La venta a granel va sumando seguidores en el país. Esta práctica presenta ventajas para consumidores y comercios, por ejemplo:
- -Disminución del uso de plástico desechable.
- -Adquisición de la cantidad exacta con menor desperdicio, un caso puede ser para recetas.
- -En algunos casos el precio es mucho menor (en alimentos esto depende, entre otras cosas, de si el producto es orgánico o no)
- -Se pueden probar los productos, lo que reduce el riesgo de adquirir algo con expectativas equivocadas.
Por otro lado, el principal riesgo es enfrentar dificultades para la manipulación o para asegurar la inocuidad.
Aunque en el país ha existido oferta de productos genéricos en diferentes modalidades de venta a granel, algunos proyectos previos a esta ola de conciencia ambiental fallaban en sus procesos de inocuidad o aseguramiento de la calidad.
Fernanda Morales, CEO de la tienda Cúrcuma, de hierbas y especias, afirmó que en su negocio se descartó la posibilidad de vender a granel porque “la contaminación cruzada es un hecho”.
“Los clientes que vienen de la calle, no siempre vienen con las manos limpias. Las cucharas son un foco de bacterias. Hemos hecho un par de estudios en productos que han sido manipulados a granel (10 gramos a 100 gramos) y efectivamente tienen de todo”, aseguró.
Morales comentó que en Cúrcuma, aunque la naturaleza de su oferta se adaptaba a la venta a granel, optaron por desarrollar una planta de empaque con bolsas biodegradables, para mantener el concepto ambiental. En la tienda mantienen los productos en recipientes herméticos, libres de BPA, y aseguran una correcta manipulación.
De lo contrario, con prácticas incorrectas, se podría favorecer la diseminación de enfermedades. Esto es particularmente sensible para productos en los que se pasa de la compra al consumo sin procesos de limpieza o cocción.
Sin bolsas plásticas
Los comercios suelen ofrecer bolsas de papel complementarias para los clientes que no llevan recipientes. Otra opción es la venta de bolsas de tela o de contenedores reutilizables.
Quienes llevan sus recipientes, en la mayoría de los casos deben colocarlos en la báscula, ajustarla para que marque en cero con el peso del envase, y luego colocar ahí sus productos.
Fuente: Comercios consultados por EF