La Unión Europea (UE) debe anunciar el miércoles medidas para tornar ambientalmente sostenibles los vuelos dentro del bloque, con un impuesto al queroseno que las empresas temen tendrá efectos funestos en materia de competencia.
El sector aeronáutico no esconde su alarma ante las medidas que presentará la Comisión Europea como parte de su plan climático para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE en un 55% para 2030 respecto a 1990.
En ese cuadro, el sector de transporte aéreo representa alrededor del 3% de las emisiones europeas.
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En el borrador de uno de los 12 textos legislativos, consultado por AFP, la Comisión Europea considera que la ausencia de impuestos al queroseno para el transporte aéreo “no es coherente con las políticas climáticas”.
Por lo tanto, la Comisión se proponer gravar el queroseno para los vuelos dentro de la UE (incluidos los vuelos nacionales), y los impuestos aumentarían gradualmente durante diez años antes de alcanzar la tasa completa.
Los gravámenes se basarían en el desempeño energético y ambiental del queroseno, para alentar a las empresas a adoptar combustibles "sostenibles", mezclados con una pequeña parte de biocombustibles que permanecerían libres de impuestos.
En una medida separada también se espera que la Comisión aumente el objetivo, todavía muy modesto, de utilizar "combustibles sostenibles".
Advertencias sobre la competencia
Estas propuestas serán negociadas entre los eurodiputados y los Estados miembros de la UE.
Bélgica, Luxemburgo y Austria ya han asegurado su apoyo en una carta abierta pidiendo "una aplicación inmediata" de un impuesto al queroseno en la UE y piden que se promueva la misma medida a nivel internacional.
Pero en una carta a la Comisión Europea, 11 empresas de la UE (incluidas Air France / KLM, Lufthansa y TAP) y la Federación Europea de Trabajadores del Transporte expresaron su alarma por una "distorsión de la competencia".
"Cada medida podría aumentar considerablemente la ventaja competitiva de las empresas no europeas y de los hubs/aeropuertos de fuera de la UE", en beneficio de empresas de Turquía, el Golfo Pérsico, incluso chinas y rusas, advirtieron.
En la opinión del experto Laurent Donceel, de la Federación A4E (Aerolínas por Europa), estas medidas apenas ayudarán a "trasladar las emisiones de carbono a otras regiones".
El rol de los biocombustibles
En su carta, las empresas europeas estiman que el plan "debilitaría las capacidades financieras" para renovar sus flotas con dispositivos más económicos, o para invertir en tecnologías más limpias.
Las organizaciones medioambientales, por su parte, consideran que las medidas son insuficientes.
El grupo Greenpeace critica las "tasas impositivas demasiado bajas, aplicación demasiado lenta, jets privados y fletes exentos de impuestos".
Para el eurolegislador centrista francés Dominique Riquet, "aparte del queroseno, un combustible fósil, no hay otra forma de hacer volar los aviones".
"Los biocombustibles siguen siendo extremadamente marginales" y su modo de producción, que ocupa enormes áreas agrícolas y alimenta la deforestación, "es muy controvertido", añadió.
El mercado no espera un avión movido a hidrógeno hasta dentro de unos 15 años, y el avión eléctrico sigue estando limitado por el rendimiento de las baterías actuales.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) anunció por su parte que se "opone en forma fundamental" a un impuesto al queroseno dentro de la UE.
Su vicepresidente de medio ambiente, Sebastian Mikosz, durante una videoconferencia el jueves, pidió incentivos nacionales para producir combustibles "verdes" y defendió el programa global de compensación de carbono del sector.
En su visión, esto debería reducir el crecimiento de las emisiones del transporte aéreo en un 77% en comparación con 2019, de forma voluntaria y “mucho más eficiente que los impuestos”.