Una manera de generar bienestar a las personas es mediante la educación financiera. Tener el conocimiento para gestionar el dinero de manera efectiva y tomar decisiones financieras informadas, puede llevar a mayores niveles de ahorro, inversiones más eficientes y menor endeudamiento. Cuando la educación se combina con la inclusión financiera pueden mejorar la calidad de vida, la situación financiera de los hogares, reducir la pobreza e impulsar la prosperidad.
Por esta razón, la economía de un país crece y se desarrolla en la medida en que sus habitantes tienen acceso y hacen un buen uso de los productos y servicios que brindan los bancos y las diferentes entidades del sistema financiero.
Para que las personas puedan tomar mejores decisiones es importante informarse y comprender el entorno nacional e internacional en el que suceden las cosas, por ejemplo, ¿cuál es el alcance e impacto que tienen las decisiones que toma el Banco Central de los Estados Unidos (la Fed) sobre sus tasas de interés, o cómo afecta la guerra entre Israel y Palestina?
La información es poder, por eso tanto los medios de comunicación, como las entidades financieras comparten la responsabilidad de generar contenidos que le permitan a las personas comprender todo lo que ocurre en la economía global y doméstica. Entre más informados estén los consumidores financieros, mejores decisiones podrán tomar y eso, a la postre, se traduce en un beneficio integral para toda la economía. Es un ganar-ganar.
Temores en la mira
Recientemente la firma consultora estadounidense Edelman dio a conocer los resultados de su estudio Trust Barometer 2024, que mide las percepciones de 32.000 ciudadanos en 28 países sobre el panorama social, económico y ambiental. Los resultados no son muy diferentes a otras mediciones locales, pero sirven como una llamada de atención actualizada para comprender los principales temores que tienen las personas a nivel global:
- Pérdida de empleo: provocada por la automatización de procesos en las empresas, movimiento de compañías a otras economías más baratas, trabajadores que carecen de habilidades y conocimientos demandados por las industrias actuales, conflictos internacionales sobre políticas comerciales y arancelarias que perjudican a las empresas, recesión económica, y el reemplazo de empleos permanentes con condiciones favorables por contratos temporales con menores beneficios.
- Desinformación y noticias falsas: la producción de noticias falsas y desinformación que contamina intencionalmente la capacidad de las personas para tomar decisiones en medio de los diferentes fenómenos globales.
- Hackeos: ataques cibernéticos a empresas, conglomerados y gobiernos que puedan desestabilizar la economía y el tejido social de los países.
- Inflación: los aumentos salariales no se mantienen actualizados con respecto a las tasas de inflación, lo que hace perder poder adquisitivo a las familias.
- Cambio climático: sequías, aumentos en el nivel del mar y otros desastres naturales que son provocados por este fenómeno global.
- Guerras: el impacto de los conflictos armados entre Rusia y Ucrania, así como el reciente enfrentamiento entre Israel y Palestina, despierta la incertidumbre a nivel global.
Responsabilidad compartida
¿Qué podemos hacer entonces? Desde la banca y el sistema financiero podemos fortalecer la educación financiera, es necesario y urgente que cada vez más personas se formen para comprender lo que sucede y para tomar decisiones en función del contexto actual. La desinformación nos lleva a cometer errores.
Es fundamental que las entidades financieras permanentemente generemos contenido de valor para ayudarle a las personas a tomar mejores decisiones con su dinero, por ejemplo, evitar sobreendeudarse, aprender a ahorrar e invertir, prevenir fraudes, etc. Las personas por su lado tienen el deber de aprovechar todos los insumos para mantenerse bien informados, y verificar muy bien las fuentes.
En el BN, por ejemplo, periódicamente compartimos información sobre el contexto económico nacional e internacional y hemos impactado a más de 1.500.000 de costarricenses con el Programa de Educación e Inclusión Financiera, disponible para personas de todas la edades y regiones del país. Gracias a una alianza con el Ministerio de Educación Pública (MEP), durante más de 15 años hemos llevado educación financiera a las aulas de todos los colegios técnicos, lo que nos ha permitido brindar conocimiento financiero clave para que más de 13.000 estudiantes por año tomen mejores decisiones a lo largo de su vida.
Si bien las instituciones financieras jugamos un rol fundamental en la educación financiera es necesario articular los esfuerzos dentro del sistema y crear alianzas con sector público y privado. Nos enfrentamos al reto de innovar para no dejar a nadie por fuera, para que el aprendizaje financiero sea una experiencia más accesible y atractiva, y así contribuir a derribar parte de esos temores globales.
La autora es economista y directora general de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad del Conglomerado Financiero Banco Nacional de Costa Rica.