En Costa Rica la oferta de vuelos internos itinerados ha estado concentrada en pocas manos y no ha cambiado con el pasar de los años. Son escasas las compañías que ofrecen la posibilidad de que tanto nacionales como extranjeros se trasladen por aire a sitios turísticos destacados.
El turista local no está tan habituado a volar internamente: el hecho de que las distancias sean manejables por tierra y precisamente la poca oferta de vuelos ha provocado que no haya una masificación y se mantenga la preferencia de los desplazamientos por carretera.
Asimismo, los precios de los tiquetes parecen ser otro factor que podría alejar al costarricense de conocer su propio país volando. Con este panorama, pareciera que los extranjeros siguen siendo el público meta de los vuelos internos, no solo por su poder adquisitivo sino porque lo consideran ideal para conocer más destinos en menos tiempo.
Cuando se habla de vuelos dentro de Costa Rica, la referencia es Sansa y es posible que usted crea que no haya ninguna otra opción. La respuesta es que sí, actualmente hay dos empresas que se dividen el mercado, pero en algún momento fueron más.
Además, actualmente hay 18 compañías que ofrecen servicios de vuelos especiales o charters, pero que no tienen rutas fijas preestablecidas.
¿Qué ha pasado con las aerolíneas domésticas? ¿Cuántas operan actualmente y por qué no han surgido nuevos participantes? El Financiero investigó cuánto ha cambiado el panorama durante los últimos años.
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Hay tres factores que son fundamentales para entender la evolución de esta historia y cómo llegamos a la situación actual, le explicamos.
El accidente que lo cambió todo
El 31 de diciembre de 2017 una aeronave de Nature Air se estrelló durante un vuelo de Punta Islita al aeropuerto Juan Santamaría, diez pasajeros estadounidenses y los dos pilotos costarricenses fallecieron. La aeronave tuvo problemas al momento de despegar y sufrió el percance.
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Apenas dos semanas después del incidente, la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) suspendió las operaciones de la aerolínea. En ese momento habían salido de la empresa el director de operaciones y los jefes de seguridad y entrenamiento, por lo tanto, al no contar con personal suficiente para cubrir las rutas, se le retiró su licencia para funcionar.
Aviación Civil insistió en que el accidente no había sido el detonante de esa decisión.
Nature Air era la empresa con la que Sansa competía en ese momento. Previo al incidente volaban a 13 destinos en territorio nacional y dos fuera de nuestras fronteras (Bocas del Toro y Managua).
Con este incidente, también se redujo la afluencia de pasajeros que prefirió volar internamente. Esa fue una de las causas de la desaparición de algunas compañías. Fue solo el inicio.
Meses después vino el cierre total del segundo participante del mercado, dejando solo a Sansa y a la espera de otro de los golpes que vendría para la industria.
La rebaja en la calificación de seguridad
En mayo de 2019, la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés), bajó la calificación de seguridad aérea de Costa Rica de categoría 1 a nivel 2.
Las autoridades norteamericanas señalaron como causas para tomar esa decisión que Costa Rica no tenía la legislación requerida para supervisar que las compañías aéreas operaran de acuerdo de acuerdo a las normas internacionales mínimas. Pese a que en su momento no dieron muchas explicaciones, los representantes nacionales del sector aseguraron que el accidente de Nature Air no tuvo nada que ver.
Esto fue como un balde de agua fría para la industria aeronáutica. Con la pérdida de confianza de la FAA se encareció el trámite para asegurar las aeronaves y esto consecuentemente elevó el gasto de operación de las empresas.
Inclusive para las empresas que en ese año estaban funcionando, esta medida fue otro clavo en su ataúd, debido a que también debían pagar los créditos por los nuevos aviones que estaban trayendo al país.
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En febrero de 2021, después de varias acciones del gobierno de Carlos Alvarado, la FAA devolvió la máxima calificación al país, lo cual trajo tranquilidad al país.
Los despegues frenados por la pandemia
Después de que Aviación Civil suspendió el permiso para operar a Nature Air, el mercado quedó prácticamente concentrado en manos de Sansa por varios meses, solamente compartía las pistas con empresas que volaban de manera privada (viajes no itinerados regularmente).
EF envió consultas al gerente comercial de Sansa, sin embargo, al cierre de edición no respondió.
No fue hasta la segunda mitad de 2018 cuando empezaron a aterrizar los competidores de forma agresiva, pero ese auge no duraría mucho, ya que la pandemia fue la causante de que esas empresas no pudieran resistir en el mercado. La crisis sanitaria fue el tercer elemento que provocó la reducción de la oferta.
La primera empresa en presentar sus cartas fue Aerobell, que para ese año era reconocida por su experiencia ofreciendo cursos de aviación y vuelos privados. Por lo tanto, ampliaron su portafolio de servicios con la inclusión de los viajes itinerados.
En aquel momento salieron al mercado con servicios desde el aeropuerto Tobías Bolaños a Tortuguero, Tamarindo, Tambor, Quepos, Bahía Drake, La Fortuna y Puerto Jiménez y el plan era ampliar los destinos incluso fuera de Costa Rica. Como parte de su oferta de lanzamiento, los boletos por vía tenían un costo de $45.
Los vuelos internos itinerados de Aerobell fueron otra de las víctimas de la pandemia pues la empresa tuvo que suspenderlos y redefinir su negocio.
