Se acabó enero, un mes de cielos azules que invitan a descansar de las celebraciones navideñas, recargar fuerzas e ilusiones para el inicio del nuevo calendario, revisar planes y metas, y hasta retomar la actividad física que muchos abandonamos por las fiestas.
Los rayos dorados que llegan a nuestro ahora inclinado hemisferio, iluminan los árboles en flor conformando un maravilloso mosaico de colores sobre las montañas, playas y ciudades.
En medio de tanta belleza, lamentablemente, seguimos encontrando los problemas con que cerramos el 2022: cambio climático, desigualdad creciente, violencia, y una nueva y cruel guerra que entibia una vez más la posibilidad del uso de armas nucleares. La magnitud y alcance de estos desafíos sobrepasan las capacidades de una sola persona.
No obstante, cuando observo tanta belleza me siento conmovida, y me inspira a buscar formas de apoyar, de alguna manera, la conformación de un mejor lugar para vivir todos. Si miramos alrededor un poquito encontraremos mucho por hacer: ¿se podrá limpiar y promover el reciclaje en nuestra comunidad? ¿habrá un parque que embellecer sembrando árboles y flores? ¿amigos o desconocidos que auxiliar frente a la adversidad? ¿podemos comprar menos y compartir más? ¿ser más gentiles con quienes se cruzan cada día en nuestro camino? Y ¿si empezamos con realizar cada día nuestro trabajo de la mejor manera posible?