Definición: En los textos de economía se definía inflación como un aumento general, sostenido y sustantivo de los precios, durante un período. Con los años los nuevos libros de texto solo citan: aumento general y sostenido. Eliminar lo de sustantivo o relevante, podría justificarse dado que, al medir la inflación como la variación en el nivel general de precios, puede resultar en una tasa de crecimiento pequeña o alta. Pero, lo de general y sostenido, si se mantienen como condiciones necesarias para llamar al incremento en los precios inflación. Esto para diferenciarla de un cambio temporal en los precios relativos de algunos bienes y servicios.
Detalle teórico: La inflación es siempre y en todo momento un fenómeno monetario, proclamó Friedman. Existe un consenso general de los bancos centrales de tratar de enfrentar la inflación con el control monetario, la cantidad de dinero en circulación y con el nivel la tasa de interés referencial. Al reducir la liquidez o incrementar el precio del dinero, se reduce la demanda de bienes y servicios y con esto la presión a subir de los precios. Por esto es importante aclarar si todo aumento en los precios es inflación, para saber si hay que aplicar la receta monetarista de los bancos centrales.
Contexto del primer año pospandemia: Lo anterior suena un poco a debate teórico, pero viene al caso a revisar que pasó con la inflación en Costa Rica en el 2022. Al finalizar la pandemia, cuando todos pensábamos en recuperación y estabilidad, aparecieron elementos como la crisis de contenedores, aumento en precios de energía y de materias primas. Algunos de estos incrementos de precios como resultado de la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto modificó las expectativas de inflación y activó las alertas de muchos bancos centrales en el mundo.
En Costa Rica la inflación se mide mediante la variación del Índice Precio al Consumidor (IPC), este indicador es calculado y publicado mensualmente por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), lo que permite revisar la variación mensual y acumulada de los precios.
Con base en la inflación interanual (últimos 12 meses), en agosto 2022 se registró una inflación de 12,13%, muy superior al promedio de los 10 años anteriores 2,4%. Conforme la inflación se incrementaba el Banco Central de Costa Rica (BCCR), aplicando la receta monetaria, comenzó a implementar sucesivos incrementos en la tasa de política monetaria (TPM), pasándola de 1,25% a 9% durante el 2022.
Posible error
¿Y si la inflación del 2022 no fue todo inflación? ¿Y si algunos precios no subieron de forma sostenida? Con el objetivo de tener claridad sobre este fenómeno, los bancos centrales revisan la inflación subyacente o esencial, esa que procura medir los movimientos de precios atribuibles a presiones monetarias, eliminando el efecto que tienen las variaciones temporales o extremas, generalmente asociadas con factores climáticos, estacionales o institucionales. Este ejercicio lo hacen los bancos centrales para poder implementar y medir con mayor rapidez el impacto de la política monetaria aplicada o por aplicar.
Al revisar el gráfico histórico de inflación general versus inflación subyacente se demuestra que la inflación del 2022, medida por el indicador subyacente fue mucho menor que la inflación general. Si comparamos contra la meta de inflación del 3%, la inflación general excedió la meta en nueve puntos porcentuales, pero la inflación subyacente solo cuatro puntos porcentuales. Y ambos indicadores presentaron un rápido ajuste a la baja en los meses siguientes.
Si la inflación subyacente es la que puede ser atribuida a factores monetarios, ¿era realmente necesario incrementar a ese nivel la TPM y mantener por tantos meses ese nivel tan alto? Recordemos que desde agosto 2022 el IPC mensual ha registrado incrementos insignificantes o disminuciones, “la inflación negativa” registrada en los últimos meses.
Impacto actual. Muchos economistas han planteado que al Banco Central se le fue la mano incrementando la TPM, otros han indicado que no las bajó al mismo ritmo. También, otros indican que el alto nivel de tasas en colones contribuyó, entre otros elementos, en la apreciación de nuestra moneda. Además, dado el efecto rezagado de las tasas de interés, pasivas y especialmente las activas, estas mantienen frenado el ritmo de crecimiento de la economía, especialmente al sector definitivo (fuera de zonas francas).
Ahora que la Reserva Federal de Estados Unidos anuncia un cambio en la tendencia de tasas de interés, parece que los grados de libertad de nuestro BCCR se amplían para actuar y reducir la TPM. Sin embargo, aplicando este análisis forense, parece que no solo se incrementaron las tasas de interés más de lo que la inflación registrada lo ameritaba, sino que también se mantuvo ese nivel alto y el impacto se sintió en el mercado financiero, cambiario y real de nuestra economía.
Un refrán japonés dice: “si tomaste el tren equivocado mejor bájate en la primera parada antes de que el viaje de vuelta resulte más caro”. Parece que esto, sin duda aplica en muchas decisiones en la vida y también en política monetaria.
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El autor es consultor en economía, finanzas y mercado de valores.