Las criptomonedas, tecnologías de blockchain y bitcoin en particular atrajeron a un grupo de inversores institucionales como fondos de pensiones, fondos universitarios, sociedades de inversión y los fideicomisos de inversión el año pasado. Bitcoin mostró un aumento notable con un precio que se disparó desde menos de $5.000 en marzo de 2020 a más de $40.000 en enero de 2021, esto muestra una apreciación del precio de más del 733%.
Se podría argumentar que Bitcoin en su inicio se mantuvo completamente fuera del sistema financiero global, pero en el contexto de la pandemia, el sentimiento de los inversionistas sobre el estímulo económico y las implicaciones de los esfuerzos gubernamentales para apoyar la tambaleante economía, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y las investigaciones antimonopolio de “Big Tech”, bitcoin ahora está ganando terreno. La cantidad de plataformas de servicios de pago que aceptan bitcoin también está creciendo (ej: Paypal y Square). Incluso Visa Inc. apoyó algunos exchanges de criptomonedas líderes (Binance, Coinbase, entre otros) con tarjetas de crédito y débito relacionadas con bitcoin. Todavía no hay garantías de que bitcoin se convierta en la corriente principal para los inversores institucionales, pero la tendencia es muy positiva.
¿Qué tiene de especial Bitcoin?
Bitcoin tiene un suministro limitado de 21 millones. La oferta limitada junto con una alta demanda de ese recurso, afecta el valor. La popularidad de bitcoin como inversión alternativa atrae a nuevos participantes aumentando su valor, sin embargo, para un público más amplio existe un problema importante de estabilidad de su precio. Las finanzas disruptivas basadas en blockchain facilitan pagos transfronterizos baratos, confiables y rápidos, ofreciendo una alternativa a los métodos de transferencia tradicionales.
Los bancos centrales y los gobiernos de todo el mundo están haciendo esfuerzos para restaurar la confianza del mercado y desencadenar una intervención económica sin precedentes y paquetes de estímulo para amortiguar el impacto de COVID. Aunque sus funcionarios restan importancia a los temores de inflación, indicando que las preocupaciones no deberían frenar la recuperación económica global, algunos profesionales y científicos advierten que los bancos centrales no pueden permanecer en con una política monetaria expansiva eternamente: el impacto económico de la entrada ilimitada de dinero y la rápida profundización de la deuda pública podrían causar posteriormente un aumento general del nivel de precios debilitando así el poder adquisitivo del dinero fiduciario. Por lo tanto, muchos inversores consideran a Bitcoin y los criptoactivos como una cobertura contra los riesgos de inflación y una reserva de valor.
El valor de Bitcoin depende de la percepción y demanda del público. Pero además de eso, hay otro factor importante a considerar: la aceptación por parte de la industria bancaria comercial. Es lamentable que los términos “blockchain” o “bitcoin” sean malas palabras en los bancos y que varios de nuestros colegas hayan tenido sus cuentas bancarias cerradas al mencionar que trabajan con dichas tecnologías. Hay una percepción incorrecta de algunas personas de que las criptomonedas se utilizan principalmente para actividades ilícitas y algunos bancos se muestran reacios a aceptar las actividades de criptomonedas de los clientes. Es nuestra responsabilidad como sociedad combatir las actividades ilícitas, pero etiquetar bitcoin como una herramienta principalmente de lavado de dinero no es correcto. Es necesario que dialoguemos para aclarar estas concepciones erróneas.
Las transacciones de Bitcoin se rastrean en cadenas de bloques públicas, mientras que las transacciones de banca privada podrían permanecer privadas tal y como ha sucedido en el pasado; los principales bancos del mundo han sido multados por haber participado en este tipo de actividades. Con el libro mayor público y transparente de bitcoin, es relativamente fácil rastrear y analizar el origen de los fondos. Existen diferentes herramientas: la supervisión de los sistemas de prevención del blanqueo de capitales y terrorismo para empresas de servicios monetarios, herramientas de monitoreo y bases de datos que pueden hacer coincidir muchas de las direcciones bitcoin con personas conocidas. La mayoría de transacciones criptográficas y fiduciarias conectadas (millones de dólares) se da a través de intercambios centralizados registrados, que deben cumplir con la regulación pertinente y los procedimientos de conocimiento del cliente (KYC) y de prevención de blanqueo de capitales (AML).
¿Qué sigue para Costa Rica?
El tema de educación y reconocimiento de los activos digitales y la tecnología de blockchain en Costa Rica es vital. Es necesario fomentar la educación, conocimiento público, y desarrollar la cultura del sector financiero de adoptar los activos digitales y las tecnologías blockchain gradualmente. En ausencia de una regulación nacional de activos digitales y criptomonedas existe la necesidad de que las instituciones financieras, corporativas y gubernamentales se involucren de una manera más profunda en la materia. En particular a las instituciones en Costa Rica les cuesta comprender la naturaleza de los activos digitales y sus atributos.
La situación ha hecho necesario que fundemos gremios como la Asociación Blockchain Costa Rica, de manera que se haga una promoción activa de los usos y beneficios de estas tecnologías. Los bancos comerciales tienen interés pero también tienen temor en aceptar los criptoactivos y actividades conexas; consideramos que es así por falta de conocimiento y por la falta de un marco legal que les permita investigar e innovar con ellos. Costa Rica pierde oportunidades e inversiones de innovación en la industria mundial de blockchain, pudiendo en vez tomar el liderazgo en la región centroamericana y avanzar en la transformación digital de servicios financieros. Queremos que en Costa Rica se dialogue abiertamente sobre este tema y generar así una postura país. Blockchain sirve también, entre otras cosas para darle trazabilidad y transparencia a las compras públicas del Estado así como para darle trazabilidad al uso de fondos en programas de subsidios a poblaciones en riesgo.
En resumen, el potencial de blockchain y los criptoactivos es enorme y ayudaría a la reactivación económica del país.