Hace dos años, el prestigio internacional conseguido por la expresidenta Laura Chinchilla, sumado al apoyo de varios gobiernos de la región –incluyendo al de Costa Rica–, casi le permite convertirse en la primera mujer en presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Aquella aspiración se vio truncada por un hecho insólito en la historia del organismo internacional: por primera vez, Estados Unidos propuso a un candidato suyo para presidir el multilateral.
Conscientes de su enorme poder de decisión y apostando por la visión hemisférica del banco, el gobierno norteamericano se había abstenido de presentar un candidato para permitir que este fuera liderado por una prominente figura latinoamericana. Eso fue así hasta que el gobierno de Donald Trump presentó la polémica candidatura de Mauricio Claver-Carone, quien resultó ganador en 2020, pero fue destituido el pasado 26 de setiembre por violaciones a los códigos éticos del BID.
Ahora, el banco debe elegir un nuevo jerarca. Se comenta que la mayoría de sus miembros quieren elegir a una mujer. En ese sentido, el recorrido previo realizado por Laura Chinchilla la pone en una posición de privilegio y la convierte en una candidata natural al puesto.
Por esta razón, la expresidenta Chinchilla solicitó una audiencia con el presidente de la República, Rodrigo Chaves, para recabar el apoyo del gobierno en la presentación de una candidatura nacional. El mandatario conversó extensamente con Chinchilla y acordaron explorar de forma conjunta la viabilidad para que Costa Rica obtenga la mayoría de votos necesaria para ganar la presidencia del BID.
Es importante tener claro que, a diferencia de lo que sucede en otras entidades multilaterales, en el BID los países tienen distinto poder de votación según el capital con el que contribuyen al banco. Así, por ejemplo, los Estados Unidos cuentan con el mayor poder de decisión al disponer del 30% de los votos, en proporción con los aportes económicos que se hacen a la entidad. Brasil y Argentina cuentan cada uno con el 11,5% de los votos. Los países extra regionales, en su conjunto, tienen casi el 16% de la capacidad de decisión. Costa Rica tiene apenas el 0,45% de votos.
Resulta evidente que el triunfo de la candidatura costarricense pasa por obtener el apoyo de los países más grandes de la región, así como de los socios extra regionales. Ese respaldo será posible no solo por el prestigio, atestados y propuestas de la expresidenta Chinchilla, sino también por el liderazgo internacional que ejerza y demuestre el presidente Chaves.
De hecho, de presentar y ganar la candidatura, ese triunfo se convertiría en el logro más importante de la política exterior de la presente administración, y una demostración del bagaje internacional con el que cuenta Rodrigo Chaves.
La postulación de Laura Chinchilla es una que debe representar al país sin miramientos partidistas. Justamente, la nota firmada y divulgada por decenas de costarricenses de todos los colores políticos es muestra del apoyo interno con el que cuenta la expresidenta. En ese sentido, el presidente Chaves puede tener la certeza de que la candidatura será respaldada por la mayoría de fuerzas políticas nacionales sin ningún tipo de mezquindad.
Más aún, el beneficio para Costa Rica de promover a la expresidenta, además de consolidar los principios esenciales y tradicionales de nuestra política exterior, está en contar con alguien que conoce las necesidades de los países pequeños del hemisferio, de tal forma que se pueda contar con políticas del BID que atiendan las particularidades de una región y con las que nuestra nación puede verse favorecida.
El presidente Chaves conoce, como pocos, la importancia de los organismos financieros multilaterales y la importancia de que una costarricense esté al frente del BID. Por ello, sería un acierto político para la presente administración y para el país apoyar de forma decidida la candidatura de Laura Chinchilla.