Hace un par de décadas atrás, pasar por el frente de Tienda La Gloria significaba ver en los ventanales un despliegue de las telas que estaban en tendencia; era el indicador de la moda textil. Ingresar al edificio era sumergirse en un mar de colores y texturas pero, actualmente, ese departamento es el gran ausente de la historia que marcó a este comercio departamental.
Hoy los ventanales acogen las prendas que forman parte del portafolio y los anuncios de las empresas que le alquilan a La Gloria un espacio para vender sus productos dentro del edificio. Ingresar en el 2022 representa encontrarse de frente con los artículos de la empresa, pero si da una leve mirada hacia la derecha lo reciben los perfumes y maquillajes de las compañías que pagan por una zona.
Si va más allá de la entrada, pasará en medio de ropa, pijamas, medias, sombreros, pero notará más marcas que alquilan una ubicación exclusiva dentro de La Gloria. Ahí encontrará la zapatería Del Barco, por ejemplo.
Con seguridad no podemos afirmar qué música escuchaban los colaboradores de la empresa hace 120 años pero hoy, mientras el gerente general Juan Carlos Crespo se dispone a enseñarle al equipo de EF los departamentos de la tienda, suena de fondo Billie Eilish seguida de Taylor Swift y más cantantes actuales que dejaron de escucharse en el quinto piso que alberga las oficinas administrativas.
LEA MÁS: Auge de la costura y venta al detalle confeccionan un nuevo patrón para los negocios textiles
Desde el 2004 La Gloria frenó la venta de telas conducido por la reducción del sector costurero; de esta manera la tienda se desprendió de una parte de su historia. Sin embargo, los ajustes en su portafolio no dejaron fuera los uniformes escolares que también alimentaron el músculo de la compañía que desde sus orígenes se cataloga como tienda departamental.
“A principios del 2000 (arranque del nuevo siglo) pasamos una situación complicada financiera a lo interno de la empresa y nos agarró en una época que la situación mundial no estaba tan caótica y gracias a Dios pudimos salir adelante; entramos en un convenio preventivo de acreedores en ese momento”, recordó Juan Carlos Crespo, gerente de La Gloria.
LEA MÁS: Yamuni intenta que los consumidores no la dejen en el olvido
Luego, para diversificar el portafolio se aliaron en el 2003 con unos socios venezolanos e iniciaron un modelo de negocio de ofertas y pasaron a llamarse Mundo La Gloria, pero al finalizar ese año los números reflejaron que ese no era el camino y la alianza finalizó.
Esa transición para sobrevivir en el mercado orilló a La Gloria a quedarse únicamente con una de las cinco tiendas, la que se ubica en la Avenida Central de San José. Lo que parecía el final de la empresa familiar se convirtió, casi 20 años después, en la escuela para enfrentar la pandemia y crisis de los contenedores.
“Eso nos obligó a no tener deudas con bancos, a tener una administración de flujo de caja eficiente porque no teníamos financiamiento de ningún tipo. Todas esa escuela sobre cómo administrar en situaciones de crisis fue la que nos permitió salir adelante en medio de la pandemia porque habíamos aprendido a funcionar con una estructura de gastos mucho más pequeña”, aseguró Crespo.
La Gloria no es la única tienda centenaria departamental que dejó de ofrecer uno de sus productos distinguidos; Yamuni, con 121 años, se sumó a la eliminación de su sección de telas. Bajo esta modalidad de tienda hay casos que mantienen la oferta de telas dentro de su catálogo como Pague Menos, pero el departamento representa menos de la mitad del área comercial.
“Lo que le digo es lo que siento en mi corazón: estamos en modo supervivencia. Pero yo diría que de junio en adelante estamos cambiando la marcha porque seguimos vivos y ahora estamos en modo planificación"
— Juan Carlos Crespo, gerente Tienda La Gloria.
Sin embargo, empresas que se dedican exclusivamente a la venta de textiles como Lazaro y La Ópera mantienen el norte de su oferta en la misma dirección. La Gloria prefirió entrar con fuerza en la venta de ropa para asegurarse un mercado que, aunque se mueve por modas, siempre está activo.
La Gloria, al ser una tienda departamental, vio más favorable trabajar con fuerza en la diversificación de los departamentos de ropa, damas, caballeros, juvenil y hogar, que apostar por una sección de telas que poco a poco se reducía.
