Las elecciones legislativas francesas culminan con un resultado inesperado, la derrota de la extrema derecha abre un panorama inédito.
La izquierda, agrupada en el Nuevo Frente Popular, logra el primer lugar. El bloque de Macron se posiciona segundo. La ultraderecha de Marine Le Pen queda tercera, luego de avances en las elecciones europeas y primera vuelta francesa.
Empero, la izquierda no logra mayoría, el macronismo pierde parlamentarios y la ultraderecha gana escaños. El resultado global es positivo, pues la alianza electoral entre los partidos de izquierda y los de gobierno logra detener el avance de la derecha radical, caracterizada por su posición antinmigrantes, fobia de las instituciones europeas, rechazo a las elites políticas, entreguismo a Vladimir Putin, autoritarismo y etnonacionalismo.
Para la Europa democrática es un triunfo, ante el avance de partidos ultraderechistas en Italia, Hungría, Países Bajos y Alemania. Detener la progresión de estas fuerzas en Francia coincide con la victoria abrumadora del laborismo en el Reino Unido, la permanencia en el gobierno de la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales en Berlín y el ascenso de la centro derecha en Polonia.
Gran parte del futuro de la humanidad se juega en Europa del Este, agredida por el neoimperialismo de Putin. Francia, potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tiene un papel muy importante que cumplir en la defensa europea. El presidente Macron ha sido claro en esa dirección: una Francia debilitada por una cohabitación con la derecha rusófila hubiese dañado a la Unión Europea.
Europa debe prepararse ante la probable llegada de Trump al poder, quien no ha mostrado afinidad con la Unión Europea y la OTAN.
Los procesos internos franceses marcarán su rumbo internacional. Macron tendrá que formar una coalición parlamentaria con su bloque, la izquierda moderada y la derecha democrática y tendrá que buscar un primer ministro que tenga puntos de encuentro con estas fuerzas, para lograr una mayoría que apruebe su designación y garantice gobernabilidad.
Las negociaciones tomarán su tiempo y apenas empiezan, pero deberán concretarse antes del otoño para la votación del presupuesto nacional.
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Constantino Urcuyo Fournier es abogado y doctor en Sociología Política de la Universidad de París. Catedrático de la Universidad de Costa Rica, exdiputado y director académico del Ciapa. Profesor visitante en las universidades de Tulane y Salamanca. También es consultor internacional y nacional para diversas empresas.