El telón vuelve a levantarse esta semana en los teatros británicos, después de un año de cierre por la pandemia del COVID-19, una luz de esperanza para un sector cultural maltrecho.
Denise O'Brien, una profesora universitaria de 49 años, aprovechó la ocasión para ir el lunes al Bridge Theatre de Londres, donde los espectáculos se han reanudado. "Estamos realmente en un entorno bajo control. Siempre me ha gustado el teatro, el sector se morirá si no vamos", declaró a la AFP.
Heather Alderson, de 56 años, que trabaja en la publicidad, desafió la lluvia y salió de trabajar una hora antes para ir al teatro por primera vez en 12 meses.
Hay mil maneras de contar una historia, "pero nada mejor que el teatro por la inmersión y el hecho de que es en vivo", dice.
"La ratonera" de Agatha Christie, récord mundial de longevidad en cartelera, resurgió el lunes en el West End de Londres, el distrito de los teatros.
El musical "Los Miserables" se reanudará el jueves en el Sondheim Theatre y "El sueño de una noche de verano" de Shakespeare lo hará el miércoles en el Teatro Globe.
El cierre de los teatros ha puesto en peligro miles de puestos de trabajo a lo largo de 2020, un año marcado por las restricciones.
Pero a pesar de la reapertura, muchas salas no recibirán espectadores por el momento debido a que las medidas de distanciamiento merman la rentabilidad de algunos espectáculos.
Solo un tercio de los teatros del West End prevén reabrir.
“Esperanza”
"Lo único que queremos es poder abrir de nuevo completamente, pero ya es genial poder hacerlo parcialmente", declaró a la AFP Julian Bird, director general de la Sociedad de Teatros de Londres y de la organización UK Theatre.
Anteriormente él estimó que el 70% de los teatros se exponen a la bancarrota sin un apoyo del Estado. Un estudio para la Federación de Industrias Creativas predijo la pérdida de 200.000 empleos si el gobierno no interviene. El Ejecutivo ha desembolsado casi 1.600 millones de libras esterlinas (1.860 millones de euros, 2.260 millones de dólares) para el sector cultural.
Ahora Julian Bird es más optimista sobre el futuro del teatro y del West End, que en 2019 atrajo a más de 15 millones de visitantes y un volumen de negocio de casi 800 millones de libras (928 millones de euros, 1.128 millones de dólares).
"El panorama es ambivalente, pero no tan malo como cabría esperar", declaró. "Se han aprendido muchas cosas sobre el covid y estoy orgulloso de que los teatros sean seguros", comentó.
Según él, "llegan nuevos espectáculos", la creatividad se ha mantenido.
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El apoyo del gobierno ha permitido que algunas estructuras se mantengan a flote, pero los trabajadores independientes, que representan alrededor del 70% de los empleados del sector, se han visto muy afectados por los confinamientos y su situación precaria.
Robbie Butler, un técnico en iluminación de 27 años, trabajaba en el West End antes de la pandemia.
Pero sus ingresos bajos lo obligaron a aceptar otros trabajos y a mudarse con su familia a Glasgow para poder llegar a fin de mes.
"Es difícil planificar con todo lo que ha sucedido durante el año pasado", declaró a la AFP. "Después de un tiempo es frustrante, sientes que te tratan con desdén".
Pero la reapertura progresiva de la sociedad y de la economía suscita esperanza. “Los contratos empiezan a llegar y el teléfono vuelve a sonar. El mundo empieza a funcionar de nuevo”, afirma Butler, “aunque también hay aprensión”.