“Cuando entra todo el concepto de fast-fashion y tenés un Zara, Forever 21 y Mango invadiendo el mundo y que le dan a la gente moda instantánea mensual, entonces, ¿qué va a estar la gente pidiendo costuras?”, señaló Crespo.
La historia de La Gloria se sale de la teoría que se dicta sobre las empresas familiares en el mundo, donde ocho de cada diez no sobreviven a la tercera generación. Juan Carlos Crespo es la cuarta generación que comanda la dirección de la tienda que creó el tío de su abuelo (Santiago Crespo) en los albores de 1902.
¿Una raya más al tigre?
“Nosotros entramos a la crisis (pandemia y contenedores) habiendo hecho una implosión en la que cerramos tiendas, bajamos inventario, concentramos todo y formamos alianzas muy fuertes con proveedores”, comentó Crespo.
Actualmente las ventas de la compañía no llegan a los niveles prepandemia, pero se acerca a una recuperación de 40%. La covid-19 provocó una reducción de 60% en las entradas económicas de la empresa de la familia Crespo y ocasionó la reducción de la jornada laboral y en algunos casos la suspensión del contrato.
El cierre de los comercios vecinos alimentó la reducción de los ingresos porque son las personas que trabajan cerca o que transitan por la Avenida Central quienes pasan al establecimiento a comprar desde ropa interior hasta zapatos. Además, las ventas en línea no son el fuerte de esta empresa donde solamente representan el 4%.
“La gente ya no tenía que comprar ropa para salir y eso nos obligó a reducir la oferta. Pasamos de cuatro pisos de ventas a tres y luego dos. Los dos restantes los cerramos”, dijo el gerente. Pero ese cierre es temporal y dará espacio a mercadería específica por épocas claves como lo es Navidad y la época escolar.
“Tenemos dos marcas escolares propias, una la fabricamos a nivel local y se llama Power School. La otra se llama Jarcor y la fabricamos en China”.
— Juan Carlos Crespo, gerente de La Gloria.
Cuando las temporadas fuertes acaben y esos dos pisos disponibles vuelvan a quedar vacíos, el espacio lo prestarán para actividades privadas sin cobrar colón alguno. Bingos y reuniones de fanáticos de Star Wars se reunirán próximamente en esos pisos para compartir en el centro de San José.
¿Qué gana una empresa dando alojamiento a actividades privadas que incurren en gastos de electricidad y agua sin pagar nada a cambio? Pues se debe a una estrategia de mercadeo. Para llegar al tercer o cuarto piso el público debe atravesar la tienda, y será esa la estrategia para poner a la vista productos que despierten el interés de esos nichos, ya sea ropa con temáticas de películas o de señora, depende del perfil al que se enfoque la actividad.
“Si usted ve los edificios alrededor de San José, del segundo piso para arriba está todo vacío; es muy difícil comercialmente trabajar más arriba del segundo piso. Entonces si yo logro atraer gente aquí de públicos distintos podemos mostrarnos a distintos perfiles”, mencionó Crespo.
Una de las estrategias que usa La Gloria para llegar al público joven que cree que la empresa solamente existe para ropa de señor y señora, es usar la redes sociales para anunciar los productos más frescos y juveniles.
¿Llegará a una quinta generación?
Es imposible ignorar que dentro de esta tienda departamental cohabitan empresas a las que La Gloria les alquila un espacio para que vendan sus productos. Los zapatos Del Barco, Super Salón, la tienda de relojes Marka y una zona de cosméticos y perfumería de alta gama integran la oferta de la centenaria.
Poco a poco más empresas se insertan en las instalaciones y abarcan espacios estratégicos de todo punto de venta: la entrada. Lo mismo sucede en tienda Universal en donde la entrada principal del establecimiento en San José lo adornan los perfumes y maquillajes.
A Crespo no le da temor que la empresa que fundó su familia cuatro generaciones atrás reduzca su tamaño para dar vida a nuevos negocios porque, para él, la identidad se va transformando.
“La visión que tenemos hacia adelante es intensificar el uso del espacio de la tienda invitando diferentes categorías, por ejemplo, puede ser el tema de comidas y armar un tipo de mercadito gastronómico”, adelantó Crespo.
Hasta el momento no se tiene un panorama claro si algún miembro de la quinta generación tomará las riendas de la empresa, por lo que Crespo no se cierra a que en el corto plazo dejen atrás el chip departamental y ofrezcan el servicio a terceros.