A finales de 2019, 5.000 futuros empresarios de 30 países, desarrollaron una interesante prueba; jóvenes de entre 18 y 28 años, pertenecientes a las generaciones conocidas como milenial y Z, vivieron la experiencia individual de ser ejecutivos de una empresa durante 30 días, CEO por un mes.
El centro de estudios sociológicos y divulgación de la empresa de recursos humanos, Adecco Group Institute, aprovechó la iniciativa para entrevistarlos y les hizo la pregunta: ¿cómo serán los líderes empresariales en 2050?
Entre las respuestas más destacadas figura que un 70% de los jóvenes contestó que para ser un líder o ejecutivo de una compañía en el futuro será muy importante la comunicación interpersonal, por encima incluso de los conocimientos técnicos.
Además, más de la mitad –un 55%– afirmó que el aprendizaje práctico, sobre el terreno, sería más útil que la teoría extraída de las universidades, cuyo nivel formativo la mayoría juzgó insuficiente, y que la creatividad, la curiosidad, la rapidez de aprendizaje y la capacidad de adaptación serán claves en los líderes del mañana.
Actualmente, meses después, tras el inicio de la pandemia el COVID-19, que ha obligado a muchas empresas a transformarse, para entre otras muchas medidas, instalar el teletrabajo en su rutina diaria y adaptarse a una crisis sin precedentes, aquellas respuestas cobran otra dimensión.
La firma consultora internacional Grant Thornton, también le ha dado seguimiento al tema, y entre marzo y abril de este año preguntó sobre cómo será el ejecutivo del 2030. Las consultas las hizo a más de 5.000 ejecutivos de 35 países que representan cerca del 80% de la economía mundial.
Con el coronavirus presente en la realidad de las empresas de todo el mundo, el 27% de ellos contestó que la cualidad más destacable en un líder corporativo es la capacidad de adaptación a los cambios. Inmediatamente después, aunque a cierta distancia, el 14% valoró como característica más deseable la valentía a la hora de afrontar riesgos y un 13% consideró por encima de todo las capacidades efectivas de mando.
En España, por ejemplo, un 70% de los empresarios entrevistados afirmaron que la digitalización es el cambio que más les afectará, seguido de la globalización (66%) y la automatización (48%).
De estas investigaciones se concluye que la crisis ha dejado ver al que será el ejecutivo del futuro, aquel que tenga la capaz de mantener el equipo protegido, nativo digital, que domine varios idiomas, además de resiliente, flexible, innovador y optimista.
Se demuestra además que desarrollar empatías en el trabajo, permite una gestión ágil de proyectos y conectar equipos en una época en la que, la rapidez es imprescindible en organizaciones altamente competitivas.
Cosa del pasado
Las metodologías de trabajo tradicionales, destacaron ambas investigaciones, son cosa del pasado, una manera de perder oportunidades en un nuevo mercado global. En este sentido, conceptos como diversidad e inclusión, de los que se ha hablado mucho en los últimos años, deberán estar también presentes en el nuevo vocabulario de las empresas y corporaciones.
De esta forma no solo deben ser inclusivas por disposiciones legales, también porque está demostrado que una compañía diversa mejora sus resultados. Asociar el trabajo al bien común, mejora el rendimiento.
Podría concluirse que las habilidades del ejecutivo del mañana vienen dadas por dos revoluciones simultáneas: la cuarta revolución industrial, con todas sus etapas de automatización y el manejo masivo de datos a tiempo real, y la revolución emocional que determina un cierto cambio en la importancia que se da al sentir de los empleados en las empresas.
Sin lugar a dudas, en los próximo años los ejecutivos empresariales van a encontrar entornos muy retadores, y quien no sepa administrar sus emociones, le será muy difícil gestionar cualquier cosa.
En este sentido, el COVID-19 ha demostrar que las hipótesis con las que trabajan desde hace años a la hora de elegir altos ejecutivos, estaban bien encaminadas.
El coronavirus ha confirmado a todos que la digitalización será sí o sí y que la gestión de equipos se hará en entornos cada vez más virtuales en los que habrá que aprender a manejarse con cierta soltura. El virus nos ha adelantado al ejecutivo del futuro y nos obligó a cambiar nuestro accionar.
La actual crisis ha traído cosas positivas. Con el teletrabajo nos encaminamos hacia una cultura basada en la confianza sobre las disposiciones emitidas a los diferentes equipos. El coronavirus, trajo una nueva era a la hora de organizar el trabajo.
El manejo masivo de datos e información o Big Data, es una realidad en las empresas desde hace años y una herramienta imprescindible para los jerarcas del futuro.
El caso más claro de éxito en la gestión masiva de datos durante una pandemia fue el de Corea del Sur. En el 2015, alertados por el coronavirus MERS (Síndrome respiratorio de Oriente Medio, por sus siglas en inglés), ajustaron su normativa para poder compartir de manera rápida y veraz la información de los ciudadanos a través de distintas plataformas.
El resultado fue una aplicación móvil en la que los pacientes, entre otras cosas, podían rellenar un test detallando cómo se sentían cada día.
Especialmente conscientes de su importancia tras estos últimos meses de confinamiento, los próximos altos ejecutivos de las empresas están acudiendo ya a los centros de formación para adiestrarse en el manejo de estas herramientas digitales de la mejor manera posible, y así enfrentar mejor su nueva realidad.