En menos de dos meses dará inicio un nuevo periodo en la administración de nuestras municipalidades. Las expectativas de la ciudadanía no están por debajo de las que tiene una buena parte de los alcaldes electos: crecimiento económico a partir de la atracción de nuevas inversiones, mejoramiento de la seguridad pública mediante la acción de las policías municipales, fortalecimiento de la acción social, más y mejores caminos, crecimiento del empleo, acciones para mejorar la protección de los recursos naturales, impulso a los emprendimientos locales y una mayor participación de las comunidades en el diseño de la agenda municipal, entre otras, forman parte de los anhelos que los jerarcas pusieron de manifiesto durante la recién concluida campaña electoral y han reiterado ante la ciudadanía durante las últimas semanas.
Datos son amores
En materia de rendimiento de nuestras administraciones locales, el país ha ido abandonando el campo de las simples percepciones para adentrarse en el de las mediciones de desempeño.
El primero ha sido el Índice de Gestión de Servicios Municipales de la Contraloría General de la República, codiciado indicador para los actores de la política local, el cual señala el rumbo de avance en materia tan básica como el estado de las vías terrestres, la recolección y tratamiento de desechos, urbanismo, alcantarillado pluvial, los servicios educativos y culturales, o el aseo de las vías públicas. Se trata de una medición de alcances que dependen de forma directa de los municipios. En su última versión (2023) arrojó un dato poco alentador: el 80% de nuestros cantones se ubica en los niveles básico e inicial de madurez. El restante 20% apenas se ubica en un grado intermedio y ninguna de las municipalidades alcanza los grados máximos posibles de calificación: avanzado y optimizado. Un concepto que se ha afincado como fundamental para medir el estado de forma de nuestros cantones es la competitividad.
Durante los años más recientes se han generado diversos mecanismos para medir las condiciones de progreso en cada territorio y estimar sus posibilidades objetivas de brindar mejores condiciones de vida a sus habitantes. Tanto el Índice de Competitividad Nacional del Consejo para la Promoción de la Competitividad (iniciativa del sector privado) como el Índice de Competitividad Cantonal de la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica (UCR), se han erigido como prestigiosos modelos para entender de manera más precisa el rendimiento, dinamismo y proyección de un cantón y poder compararlo con sus pares.
Existen, pues, elementos objetivos a través de los cuales los ciudadanos pueden comprender mejor las condiciones de calidad de vida en sus cantones, tanto como las empresas pueden medir su entorno en aras de alcanzar mayores rendimientos. Durante el 2023, los cantones con mejor calificación según el citado Consejo de Competitividad fueron Belén, Montes de Oca, Heredia, Cartago, San Pablo y Santa Ana. En el caso de la medición que realiza la Escuela de Economía de la UCR, en su más reciente versión, los cantones que encabezan el ranking son Escazú, Belén, San José, Heredia, Curridabat, Alajuela y Montes de Oca. Todas estas herramientas de medición deberían generar un ambiente de mayor expectativa entre los ciudadanos y darles mejores elementos para juzgar el trabajo de sus autoridades locales.
Metas comunes
El aumento de responsabilidades que de forma paulatina se ha ido asignando a las municipalidades provoca que los alcaldes y demás autoridades locales le den importancia a objetivos que hasta hace unos años escapaban de sus listas de prioridades.
Recientes entrevistas realizadas por EF a seis de los alcaldes y alcaldesas electas en cabeceras de provincia revelan que, por ejemplo, el desarrollo turístico es una aspiración común entre todos ellos. La relevancia económica y los evidentes beneficios sociales del turismo hacen que exista cada vez mayor presión ciudadana al respecto de poder gozar de los efectos positivos de esa industria. Mientras Mario Redondo en Cartago se propone potenciar más el turismo religioso (un segmento que a nivel mundial moviliza decenas de millones de turistas), Ángela Aguilar del cantón central de Heredia piensa en atractivos de carácter histórico en la ciudad, así como en el aprovechamiento del extenso territorio de Vara Blanca, un hermoso distrito rural.
En Alajuela, Roberto Thompson proyecta realizar una recuperación del centro urbano, mejorar las condiciones peatonales, así como restaurar las plazas y los edificios más antiguos como atractivos turísticos, lo que resulta especialmente razonable considerando que ese cantón alberga el más importante aeropuerto internacional del país. En el caso de Liberia, su nuevo alcalde, José Javier Calvo, desea apostar por la cultura e identidad liberianas para potenciar el emprendimiento y lograr que el cantón aproveche mucho más la masiva llegada de visitantes que se produce por el aeropuerto Daniel Oduber, un verdadero símbolo del dinamismo que ha colocado a Guanacaste en la vanguardia de la atracción turística del país.
Otro objetivo común entre ellos es la atracción de inversiones a partir de mejoras de carácter regulatorio, particularmente con agilización de trámites, la digitalización, el acortamiento de los tiempos para expedir usos de suelo y permisos constructivos, así como una revisión de sus planes reguladores territoriales y el avance en infraestructura pública básica para la inversión, como aquella que se requiere para dotar de agua en cantidades suficientes a las industrias. Dentro de los principales propósitos de todos los alcaldes y alcaldesas se encuentra, claro está, el mejoramiento de las condiciones de seguridad ciudadana. Prácticamente no hubo candidato alguno que haya dejado de lado en su oferta electoral la instalación o el crecimiento de la policía municipal de su cantón. Junto a ello, una de las acciones que con mayor frecuencia se mencionan es la instalación de cámaras de video y su monitoreo permanente por parte de personal especializado. Para los costarricenses se ha vuelto especialmente crítico el estado de su seguridad y se percibe como una necesidad que el gobierno cantonal se sume al esfuerzo que realiza la Fuerza Pública. Este tema es particularmente delicado en el cantón central de Limón. La alcaldesa electa Ana Matarrita Mc Calla, en entrevista con este medio, hizo hincapié en la urgencia de mayor trabajo conjunto con el Gobierno de la República y el Poder Judicial recuperar espacios, limpiar la imagen negativa y atraer inversión que genere más oportunidades para sus habitantes.
Acomodos de poder
La primera prueba en la estrategia política de alcaldes y alcaldesas tendrá lugar el próximo 1.º de mayo. En esa fecha los concejos municipales definirán, mediante votación, a la persona que va a ocupar la presidencia del órgano, y por lo tanto dirigirá el debate en las sesiones, incidirá en la agenda y tendrá un rol preponderante en la conformación de las comisiones de trabajo de los regidores y regidoras. La empatía política y coordinación entre esa presidencia municipal y la alcaldía resultan fundamentales para generar una acción más determinante por parte del jerarca ejecutivo. En todos los cantones se desarrollan negociaciones entre las fuerzas políticas de cara a esa fecha. Muchas de ellas altamente complejas debido al creciente fraccionamiento del poder a causa de la existencia de más partidos en los concejos. En estas negociaciones el papel del alcalde o alcaldesa resulta trascendental. Le conviene amalgamar una mayoría de regidores que le permita afianzar su manejo en favor de las metas que se propone. Especialmente sensible le resultará esa mayoría para que aprueben los presupuestos municipales con los que pretende financiar sus proyectos. De ahí que la construcción de los acuerdos para establecer la primera presidencia municipal del periodo se convierte en un desafío estratégico de su gestión.
La tarea de gobernar es siempre compleja y el escenario multipartidista le impondrá a cada alcaldía grandes retos. Esperamos que las demandas de la ciudadanía se traduzcan en acciones eficientes de parte de los nuevos gobiernos locales y en una sana interacción de las fuerzas políticas en cada cantón del país.