Opinión de Leda Muñoz | “El proceso de civilización es el responsable de estimular comportamientos violentos y generar las guerras y las divisiones”. Con más de 10.000 años de civilización y expuestos a los niveles de intolerancia, odio, violencia y egocentrismo actuales, que atentan contra el bienestar común y del planeta, el libro provoca a la reflexión, y esa esperanza que se asoma entre sus páginas se agradece.
Hoy quiero compartirles la propuesta del joven escritor Rutger Bregman, en su libro Dignos de ser humanos. A lo largo de más de 450 páginas, presenta investigaciones científicas y múltiples casos de la vida real, para respaldar su idea de que el ser humano es fundamentalmente bueno, una idea que, aunque no es nueva (recordemos a Rousseau, por ejemplo), vale la pena analizar más. Lo novedoso del libro es el esfuerzo de documentarla.
Muestra evidencia de que los prehistóricos grupos nómadas, recolectores y cazadores, al encontrarse tendían a intercambiar y compartir, en lugar de confrontarse como se ha sugerido regularmente. Retoma la historia real de un grupo de jóvenes que sufre un accidente aéreo y caen en una isla solitaria donde viven un largo periodo hasta su eventual rescate, hecho que inspira la novela de William Golding y la conocida película El señor de las moscas. La imagen que se deriva de la novela es que el ser humano es violento y egoísta por naturaleza. Sin embargo, de un estudio cuidadoso sobre lo que realmente sucedió, incluyendo entrevistas a algunos de los náufragos, surge otra imagen: los jóvenes cooperaban y resolvían pacíficamente sus diferencias.
Bregman también nos recuerda la nochebuena de 1914, en la que soldados alemanes e ingleses, atrincherados unos frente a los otros, terminan cantando juntos villancicos. Entrevistas a numerosos soldados en varias guerras llevan a la conclusión de que una gran parte de ellos escogía no disparar, lo que concuerda con otros estudios que muestran porcentajes inexplicablemente altos de armas cargadas, pero no disparadas.
El autor reconoce que el mal existe y es más fuerte, pero insiste en que el bien es mucho más frecuente. Sugiere que fue el proceso de civilización el responsable de estimular comportamientos violentos y generar las guerras y las divisiones. La acumulación de bienes que el establecimiento de la agricultura permitió, fue —a su juicio— el inicio de este proceso.
No todos los argumentos de Bregman me parecen convincentes, pero el tema debería ser objeto de más estudios rigurosos que nos permitan entender mejor nuestra naturaleza y las condiciones que pueden modificar esta. En este punto de la historia, con más de 10.000 años de civilización, y sin embargo expuestos a los niveles de intolerancia, odio, violencia y egocentrismo actuales, que atentan contra el bienestar común y del planeta, el libro provoca a la reflexión, y esa esperanza que se asoma entre sus páginas se agradece.
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Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica, exvicerrectora de Acción Social, investigadora en nutrición y desarrollo infantil; coordinadora del Informe Estado de la Nación y exdirectora de la Fundación Omar Dengo. Ph.D. en nutrición infantil y epidemiología.
Leda Muñoz es catedrática de la Universidad de Costa Rica y cuenta con más de 35 publicaciones científicas y académicas. Es exdirectora ejecutiva de la Fundación Omar Dengo.
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