la inversión de millones de dólares en patrocinios, que trascienden el Mundial y llegan a las competencias regionales y a las principales ligas del mundo.
Cuatro años de espera
Con la administración de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) las fases finales de los campeonatos del mundo se juegan cada cuatro años en este formato de torneo corto, con 32 equipos y 64 partidos, divididos en cuatro fases que desembocan en los encuentros por el tercer y cuarto puesto y la gran final. Esto variará en cantidad de equipos y partidos a partir de 2026, lo cual podría multiplicar su efecto.
Durante el mes de actividad futbolística de élite, los acontecimientos relacionados con la competencia toman parte de la actualidad noticiosa global, pero algunos de sus efectos son incluso previos a la ceremonia de inauguración.
Para FIFA, un aliado clave ha sido el comercio asiático, pues grandes firmas chinas están aprovechando el escenario ruso para mejorar su exposición global y alcanzar nuevos mercados.
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Y la estretegia abarca también otras áreas. La firma consultora EY advertía, por ejemplo, la relevancia política que podría tener el Mundial para su país anfitrión, Rusia. Así lo expone en una edición especial de su boletín Flash Report:
“Rusia no destaca por ser un país cuyos aficionados sean seguidores del fútbol, por lo que en primera instancia no parece que debería estar interesado en un evento de estas características. No obstante en las cifras económicas, muchas veces, no se tiene en cuenta los intangibles como la marca de un país, ante la compleja política exterior rusa el mundial es una oportunidad publicitaria única”.
Justas Gedvilas, Sports Team Lead de Euromonitor Internacional, enfatizó en que los costos oficiales del Mundial de Rusia 2018 –unos $13.000 millones– lo colocan como el más caro de la historia hasta ahora, pero la mitad de estos fondos se usó en la mejora de medios de transporte para las principales ciudades del país.
“Aquí es donde creemos que está el verdadero valor y el efecto a largo plazo de las inversiones en infraestructura, especialmente si sabemos que las ciudades rusas, incluidas la capital, Moscú, y la segunda en importancia, San Petersburgo, sufrían saturación de los medios de transporte público”, explicó.
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La otra mitad de la inversión podría convertirse más bien en una carga para las ciudades. Un ejemplo es el estadio Fisht, en Sochi: La estructura no es sede de ningún equipo profesional y se le considera es un “cementerio para clubes”, con al menos seis intentos fallidos para operar un equipo en la ciudad en los últimos 15 años, y con costos de mantenimiento calculados en varios millones de dólares anuales.
Ya algo similar pasó en Brasil después del Mundial 2014, y FIFA sale libre de culpa en estas coyunturas. Además, tiene espacios abiertos para más patrocinadores en casi todos los niveles, así que los nombres de los socios comerciales podrían aumentar para el próximo Mundial, pase lo que pase con el mantenimiento de los estadios rusos.
Catar 2022 podría servir también como plataforma política para el anfitrión, si consigue paliar la mala imagen que ha tenido el proceso de construcción y presenta una cara moderna de su país. Pero aunque no lo haga, durante el mes de Copa del Mundo será el centro del planeta.