Estando en uno de mis primeros trabajos, tuve una experiencia muy interesante. Recuerdo que mi compañera de proyecto y yo íbamos a sentarnos a almorzar y aprovechar para conversar. Cada vez que podíamos y que correspondían nuestros horarios de atención a los pacientes, aprovechábamos para compartir y hablar.
Ese día sucedió algo curioso y fue que, una de médico que estaba de visita en Costa Rica, iba pasando por la oficina e iba a almorzar ahí con nosotras. Bueno, no era algo que esperábamos, pero nos preparamos, alistamos la mesita y calentamos nuestra comida.
Recuerdo que la médico, que por cierto era una persona muy agradable y simpática, además de una profesional brillante, llegó con un almuerzo muy elaborado. Mi compañera de proyecto y yo teníamos almuerzos más sencillos. Recuerdo como mi compañera agradecía ese día por su comida y la saboreaba con el mayor gusto, como si fuera el platillo más gourmet.
Ese día mi amiga y compañera me dio un gran regalo, una gran lección de humildad y gratitud, pues yo en algún momento sentí un poco de vergüenza de comer frente a esa “gran médico”; pero ella con su autenticidad me recordó acerca de la importancia de vivir con agradecimiento con lo que tenemos, aunque parezca “ser menos” o más sencillo de lo que tienen los demás. Esa es la clave de la felicidad.
A partir de ese día interioricé una gran moraleja para toda mi vida, con la que trato de vivir cotidianamente, agradecer por todo, sin compararme con lo que tienen los demás, viviendo plenamente, admirando lo maravilloso de aquello que poseo y que puedo disfrutar.
Curiosamente esa compañera de trabajo, ya no es compañera, pero sí una gran amiga de vida. Ella, acaba de cumplir 50 años y cuando nos reunimos a celebrar y compartir, le pregunté, ¿cómo haces para parecer de 30 y verte tan llena de vida? Su respuesta fue, “vivir sencillo sin complicarme, disfrutando y agradeciendo”. Otra nueva gran lección y, ¡yo me quiero ver así a los 50! Corroboro que efectivamente la gratitud tiene un efecto positivo hasta en nuestra salud.
La palabra gratitud viene del latín gratitūdo y según la Real Academia Española es un “sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio o favor que otra le ha hecho o ha querido hacer, y a corresponderle de alguna manera.”
La gratitud tiene un efecto especial tanto en nuestros estados emocionales, corporales, así como en nuestro estado mental y en nuestras relaciones. Además, nos ayuda a ser personas con mayor resiliencia y automotivación; contar con fortaleza psicológica para manejar los retos de la vida, y contribuir también con el desarrollo de otras personas, tanto en nuestros círculos laborales como familiares.
Según la psicóloga Sonia Castro, “la gratitud es una gran vacuna contra el pesimismo. Las personas agradecidas se focalizan, priorizan y ponen el foco en lo que sí tienen y poseen, y no en lo que les hace falta. Pareciese que miraran la vida con unas gafas con un filtro polarizado diferente y especial, son personas que desprenden más ilusión y mucha menos queja.”
La misma autora menciona, que en las personas agradecidas “su pensamiento se centra en lo bueno que tienen, a diario sienten gratitud por los detalles positivos que les rodean y suelen expresar sus sentimientos de gratitud de manera correcta. Todo ello les hace sentirse mucho más felices y salpican felicidad a los que tienen alrededor que se sienten contagiados y tremendamente afortunados por su actitud.”
La gratitud por lo tanto, tiene un efecto positivo en cómo nos sentimos, cómo nos percibimos y cómo vivimos; pero además tiene un efecto positivo en nuestra salud integral. La autora Louise Hay, incluso hablaba acerca de un “Tratamiento de Gratitud”, llamado, Hoy agradezco, que consiste en diferentes frases y afirmaciones positivas, donde agradecer es el centro. De hecho una de las frases de dicho escrito es, “expreso mi gratitud con frecuencia y busco cosas por las cuales dar las gracias. Mi vida está llena de agradecimiento.”
Louise Hay fue reconocida por sus contribuciones al desarrollo y calidad de vida de muchas personas alrededor del mundo; encontrando precisamente una asociación entre este tipo de pautas y el bienestar.
Pero no solo eso, sino que la gratitud también contribuye, a nivel corporativo, a generar un mejor ambiente laboral. Aquellos equipos que se agradecen y se reconocen sus logros mutuos, son equipos también más resilientes, más unidos y comprometidos; y por ende más fidelizados con la organización.
Estos aspectos no solo son beneficiosos para el cliente interno, sino también para el cliente externo. Según la revista Forbes, en su artículo, “Por qué es importante ser agradecido en el trabajo” (2021), por Fran Gómez, se menciona que, “si utilizas expresiones como “gracias por venir”, “gracias por confiar en nosotros” o “gracias por su compra” esto tiene más impacto en el cliente”.
Por otra parte, en este mismo artículo el autor menciona que, “aunque el cliente no haya comprado nada, es importante darle las gracias para que así no se vaya con la sensación de que solo te interesaba si se gastaba el dinero. Dar las gracias tiene un gran impacto en ambas partes, tanto en quien las da como en quien las recibe”.
Como psicóloga soy consciente del efecto poderoso que tiene la gratitud en las personas, en su estado anímico, en la salud mental, física y corporal; el efecto positivo en el relacionamiento y la creación de sanos vínculos interpersonales. El impacto que tiene en el crecimiento personal, la autoimagen, la autoconfianza y el desarrollo; así como en el desempeño y la sinergia de equipos e incluso la atención del cliente.
Es fundamental iniciar y finalizar cada día, agradeciendo. Tomando conciencia por todo lo que tenemos y podemos disfrutar, hacerse la pregunta y ¿hoy, por qué agradezco? Por mis amigos, familiares, por el trabajo, por los compañeros (as), por la comida, por el sol, por la lluvia, por la vida. Porque alimentar nuestra gratitud, es alimentar también nuestra paz, plenitud y felicidad.
Para finalizar, hoy quiero agradecer a todas las personas que de una u otra manera, trasforman mi vida, y contribuyen para poder ser una mejor profesional y ser humano. De manera especial, a mi amiga y colega Evelyn Vaglio, a quien menciono al inicio de este artículo, por su amistad invaluable, su sabiduría y por compartirme muchas de las grandes lecciones que he recibido en mi vida. ¡Gracias!