Algunos meses después se dio a conocer que Costa Rica Green Airways se convertía en otra alternativa para vuelos internos. La compañía inició sirviendo la ruta entre San José y Tambor con tres vuelos diarios, pero ya tenía en planes la apertura de destinos adicionales como Quepos y Nosara.
En cuanto a los precios de tiquetes, rondaban $98 por vía. La aerolínea tardó más de dos años planificando su lanzamiento como compañía hermana de Carmonair Charter.
“En la pandemia me sostuve con los ahorros de la familia y puse mis aviones a disposición de diversas autoridades para sacar personas del país durante la crisis, pagando medio tiempo al personal. Desde ejecutivos hasta convictos transportamos en aquella época, pagaran lo que fuera por un vuelo charter”, dijo Everardo Carmona, dueño de Costa Rica Green Airways.
Para el empresario su prioridad siempre fue la seguridad y por eso después de lo acontecido con Nature Air se ha dedicado a que sus pilotos y unidades cumplan con las regulaciones establecidas.
La tercera compañía que intentó atender la demanda de vuelos internos fue Skyway. Inició ofreciendo vuelos charters y desde mediados de noviembre del 2018 se lanzó al segmento de vuelos internos itinerados.
En aquel momento su oferta incluía vuelos a Puerto Jiménez, Quepos, Liberia, Tamarindo, Arenal y Drake a nivel nacional, así como también a Bocas del Toro en Panamá. Cuando salió al mercado, sus precios oscilaban entre los $80 y los $160.
A finales de marzo de 2020 la compañía anunció la suspensión de sus vuelos internos por la situación sanitaria del coronavirus. En principio la suspensión sería hasta el 30 de mayo: “como aerolínea responsable, no queremos ser parte del problema, queremos ser parte de la solución que salvará vidas”, publicó la empresa en sus redes sociales.
Skyway no resistió los efectos de la pandemia y se vio obligada a cerrar operaciones meses después. Inclusive ya no aparece registrada en la lista de compañías autorizadas por Aviación Civil.
TAC Airlines también intentó sumarse a la competencia. Esta compañía inició ofertando charters y solicitó los permisos necesarios para ofrecer vuelos itinerarios a partir de inicios de 2019. Esta compañía de capital guatemalteco consideró volar a Quepos, Liberia, Drake y otros destinos.
Sin embargo, esta fue otra víctima de la crisis sanitaria, pues debió suspender sus servicios en el país, mientras que en Guatemala lo necesario fue la venta de operaciones para su supervivencia.
Y así es como llegamos al panorama que tenemos hoy: un mercado doméstico donde sólo operan Sansa y Costa Rica Green Airways. Según el propietario de la segunda compañía, el sector soportaría por poco tiempo el ingreso de nuevos participantes.
De acuerdo con Carmona, podría generarse una guerra de precios y una distribución de pasajeros que sería perjudicial para las operaciones de las empresas. Además, el tamaño del mercado no es lo suficientemente grande para varios competidores. Vaticina que “una aerolínea puede venir pero no podría sobrevivir por mucho”.
Vuelos internos crecen
De acuerdo con datos de Aviación Civil, actualizados a 2022, la cantidad de vuelos locales han crecido rápidamente después de la pandemia. La entidad los categoriza en su anuario como “Regular y No Regular Local”.
Para ese año, se registraron 39.439 operaciones en total, de las cuales 32.805 se llevaron a cabo en la terminal doméstica del aeropuerto Juan Santamaría. Al comparar los números con 2021 hay un crecimiento del 107%.
Incluso hay un crecimiento del 41,8% contra el 2019, el último año previo a las restricciones sanitarias. Mientras se dan a conocer las cifras de 2023, la expectativa es que los vuelos internos hayan aumentado, de la mano del crecimiento de los internacionales.
Otro indicador para medir este mercado es la cantidad de pasajeros de vuelos locales que han transitado por la terminal del Juan Santamaría. La cifra ha aumentado considerablemente en los últimos años.
¿Son accesibles para el público local?
El turista local no está tan habituado a volar hacia los destinos naturales más reconocidos. El hecho de que las distancias sean manejables por tierra y la poca oferta de vuelos ha provocado que todavía no haya una masificación y se mantenga la preferencia de los desplazamientos por carretera.
Asimismo, los precios de los pasajes parecen ser otro factor que aleja al turista costarricense de conocer su propio país volando.
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Los visitantes extranjeros siguen siendo el principal público meta de los vuelos internos, tanto itinerados como privados, especialmente por el poder adquisitivo del viajero y porque la tendencia es que conozcan más de un destino y se trasladen por aire.
Actualmente en el país hay hasta 13 opciones de vuelos domésticos, ya sea en comerciales o en charters. La gran mayoría tiene como base de operaciones la terminal doméstica del aeropuerto Juan Santamaría. Estas son las rutas.
- Liberia
- Tamarindo
- Nosara
- Tambor
- Quepos
- Bahía Drake
- Puerto Jiménez
- Golfito Palmar Sur
- Limón
- Tortuguero
- San Isidro de El General
- La Fortuna
Por otro lado, el país requiere también de continua inversión en los aeródromos, no solo en las pistas, sino también en la estructura y de las terminales.