En un mundo globalizado y acelerado, como en el que vivimos actualmente, el tiempo parece transcurrir más rápido que en el pasado y los constantes cambios nos hacen vivir, a nivel organizacional, en un riesgo permanente de caer en obsolescencia o quedar fuera de competencia.
Esto obliga a que las compañías tengan que innovar y adaptarse constantemente, si no quieren correr el riesgo de desaparecer en cualquier momento.
No obstante, en muchos casos como líderes o personal clave de una organización, nos enfocamos mucho en nuestra estrategia, las metas comerciales y financieras y dejamos de lado el factor humano.
Ahora bien, entendemos que es importante contar con colaboradores que posean las calidades técnicas adecuadas para el puesto que desempeñan. Sin embargo, cada vez más, en organizaciones modernas se viene impulsado la tendencia de desarrollar o contratar líderes que cuenten con habilidades blandas desarrolladas. Pero ¿será acaso que una se sobrepone a la otra, o bien el reto que tenemos como líderes es lograr un balance, es decir, lideres técnicamente buenos y con inteligencia emocional y habilidades blandas adecuadas?
Recientemente, escuche un coach, quien afirma que como personas debemos “aprender a desaprender”, y si esto puede tornarse difícil en nuestro plano personal, y aún más como líderes, parte de lo que tenemos que entender al respecto, es:
- Conocimiento y aceptación. Tenemos el conocimiento de que existen diferentes generaciones de personas, sin embargo, no siempre somos conscientes que en nuestras empresas conviven diariamente individuos con pensamientos y formas hacer las cosas diferentes y, esto no significa que alguna este incorrecta, sino que debemos buscar la fórmula para lograr la mejor sincronía de estas. Probablemente, pensamos que es imposible de lograr, y si bien no existe una receta mágica, es trabajo del líder entender cuáles generaciones conviven en su organización y buscar similitudes y diferencias, que ayuden a la creación de planes de trabajo que se basen en la aceptación de dichas diferencias, trabajen en función de sus similitudes, esto con la meta de enfocarse en la misión y visión que se tiene como compañía.
- Nunca es tarde para aprender. La mayor limitante para aprender algo nuevo la pone cada individuo. Muchas veces se cree erróneamente que no se tiene la edad para aprender algo nuevo, por ejemplo, tocar un instrumento, practicar un deporte, aprender de redes sociales o tecnología, y en ocasiones es impuesta dicha creencia por un estigma social. Sin embargo, hemos visto en medios de comunicación como personas de avanzada edad logran titularse o bien como personas con habilidades diferentes, logran obtener algún reconocimiento o alcanzar alguna meta. Escuchar esto nos llena de alegría aun sin conocerlos, ya que vencieron los prejuicios y se enfocaron en sus objetivos. Como líderes, debemos de establecer planes de desarrollo de personal en nuestras organizaciones, donde busquemos que nuestros colaboradores estén en constante crecimiento tanto técnico como humano. Debemos de proveerles de herramientas o canales para orientarlos a buscar un mayor desarrollo personal y profesional que como resultado va a influir positivamente en la productividad de la organización.
- Es difícil desaprender - el ser humano está tan arraigado a sus costumbres y hábitos, que no es extraño escuchar frases como “yo soy así, ya no voy a cambiar”, “así hago yo las cosas, porque así me lo enseñaron y no lo voy a cambiar” o “si toda la vida lo hecho así y ha salido bien, por qué cambiar”. Es responsabilidad de cada individuo reconocer que, ante un mundo de constantes cambios, debemos trabajar en la misma dirección. Es decir, entender que, si bien lo aprendido puede estar en lo correcto, es importante romper paradigmas o modificarlos para adoptar nuevas formas de hacer las cosas. Es un trabajo diario de las organizaciones identificar los puntos de mejora de sus colaboradores, enseñarles nuevas formas de hacer las cosas y brindar soporte para enseñarles a desaprender.
Entendiendo lo anterior, las organizaciones pueden tener una base para trazar su plan de acción e inicialmente entender cuál es su misión y visión con relación al capital humano, considerando que el reto es desarrollar personas que cuenten con las habilidades técnicas, pero también personales. Para ello es importante:
- Contar con un área de talento, que ayude a identificar las necesidades de los colaboradores, incluyendo brechas generacionales y que ayude a las compañías a desarrollar un mapa de trabajo.
- Buscar en todo momento canales de comunicación en la organización, entendiendo que como líderes no conocemos todos los detalles y necesidades en nuestra empresa. Es importante que los colaboradores encuentren la apertura en la organización para comunicar sus necesidades, así como para proponer ideas y soluciones.
- Aprendamos a ser empáticos. Si bien suena fácil de decir, la realidad es que ponerse en los zapatos del otro suele ser complicado. El tratar de entender las emociones y momentos que viven nuestros colaboradores es un reto importante, más en organizaciones con alto volumen de personal, por lo cual es recomendable que nuestros líderes en las diferentes áreas de trabajo desarrollen esta habilidad, que ayudará sin duda a generar un clima organizacional agradable y adecuado.
- Es necesario invertir en nuestra gente, actualizarse y capacitar. Debemos identificar y desarrollar habilidades en todas las áreas.
Como conclusión entendamos que hoy en día existen nuevas necesidades en nuestras organizaciones a las que quizá, no les hemos prestado la atención que por su importancia merecen, pero nunca es tarde para hacer una pausa, mirar hacia adentro e invertir beneficios a nuestra organización.
La autora es socia de Auditoría de Grant Thornton.
En un mundo globalizado y acelerado, los constantes cambios nos hacen vivir, a nivel organizacional, en un riesgo permanente de caer en obsolescencia o quedar fuera de competencia.