Durante muchos años, Italia ha sido objeto de estereotipos que arriesgan afectar la imagen del Bel País ensombreciendo méritos y capacidades de una de las principales economías del mundo, también incluida en el G7. Por esta razón, un análisis de datos sobre el desempeño económico nacional puede refutar muchos de estos prejuicios comunes sobre Italia y ayudar a redescubrir el valor, a veces olvidado, del ecosistema económico italiano.
En primer lugar, se pueden identificar muchos puntos de contacto entre Italia y Costa Rica. Por ejemplo, ambos países son destinos de considerables flujos de inversión extranjera directa. Y es precisamente en este ámbito donde Italia aspira, al igual que Costa Rica, a convertirse en uno de los países más atractivos de su región para los inversores extranjeros.
Además, ambos países muestran una especial atención a la valorización de su capital humano. De hecho, contrariamente a los estereotipos que consideran a Italia como un país atrasado y con una mentalidad obsoleta, el país promueve actividades y programas que hacen que su sistema educativo esté entre los mejores del mundo. No es casualidad que haya 8 universidades italianas en la lista de las mejores 300 del mundo, así como que algunas universidades estén entre las diez primeras a nivel mundial en lo que respecta a materias relacionadas con la innovación. Otra evidencia de la calidad del capital humano nacional y de la atención del país hacia el futuro son la proporción de empleados en sectores de alta tecnología respecto al total de trabajadores y el número de publicaciones científicas realizadas por italianos en las revistas especializadas más importantes del mundo.
Al igual que Costa Rica, Italia también demuestra tener una economía fuertemente impulsada por las exportaciones. La fuerza de este componente del PIB nacional está respaldada por los datos: se estima que en 2023 las exportaciones italianas hayan alcanzado casi los 800 mil millones de euros, con un crecimiento previsto del 6,7% respecto al año anterior. Cabe destacar que si se observa el período entre 2020 y 2022, las exportaciones italianas de bienes y servicios han experimentado un crecimiento de su valor nominal del 45%. El gran valor de las exportaciones italianas se confirma aún más por las estadísticas comparadas con otros países: Italia es el segundo país del mundo en términos de número total de podios obtenidos en las exportaciones de diferentes categorías de productos. Es decir, solo un país ha acumulado más primeros, segundos o terceros lugares que Italia como exportador en categorías de productos diferentes. Por último, pero no menos importante, el país demuestra ser capaz de aprovechar al máximo su posición geográfica en el Viejo Continente, presentándose como un eficiente centro logístico para el suministro de energía, a través de oleoductos, y mercancías.
Además de tener en común una economía centrada en la exportación de bienes y servicios, Italia y Costa Rica también comparten algunos sectores en los que se concentran las exportaciones, especialmente el agroalimentario y el médico. Así como las exportaciones costarricenses se benefician mucho de la venta en el extranjero de frutas producidas localmente, Italia también posee un sector agroalimentario bastante dinámico: el valor agregado del sector agroalimentario italiano es superior al de sectores industriales de alta tecnología de otros países europeos. Por ejemplo, el valor agregado generado por el sector agroalimentario nacional es más de tres veces superior al del sector automotriz de Francia y España, o más del doble del valor acumulado de los sectores aeroespaciales de Francia, Alemania y el Reino Unido.
En lo que respecta al sector médico, mientras Costa Rica se enfoca principalmente en la exportación de equipos médicos al extranjero, Italia puede presumir de liderar en la Unión Europea en exportaciones del sector farmacéutico. De hecho, en los últimos 10 años, las exportaciones farmacéuticas nacionales han aumentado un 176,1%, más que cualquier otro país de la UE. Italia también ocupa el primer lugar en valor de producción de sus pyme dedicadas al sector farmacéutico (6.600 millones de euros; más del doble que Alemania en segundo lugar).
Al igual que todas las economías globales, la economía italiana inevitablemente ha sufrido las consecuencias de la pandemia de la covid-19 en 2020. Sin embargo, hay múltiples indicadores que señalan una notable recuperación del país desde el final de la crisis. De hecho, debido a sus resultados, Italia está recuperando mucho terreno en comparación con países como Francia y Alemania en términos de reputación y atractivo en los mercados extranjeros.
El primer gran signo de recuperación italiana proviene del mercado laboral: después del colapso del número de empleados registrado en 2020, la tasa de empleo ha crecido constantemente y hoy en día, contra el estereotipo que considera a sus habitantes como trabajadores poco diligentes, Italia ha alcanzado el número más alto de empleados jamás registrado en su historia (23,7 millones), un aumento del 3% en comparación con el período pre-pandémico.
La recuperación de Italia después de la pandemia también se refleja en otro indicador macroeconómico que a menudo es motivo de preocupación y desaliento para quienes desean invertir en el país, es decir, la deuda pública nacional. De hecho, aunque a nivel nominal la deuda nacional (2,76 billones de euros) se sitúa en niveles similares a los de otros países europeos como Francia y Alemania, la relación entre la deuda y el Producto Interno Bruto siempre ha generado temores entre los expertos del sector. Sin embargo, desde 2021 ha comenzado una reducción constante de la relación deuda/PIB y muchos analistas prevén que esta tendencia continuará en los próximos años.
El crecimiento y el fortalecimiento de la economía italiana en el período posterior a la pandemia también se demuestra en los depósitos de los hogares y las empresas, que hoy en día ascienden respectivamente a más de un billón y 400.000 millones de euros. Para ambos indicadores, se registra un cambio porcentual notablemente positivo en comparación con 2020: +1,4% para los depósitos de los hogares y +4,2% para los de las empresas.
Por último, refutando a veces una concepción ampliamente difundida de Italia como un país esencialmente estático frente a un entorno internacional cambiante, los gobiernos nacionales han demostrado estar atentos a la seguridad económica. Piense, por ejemplo, en los esfuerzos realizados recientemente para establecer nuevos acuerdos en materia de suministro energético, un aspecto crucial para el funcionamiento de una economía. Italia se ha comprometido notablemente a diversificar los socios de los que recibe recursos energéticos, sobre todo de gas natural, demostrando atención a la seguridad y la resiliencia de su ecosistema económico.
A pesar de los estereotipos y preocupaciones sobre la economía italiana, los datos presentados demuestran una realidad más dinámica y prometedora. Italia muestra una recuperación notable post-pandemia, destacando en exportaciones, desarrollo del capital humano y seguridad económica. La diversificación en el suministro energético refleja un enfoque proactivo hacia la resiliencia económica.
Estos indicadores desafían los prejuicios y subrayan el potencial de Italia como un destino atractivo para inversores extranjeros.
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El autor es embajador de Italia en Costa Rica.