Los alrededor de 50.000 trabajadores de General Motors (GM) en Estados Unidos ratificaron el 25 de octubre un nuevo contrato laboral con la empresa automovilística y levantaron su huelga más extensa en casi 50 años.
“Con la ratificación del contrato, la huelga de los miembros de la UAW terminó y los asalariados pueden retomar el trabajo según las consignas de General Motors”, anunció en un comunicado el poderoso sindicato UAW, que convocó a este movimiento social que paralizó las fábricas de GM desde el 16 de setiembre.
"Ahora podemos avanzar y concentrarnos en nuestras prioridades, que son la seguridad y la construcción de autos de buena calidad para nuestros clientes", dijo la directora de GM, Mary Barra, citada en otro comunicado.
UAW iniciará negociaciones con Ford el lunes y luego seguirá con Fiat Chrysler, dijo Brian Rothenberg, portavoz del sindicato.
La industria automovilística, uno de los pulmones industriales de Estados Unidos, conoce un momento difícil: este año se espera una caía de las ventas, luego de los récords registrados desde 2014, según señaló Standard and Poor's.
División entre los legisladores
El acuerdo incluye el pago de un bono de $11.000, aumentos salariales de 3% por año durante los cuatro años del nuevo contrato y una congelación de los costos del seguro médico, según comunicados de GM y del sindicato UAW. Los trabajadores a tiempo parcial percibirán un bono de $4.500.
GM invertirá $7.700 millones en sus fábricas estadounidenses, lo que le permitiría generar 9.000 empleos, confirmó la empresa.
A cambio, el constructor obtuvo la autorización para cerrar tres fábricas, en los estados de Maryland, Michigan y Ohio, cuya clausura ya había sido anunciada.
El grupo podrá cerrar una cuarta planta, en California, pero el UAW logró salvar la fábrica de Detroit Hamtrack, que producirá una pickup eléctrica y baterías para los automóviles eléctricos.
A un año de las elecciones presidenciales, en las que el futuro de esta industria será uno de los temas dominantes en los debates, las reacciones de los políticos no se hicieron esperar.
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Debbie Stabenow, senadora demócrata de Michigan, calificó de "buena noticia" el acuerdo y comentó que "los trabajadores de Michigan integran la clase media de este país y hacen que la economía sea un poco más sólida cada día".
"Es un día triste para la gente de Lordstown", deploró en cambio su colega Sherrod Brown, senador demócrata del estado industrial de Ohio, afectado por el cierre de una de las fábricas.
"Los miembros de General Motors hablaron", dijo el dirigente sindical Terry Dittes, que elogió a los huelguistas por su "actitud de sacrificio y valentía" que también permitió a que en adelante los trabajadores temporales recorran más rápido el camino para tornarse permanentes.
Michigan y Ohio son dos estados industriales que se inclinaron por Donald Trump en las elecciones de 2016, seducidos por las promesas del republicano de frenar las deslocalizaciones de empresas y promover el Made in America (hecho en Estados Unidos).
El costo de la huelga
Los asalariados sindicalizados de GM reclamaban alzas salariales y el mejoramiento de la situación de los empleados contratados luego que el gobierno de Barack Obama rescatara al grupo en 2009 y evitara su quiebra.
La huelga afectó también a las fábricas canadienses y mexicanas del propietario de Chevrolet, Cadillac, GMC y Buick, así como a sus proveedores.
El grupo estadounidense Lear Corporation, que abastece en asientos y en sistemas electrónicos a GM, advirtió el viernes que sus ventas en 2019 se reducirán al menos 8% en relación al año anterior, porque, según dijo, cada semana no trabajada costó entre $70 y $75 millones en volumen de negocios.
Según analistas, a GM, que produce unos 8.400 vehículos diarios en Estados Unidos, cada día de huelga le costó unos $100 millones.
La factura de este movimiento social, que condujo al seguro de desempleo a unos 10.000 trabajadores en Canadá y México, sería divulgada tras la publicación de los resultados del grupo en el tercer trimestre, prevista para el 29 de octubre.
Las concesiones al sindicato podrían afectar la estrategia del grupo, centrada en el desarrollo de los automóviles eléctricos y autónomos, temen los observadores. El gigante de Detroit previó duplicar las inversiones en esos vehículos en los próximos años.