La empresa Ad Astra Rocket Company celebrará su vigésimo aniversario el 14 de enero de 2025. Fue fundada precisamente en esa fecha hace 19 años para coincidir con la llegada de la sonda Huygens a la superficie de Titán, la luna más grande de Saturno.
Ad Astra (Hacia las Estrellas en latín) nació de un acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) para privatizar la tecnología del Cohete de Magnetoplasma de Impulso Específico Variable (Vasimr® por sus siglas en inglés), un nuevo motor de propulsión espacial que, una vez puesto en marcha, consumiría diez veces menos combustible que cohetes convencionales y, en rutas interplanetarias, podría alcanzar velocidades muy altas, poniéndonos a dos o tres meses de vuelo a Marte en lugar de los ocho o nueve que se requieren hoy. Con tal rendimiento, el Vasimr pondría todo el sistema solar a nuestro alcance.
Ad Astra se fundó como una empresa norteamericana en el Estado de Delaware con domicilio en Texas. La empresa se consolidó rápidamente a finales del 2005, mientras finiquitábamos el acuerdo con la NASA, con la primera inversión de capital privado que nos permitió planificar a más largo plazo y ejecutar.
Una de mis prioridades personales al iniciar la empresa fue establecer un pedacito de Ad Astra en Costa Rica y específicamente en Guanacaste, tierras que llegué a querer desde niño y cuya exuberante belleza me recordaba los llanos venezolanos donde también crecí. La provincia mantenía las tradiciones sencillas y costumbres costarricenses que conocí y valoro desde la infancia y que estaban desapareciendo en el explosivo desarrollo y consumismo del Valle Central.
A finales del 2004, el Dr. José Zaglul, exrector de la universidad Earth y yo, acariciábamos la idea de ubicar una pequeña subsidiaria de Ad Astra en la Finca La Flor, al oeste de Liberia. Doña Marjorie de Oduber, viuda del expresidente Oduber, y su familia, proponían donar la propiedad a la Earth precisamente para crear ahí un polo de investigación tecnológica. El terreno se prestaba para la innovación en planificación urbana y educación en el campo aeroespacial. Además, el nuevo aeropuerto proporcionaba enlace fácil al resto del mundo. La nueva subsidiaria, Ad Astra Rocket Company Costa Rica SRL sería la primera semilla de ese polo tecnológico.
La primera inversión privada a finales del 2005 catalizó nuevas inversiones en los Estados Unidos y atrajo los primeros inversionistas costarricenses. Mi hermano, Ronald Chang fue nombrado gerente y líder de la subsidiaria. Tras la compra de una hectárea en los terrenos de La Flor, la empresa constructora, Chang Díaz y Asociados, propiedad de mis hermanos, asumió la construcción de un nuevo laboratorio que, a su inauguración el 15 de julio de 2006, fue completado en menos de seis meses. Rápidamente conformamos un equipo de jóvenes investigadores costarricenses, algunos con estudios de postgrado y otros que iniciaron con tan solo secundaria y luego se convirtieron en líderes y tecnólogos de primer orden. Una nueva cámara de ultra vacío, única en la región, fue diseñada y construida en Costa Rica y, en diciembre de ese mismo año, entró en operación la primera fuente de magnetoplasma de alta densidad operando a potencias de 13 kW.
Mucho hemos caminado desde que salimos de la NASA y, acercándonos a nuestro vigésimo aniversario, cuando todavía vemos cimas altas en nuestro camino, vale la pena ver hacia atrás y procesar lo que hemos logrado. En Texas, después de completar exitosamente en julio de 2021 el disparo de 88 horas a alta potencia, el Vasimr sigue acercándose a su prueba en el espacio, alimentado por una mezcla de inversión privada, y contratos activos con la NASA –que lo considera como “…el sistema de mayor madurez tecnológica entre las opciones de propulsores espaciales eléctricos de alta potencia…”–. También existen negociaciones para nuevos contratos.
La misión de la subsidiaria costarricense se enfocó primero en apoyar el desarrollo de la tecnología Vasimr; sin embargo, en el 2007, anticipando nuestra incursión en la energía renovable y el hidrógeno, la empresa creó la sociedad Ad Astra Servicios Energéticos y Ambientales (Aasea) en los Estados Unidos, así como una subsidiaria en Costa Rica del mismo nombre. Destacándose Costa Rica en el mundo como líder en el uso de energías limpias, el enfoque de Ad Astra ha sido el uso del hidrógeno para descarbonizar el transporte, uno de los mayores contaminantes del ambiente.
En nuestro camino en Costa Rica hemos ayudado a posicionar al país como pionero en el hidrógeno cero carbono; ayudamos a la creación del Cluster Aeroespacial de Costa Rica, al equipo de jóvenes que desarrollaron el primer satélite costarricense y apoyamos los primeros experimentos en física de plasma del Dr. Iván Vargas y su equipo en el Instituto Tecnológico de Costa Rica.
En el 2019, en colaboración con la empresa norteamericana LeoLabs, participamos en la construcción del primer radar latinoamericano para el rastreo de objetos en órbita terrestre, manufacturando las estructuras de alta precisión del sistema que hoy opera en Guanacaste cerca de la ciudad de Filadelfia. Más recientemente, en colaboración con la asociación Estrategia Siglo XXI en Costa Rica y la Fundación Kellogg en los Estados Unidos, iniciamos la Escuela del Hidrógeno, un programa de becas de capacitación técnica que prepara una nueva fuerza laboral en la tecnología del hidrógeno y abre nuevas oportunidades a la población joven de la Región Chorotega, de escasos recursos y sin educación formal.
Al acercarnos a los 200 años de la anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, celebramos con todas y todos los guanacastecos un evento que le trajo a nuestro país una inmensa riqueza en territorio, recursos naturales, cultura, diversidad de tradiciones y clima. Ha sido un aporte dinámico que continúa expresándose en nuevas y múltiples direcciones. En Ad Astra, nos enorgullecemos de ser parte de esa dinámica, contribuyendo nuestro granito de arena a 200 años de valor agregado.
El autor es del CEO y presidente de la Ad Astra Rocket Company, exastronauta de la NASA y físico.
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Esta publicación es parte del especial 200 Años Anexión Nicoya de ‘El Financiero’. Cliquee aquí para consultar todos los reportajes y artículos.