El dios romano Jano es el dios de las puertas, los comienzos y las transiciones. Es por eso que el primer mes del año lleva su nombre del latín ianuarius. Era simbolizado con dos caras, una viendo hacia atrás y otra hacia el frente.
El concepto de organizaciones ambidiestras creado por Robert Duncan parece haberse inspirado en Jano, pues explica cómo las empresas pueden tener una estrategia dual que incluye explotar el presente (los negocios existentes) y al mismo tiempo explorar el futuro (crecer a través de nuevos negocios).
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Para gerenciar el presente, las estructuras funcionales son ideales y requieren gerentes enfocados en eficiencia, productividad y rentabilidad. Sin embargo, para innovar se necesitan estructuras más ágiles y una cultura enfocada en la transformación, con apetito por el riesgo y orientación a resultados. La exploración del futuro requiere intraemprendedores.
Dos mundos
El modelo superior de una empresa ambidiestra radica en que en ella conviven ambos mundos: el de los gerentes de alto desempeño con el de los intraemprendedores. En estas empresas coexisten diferentes estructuras, procesos y culturas.
Lo que me parece más fascinante es que se ha probado que es vital que estas estructuras estén unidas al más alto nivel organizacional, para que puedan permitir la fertilización cruzada. No son efectivas trabajando de manera completamente independiente. El otro elemento clave de éxito de una empresa ambidiestra es tener una única visión. Esta visión debe ser inclusiva y aglutinar los dos mundos.
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En la especie humana, en promedio, el 90% de las personas son diestras; un 9%, zurdas, y un 1%, ambidiestras. Yo creo que esta condición aplica también al mundo empresarial, en donde muy pocas compañías están aprovechando esta oportunidad de ser ambidiestras y poder sacar el máximo provecho a su presente mientras crean intencionalmente su futuro.