La popularidad de la serie de Netflix, El Juego del Calamar, con su combinación de trajes rojos, máscaras con figuras geométricas, violencia y personas luchando por dinero…mucho dinero nos permite identificar —de manera análoga— cuáles características de la historia fantástica coreana emergen como una realidad en el manejo del dinero y las inversiones o de la toma de decisiones sobre este tema.
El Juego del Calamar, serie creada por Hwang Dong-hyuk, se ha convertido en un fenómeno mundial y domina la audiencia del streaming. Sin adelantar detalles de su contenido, la trama de la serie nos enfrenta a la posibilidad de que existan personajes dispuestos a “jugar”, casi al nivel de perder su vida, con el propósito de obtener mucho dinero a cambio.
La descripción de una sociedad coreana, altamente endeudada y con pocas posibilidades de superar su situación económica, inevitablemente nos traslada a la realidad de nuestro país, y nos permite descubrir como existen “juegos de calamar” criollos y muchos posibles participantes.
Sin querer transformar la serie en un manual sobre nuestra relación con el dinero, es claro que muchos de los aspectos críticos que dan base al drama televisivo, podríamos señalarlos como consejos ideales para no pasar de espectadores a jugadores en esa búsqueda de soluciones fáciles.
La primera gran enseñanza es la necesidad de utilizar el financiamiento personal o empresarial de forma adecuada, un mal manejo financiero nos expone ante una bola de nieve creciente que termina por sepultar proyectos empresariales y familias por igual.
En la serie de Netflix, la deuda es una característica unificadora que agrupa a los jugadores y los empuja a buscar soluciones extremas.
La difícil situación económica que trajo la pandemia se agravo aún más para las personas o empresas altamente endeudadas; combinando con la imposibilidad de ingresos regulares, incremento sin lugar a dudas el número de posibles candidatos potenciales de un hipotético “juego del calamar” costarricense.
Y enfrentados a esta realidad, descubrir una segunda lección, tratar de resolver el problema de manera “mágica”, nos enfrenta ante grandes riesgos y con un altísimo porcentaje de perderlo todo.
Acá es donde aparecen las versiones locales del juego del calamar: las nubes, los telares de la abundancia, las estafas piramidales y demás esquemas de dinero fácil; repletos de miembros en búsqueda de resolver a “golpe y porrazo” su problema financiero original.
Cada vez que se descubre o caen estas estafas, al igual que en la serie de Netflix, mueren las ilusiones, sueños de miles de personas, que tristemente descubren que su mala decisión los atrapo en un juego donde difícilmente van a resultar ganadores.
Es más grave aún, identificar como emergen también personajes que se aprovechan para crear cada vez más y más “juegos” para atrapar el dinero de muchas personas impulsadas a participar de estos esquemas, motivados lastimosamente por esa combinación peligrosa de alto endeudamiento y desesperación.
Promotores de sistemas de inversión, con ganancias aseguradas, negocios del “futuro” son cada vez mas frecuentes en redes sociales, cadenas de Telegram o WhatsApp o por la insistente llamada de un familiar o amigo que nos quieren invitar a un gran negocio. Todas, formas de entregar esa tarjeta de invitación con un cuadrado, un triangulo y un circulo que nos permita ser participes de esta gran oportunidad.
Todos los personajes y características de El Juego del Calamar tienen su homólogo en nuestro país, lastimosamente nuestra realidad sale del ámbito de la fantasía y se convierte en una realidad o una pesadilla para muchas personas. Es nuestra tarea mantenernos alejados y buscar soluciones reales para nuestras finanzas y opciones de inversión que apoyen las mismas.