La inteligencia artificial generativa (IA gen) ha traído toda una revolución en los entornos laborales, capacitando a los profesionales para crear trabajos de alta calidad en plazos más cortos.
Utilizar la IA gen en la redacción de evaluaciones de desempeño, la generación de ideas o la creación de correos electrónicos, entre múltiples usos, conduce a resultados más eficientes y de mayor calidad.
Sin embargo, una nueva investigación ha descubierto una inconveniente: aunque la IA gen potencia la calidad y optimiza el rendimiento inmediato de las tareas profesionales, puede disminuir la motivación de los empleados e incrementar la sensación de aburrimiento al realizar tareas sin esta “ayuda” tecnológica.
El estudio fue realizado en la Universidad de Zhejiang, China, por los investigadores Yukun Liu, Suqing Wu, Mengqi Ruan, Siyu Chen y Xiao-Yun Xie; y difundido por Harvard Business Review.
La investigación tuvo más 3.500 participantes, quienes realizaron tareas profesionales reales, como escribir publicaciones en Facebook, generar ideas y redactar correos electrónicos, con IA gen y sin ella.
Luego se evaluó el rendimiento en la tarea y las experiencias psicológicas de los participantes, incluyendo su sensación de control, motivación intrínseca y niveles de aburrimiento.
Los hallazgos del estudio dejan ver dos resultados contrastantes de la colaboración entre humanos y la IA:
- Mejora inmediata del rendimiento: la IA mejoró la calidad y la eficiencia de las tareas. Por ejemplo, las evaluaciones de rendimiento redactadas con AI fueron más largas, más analíticas y mostraron un tono más útil; los correos electrónicos tendieron a usar un lenguaje más cálido y cercano, con más empatía y conexión social, en comparación con los escritos sin asistencia de IA. Esto demuestra cómo la AI puede ayudar a los trabajadores a obtener resultados pulidos, atractivos y bien estructurados.
- Costos psicológicos: Los participantes que colaboraron con IA en una tarea y luego pasaron a otra sin asistencia reportaron sistemáticamente una disminución de la motivación intrínseca (11% en promedio) y un aumento del aburrimiento del 20% en promedio. En contraste, quienes trabajaron sin IA mantuvieron un estado psicológico relativamente estable.
En resumen, si bien el uso de herramientas de IA genérica puede resultar productivo y empoderador al principio, puede hacer que los trabajadores se sientan menos comprometidos al cambiar a tareas que no requieren el apoyo de IA, una realidad común en flujos de trabajo donde no todas las tareas pueden o deben ser asistidas por IA.

Los motivos
¿Por qué la IA puede bajar la motivación de los trabajadores? “La colaboración con la IA genérica puede eliminar las partes cognitivamente más exigentes de una tarea, a menudo los aspectos que hacen que el trabajo sea estimulante y personalmente gratificante”, explican los autores del estudio en el artículo publicado por Harvard Business Review.
Añaden que la IA reduce inicialmente la sensación de control de los trabajadores, es decir, la sensación de ser el principal responsable del trabajo. Cuando las personas sienten que no controlan completamente el resultado, su conexión con la tarea baja.
“Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para el futuro del trabajo. Si bien la IA de última generación puede ayudar a las organizaciones a lograr mejoras de rendimiento a corto plazo, su uso excesivo puede tener consecuencias a largo plazo para el bienestar psicológico de los trabajadores”, advierte el estudio.
El riesgo que se corre, explican, es que si los empleados recurren constantemente a la IA para tareas creativas o desafiantes, pueden perder oportunidades para perfeccionar su pensamiento creativo, sus habilidades de resolución de problemas y su sentido de logro, factores clave para el desarrollo personal y profesional.
El “beneficio” del estrés
Para Ramiro Casó, profesor e investigador senior de Incae, los hallazgos del estudio validan uno de los conceptos más populares en psicología en los últimos años: el concepto de Flow, propuesto por Mihaly Csikszentmihalyi.
“Flow es un estado psicológico en el que los desafíos de una tarea coinciden con tus habilidades. Cuando las personas experimentan flow, sienten un intenso placer, marcado por una gran concentración y por la sensación de perder la noción del tiempo. Flow es un indicador de involucramiento y en mis clases y charlas suelo hablar mucho sobre este, pues es un indicador de crecimiento”, explicó Casó, licenciado en Psicología y MBA de Incae.
Según el experto, cuando los seres humanos estamos aprendiendo algo, nos vamos desafiando poco a poco, saliendo de la llamada “zona de confort” y elevando la exigencia de la tarea ligeramente por encima de nuestras habilidades.
“Ese momento de estrés es incómodo, a veces en extremo, pero si resistimos en esa tarea un tiempo, atendemos el feedback y vamos modificando nuestra conducta, eventualmente llegaremos a elevar nuestro nivel y volver a entrar en flow. Ahí habremos crecido”, destacó.
Casó agrega que es posible que, al eliminar toda fricción, la IA este robando a los trabajadores esa oportunidad de crecimiento, y eso debe explicar la falta de motivación.
“Creo que la conclusión es clara: necesitamos una dosis sana de estrés (el estrés bueno lo llamamos en psicología “Eustres”), de “dolor”. Necesitamos los errores, meter las patas, caernos de la bicicleta. Sin eso, no hay posibilidad de crecer. Y pocas cosas son tan sabrosas como sentir que estamos progresando”, concluyó.