La presión política sobre los bancos centrales es solo una parte de la historia. Las propias instituciones, al expandir su poder, podrían haber puesto en jaque su propia autonomía.
Opinión
Opinión | Las superpotencias compiten por los recursos esenciales para el futuro tecnológico y energético. Sin embargo, para los países que poseen estos tesoros, la riqueza podría convertirse nuevamente en una peligrosa maldición.
La IA no es, en sí misma, un riesgo. Lo peligroso es su implementación sin criterios técnicos, éticos y legales.