El Mundial de Fútbol es, sin duda, una plataforma de primer nivel para mostrar la dinámica de cambios culturales y tecnológicos. Rusia 2018 es un símbolo inequívoco que estamos ante un gran desafío para el talento y las organizaciones.
Más allá de balones inteligentes y otras innovaciones de gran aporte, la figura de los réferis ha dejado claro esta transformación. Sumadas a la buena condición y destreza física, a la interpretación y aplicación de las reglas, que figuran en sus currículos, nuevas competencias llegan para definir el perfil arbitro 4.0. Una figura renovada que puede jugar en el campo real o en el virtual y debe estar preparado para ambos.
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Hace cerca de un año, durante una concentración en Italia, con los 60 mejores árbitros del mundo, el árbitro francés Clément Turpin, detallaba a la agencia AFP: "Hacemos un día en la cancha y otro bajo la tienda —al borde del terreno de juego—. También hacemos pruebas atléticas y teóricas. Estamos a fondo en esto". Señalaba sin duda, que algo cambiaba.
Desde ese momento, se preparaban y aprendían para compartir cancha con el "video-asistente" (VAR) que, aunque sin cara de robot figuraba como un nuevo compañero. Con técnicos de video, se fogueaban, en una capacitación sobre el uso de la tecnología y los retos de la comunicación con el árbitro central. Era preciso, además, coordinar adecuadamente el campo real y el virtual para impactar lo menos posible el tiempo y desempeño del juego.
En definitiva, el aprendizaje y el reto son otros. Indudablemente nuevas competencias se vuelven necesarias, entre ellas las habilidades y lenguaje digital, el pensamiento computacional: cómo entender y maximizar el VAR y la colaboración virtual, y cómo coordinar con el árbitro de campo.
"Ya no estamos solos"
Los árbitros seleccionados para trabajar en el VAR, durante el torneo en Rusia, viajaron a Abu Dabi para fortalecer sus habilidades, superaron una serie de simulaciones, test y encuentros amistosos. Los técnicos en vídeo los entrenaron, les explicaban la forma de mover la cámara y hacer zoom con los dedos.
Adicionalmente, les definían las nuevas reglas del uso del VAR, se podría usar únicamente en cuatro supuestos y siempre después de que el árbitro principal haya resuelto sobre la acción y el juego se haya reanudado. El humano marca la pauta.
En adición a las competencias renovadas, la tecnología está llevando al terreno de juego nuevos ocupantes y estructuras, ampliando las posiciones para quienes estén preparados. Según reportó la FIFA 13 árbitros fueron designados para actuar exclusivamente como asistentes en el VAR, con clasificaciones y funciones específicas: VAR, AVAR1, AVAR2, AVAR3. Adicionalmente, la tecnología requirió algunos árbitros y árbitros asistentes que actuarán como Oficiales de Video Match. Este nuevo escenario deja un buen pronóstico para la inclusión y diversidad.
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Es abrumador lo rápido que se ha movido el perfil de esta figura, dejando un espejo público de la forma en la que avanza el nuevo mundo del trabajo. Pero en medio de la turbulencia, no se debe dejar de lado aquello que más que quedar inalterable, se fortalece.
La confianza, el control, la concentración, la inteligencia emocional para enfrentar y hacer cumplir las reglas del juego, tomar decisiones inmediatas, frente, en el caso del mundial, a directores técnicos de primer nivel, estrellas idolatradas y entre 35.000 a 80.000 miradas sobre sus arbitrajes. Ante todo, la integridad y solidez de su actuación.
La colaboración humano-digital, llegó para quedarse y ser maximizada. Como declaró el árbitro holandés Bjorn Kuipers a AFP: “Para nosotros es un gran amigo. Ya no estamos solos en el césped”.
Una gran lección para todos. Los mejores árbitros del mundo están reaprendiendo. Figuras sólidas y reconocidas están abriendo su camino para el futuro por medio de nuevos aprendizajes y las organizaciones de este deporte los están está apoyando.