Cuando Dung Nguyen dejó su Vietnam natal para irse a Serbia, pensaba trabajar con una empresa alemana, pero su pasaporte fue confiscado cuando llegó al lugar en el que se estaba construyendo una fábrica china, donde ha tenido que lidiar con unas dolorosas condiciones de vida.
La situación en el sitio de construcción y las artimañas usadas para atraer obreros han sido motivo de atención esta semana en la prensa de ese país de los Balcanes.
Nguyen, de 37 años, y cientos de trabajadores vietnamitas más hicieron una huelga de un día, una rara manifestación social en las empresas de China y Serbia.
En los últimos años, China ha invertido miles de millones de dólares en los Balcanes, donde su influencia ha crecido considerablemente.
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Serbia, que desde hace años trata de mantener un equilibrio entre oriente y occidente, ha levantado la mano para obtener los beneficios de las "nuevas rutas de la seda" de China.
Pero los defensores de derechos humanos acusan a Belgrado de cerrar los ojos ante las condiciones de vida que ofrecen las empresas chinas y sus proyectos contaminantes.
Los obreros vietnamitas trabajan en la construcción de una fábrica de llantas de la empresa china Linglong, un proyecto emblemático de las inversiones de Pekín en Serbia, en la ciudad norteña de Zrenjanin.
Según Nguyen, las condiciones de vida y trabajo son insostenibles, totalmente contrarios a las promesas que le hicieron cuando fue contratado.
“Uno vive como si estuviera en prisión. Los chinos se quedaron con nuestros pasaportes cuando llegamos”, contó el vietnamita a AFP, en un mensaje de video enviado desde la fábrica.
"No puedo hablar más, temo que mis palabras tengan consecuencias para los otros", admitió.
Se han contratado agentes de seguridad privados para impedir que la prensa ingrese al sitio, constató un periodista de AFP.
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Pero en imágenes divulgadas por la televisora regional N1 se observa a los trabajadores amontonados en dormitorios.
Las oenegés serbias A11 y ASTRA publicaron esta semana un informe tras visitar los sitios, para exigir “acciones urgentes” por parte de las autoridades.
"Un gran número de hechos verificados convergen en la posibilidad de que los trabajadores sean víctimas de tráfico de personas", señala el informe.
Según esas organizaciones, los trabajadores vietnamitas no tienen calefacción, electricidad ni agua caliente.
“Las condiciones son de lejos insuficientes para albergar seres humanos. No creo que sea exagerado decir que algunas personas no tendrían así a sus animales”, declaró a N1 Danilo Curcic, abogado de derechos humanos.
Según A11, es la tercera huelga en seis meses en esa obra. Las dos anteriores fueron por salarios impagos y la falta de alimento.
“Es inaceptable que un país candidato a la Unión Europea (UE) parezca tolerar eso en su territorio y guarde silencio sobre casos de posible trabajo forzado en Europa”, declaró a la AFP la eurodiputada Viola von Cramon.
La empresa Linglong dijo en un comunicado que está en contacto con las autoridades, aunque agregó que no contrata directamente a los vietnamitas y que fueron reclutados por un subcontratista chino.
“La única obligación de Linglong con sus subcontratistas es la de pagar una compensación por el trabajo realizado en los términos del contrato”, indicó la empresa en el comunicado.
De su lado, el Ministerio vietnamita de Relaciones Exteriores declaró que no ha recibido información sobre "violencia o hacinamiento" en el sitio, pero dijo que sigue la situación de cerca.
Desde hace muchos años, a Europa han llegado multitud de migrantes vietnamitas en busca de una vida mejor.
En 2019, los cuerpos de 39 ciudadanos de ese país fueron encontrados en el Reino Unido, dentro de un camión frigorífico, un caso que sacó a la luz la acción de las redes de migración clandestinas, que prosperan a expensas de la esperanza de las familias pobres.
Las autoridades serbias han minimizado las acusaciones de maltratos en Linglong.
La primera ministra, Ana Brnabic, dio a entender que se trata de una conspiración contra inversiones chinas en Serbia.
Años atrás, el presidente serbio Aleksandar Vucic reafirmó los vínculos de su país con Pekín, que calificó como una "amistad de hierro".
Las inversiones chinas continúan siendo una prioridad, aseguró Vucic tras la huelga.
“¿Qué quieren? ¿Destruir una inversión de $900 millones”, preguntó el viernes. “Si los vietnamitas necesitan ayuda, los ayudaremos, pero no vamos a acosar a los inversionistas”.