Las islas Fiyi, cuya economía depende en gran medida del turismo, quieren crear una burbuja sin coronavirus en esta zona del Pacífico, para recibir a viajeros de Australia y Nueva Zelanda, cuyos habitantes eran sus principales clientes antes de la pandemia.
La burbuja Bula –“hola” en fiyiano– ofrecerá a los turistas de estos países una zona VIP al descender del avión y transportarlos a una playa aislada.
Canberra y Wellington comenzaron en mayo discusiones para crear su propia burbuja común, donde se levantarían las restricciones de viaje impuestas por COVID-19 a ambos lados del mar de Tasmania, con idea de extenderla a las islas del Pacífico.
Sin embargo, los traslados internos siguen restringidos en Australia, donde surgieron nuevos focos de contagio cerca de Melbourne y parece poco probable que se pueda cruzar el mar antes de setiembre.
“Mientras Australia y Nueva Zelanda diseñan su burbuja, el mismo o inclusive mayor éxito de Fiyi en la lucha contra el coronavirus nos ubica en posición de abrir una vía en el Pacífico”, declaró el primer ministro fiyiano, Frank Bainimarama.
Disfrutar de las Fiyi
“La ‘burbuja Bula’ permitirá a australianos y neozelandeses disfrutar de lo mejor que Fiyi ofrece, manteniéndose alejados de otros viajeros y de la población”, afirmó.
Luego, se eliminarían las medidas de cuarentena para visitantes con resultados negativos provenientes de países que Fiyi considere que han controlado COVID-19, añadió sin brindar más detalles.
Fiyi, con una población de 930.000 habitantes, ha sido uno de los primeros países en controlar al coronavirus. El archipiélago afirmó el 5 de junio que lo había erradicado tras 45 días sin nuevos casos, y registrar oficialmente desde comienzos de marzo 18 contagios confirmados (curados), sin muertes.
Pero, la reapertura de fronteras plantea el riesgo de una reintroducción del virus, pese a las precauciones tomadas.
“La industria quiere las fronteras abiertas, pero todo el mundo sabe que la amenaza del coronavirus es real”, reconoció Fantasha Lockington, director de la Fiji Hotel and Tourism Association (FHTA), quien, impaciente espera saber “cuándo se reanudará todo y cómo prepararse”.
Desde marzo, los turistas dejaron de llegar a las playas paradisíacas, y decenas de miles de fijianos están desempleados.
Retomar el trabajo
El turismo representa el 40% de la economía, afirma el gobierno. Y con las actividades indirectas el 60%, estima la FHTA. Las autoridades temen una contracción de la economía de más del 20%.
Lockington considera que el 98% del personal de turismo ha perdido su empleo.
La compañía Fiji Airways redujo más del 50% de su fuerza laboral por falta de facturación.
Para muchos habitantes, el turismo ha sido vital tras décadas, al ayudar a superar desastres naturales y el declive de las industrias azucarera y de la confección.
"Quisiéramos que las fronteras se abran pronto para retomar todos el trabajo", señaló Ben Danford, un guía turístico que capea la situación trabajando en la agricultura.
Australia y Nueva Zelanda representan el 70% del turismo fiyiano, dijo a la AFP Jim Saukuru, director de la residencia Treasure Island, en las islas Mamanuca. Tuvo que despedir a 130 empleados y quedan sólo 14.
“El sector del turismo está en punto muerto”, se lamenta.