La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en virtud del referéndum celebrado en junio del 2016, conocida como Brexit, ha planteado desde el principio grandes interrogantes sobre las consecuencias económicas de esa decisión para ambas partes y la forma en que se implementará.
El Reino Unido notificó formalmente su salida en marzo del 2017 y la normativa europea prevé en principio un plazo de dos años para completar el proceso.
Actualmente complejas negociaciones están en curso y se anticipa la firma de acuerdos de transición y definitivos sobre una gran diversidad de temas, incluyendo el tema comercial, para regular la relación futura entre las partes.
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En aquellos casos en que el Reino Unido forma parte de acuerdos vigentes entre la UE y terceros países, la salida lo obligará a renegociar directamente con esos países.
Tal es el caso de la relación comercial con Costa Rica, que desde el 2013 se rige por el Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea (AACUE), acuerdo del cual el Reino Unido dejará de ser parte cuando se concrete su salida.
El AACUE abarca un mercado de más de 500 millones de habitantes, del cual el Reino Unido representa un 12,8%. Asimismo, se ha estimado que el Reino Unido representa alrededor de un 18% de la actividad económica europea.
$202 millones
En lo que a comercio con Costa Rica se refiere, en el 2017 nuestras exportaciones al Reino Unido representaron US$202 millones, un 13% más que en el 2016. Los principales productos de exportación son banano, piña, dispositivos de uso médico, café oro y melón.
Según informes del Ministerio de Comercio Exterior (Comex), el plan de las autoridades del Reino Unido es adaptar los términos del AACUE a las relaciones con los países centroamericanos durante el período de transición de su salida de la UE.
Por ejemplo, en el caso del banano, en que el AACUE prevé para Costa Rica una cuota de exportación de 1,3 millones de toneladas métricas por año, se podría negociar con el Reino Unido una cuota proporcional, basada en el récord histórico de lo que se ha exportado a ese país al amparo del AACUE.
De manera similar se podría negociar el acceso a otros productos, incluyendo algunos que fueron excluidos o se incluyeron con restricciones en el AACUE. En casos en que las exclusiones o restricciones respondieron a inquietudes de otros países de la UE, se podría incluso abrir la posibilidad de obtener mejores condiciones en una negociación directa con el Reino Unido.
Todo esto requiere un seguimiento constante y una actitud proactiva de las autoridades de comercio exterior, así como una adecuada comunicación con el sector privado.
Si bien el Reino Unido individualmente considerado no es uno de nuestros principales mercados de exportación, el volumen no deja de ser significativo, particularmente para los sectores productivos que comandan las exportaciones a ese mercado. Nos conviene entonces aprovechar al máximo las oportunidades que se presenten en este período de transición.
Debemos también extraer lecciones importantes del tema del Brexit, viéndolo desde una perspectiva más amplia. El Reino Unido tiene un gran peso específico por su historia y su poderío económico y comercial. Aun así, la mayoría de los expertos coinciden en que saldrá perdiendo con su salida de la UE y su población se verá afectada en el mediano y largo plazo.
En el referéndum prevalecieron sentimientos negativos como el nacionalismo, la hostilidad hacia los inmigrantes, la desazón de algunos sectores afectados por políticas económicas ligadas a la apertura y la globalización, la desidia de los votantes jóvenes.
Integración económica
Para Costa Rica, soluciones al estilo Brexit no son una opción. Somos un país demasiado pequeño e insignificante en el contexto económico mundial como para pretender aislarnos. Dependemos enormemente del comercio internacional y la inversión extranjera para nuestro desarrollo.
Por eso necesitamos continuar y profundizar nuestra integración económica con el mundo, incluyendo la adhesión a la Alianza del Pacífico, puente hacia uno de los bloques comerciales más importantes que se está gestando a nivel mundial. Es una lástima que el candidato presidencial Carlos Alvarado se haya manifestado en contra de esa adhesión. Esperamos que pueda informarse mejor y rectificar.
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En los procesos de integración comercial habrá reglas que no son de nuestro agrado, habrá grupos específicos que de alguna manera pueden verse afectados. Pero sobre esos aspectos deben prevalecer el realismo y el interés general.
En lugar de recurrir al aislacionismo o al proteccionismo, que privilegian a ciertos grupos y afectan gravemente nuestras posibilidades de desarrollo, debemos apoyar adecuadamente a los sectores afectados por la apertura, pero de manera inteligente: enfrentando el problema del gasto público ineficiente y el déficit fiscal, mejorando la educación, simplificando trámites para empresas y emprendedores, promoviendo la innovación, poniendo a funcionar el Sistema de Banca de Desarrollo, atacando el colapso de la infraestructura nacional.
Ese es el camino para un país pequeño como Costa Rica, si queremos encaminarnos hacia el desarrollo y mejorar realmente el nivel de vida de la población.