La gerencia social es un conjunto de prácticas, técnicas y principios que permiten, a través de su aplicación, generar cambios importantes para el estado de bienestar en la población en general, mediante el uso racional y efectivo de recursos.
La gerencia y su gestión como arte y ciencia mantiene el equilibrio social. La manifestación de dicho equilibrio es escasa en nuestro país hoy en día. Lo que ha prevalecido es la clásica administración basada en el rigor de cumplir procedimientos sin resultados contundentes y duraderos. Es el sistema predilecto de la política de hoy.
Sumado a esto, está el fenómeno de las autoridades del Estado que vigilan que sean cumplidos los reglamentos y leyes (muchas de ellas fuera de contexto) aunque el impacto en la sociedad y su progreso sean absolutamente marginales. El gobierno de un Estado, que se elige con el voto de los ciudadanos, es reflejo de nosotros mismos; refleja la grandeza o falta de ella de la sociedad, la confianza o desconfianza que nos tenemos. A fin de cuentas, es la expresión más simple de nuestra forma de ser.
La grandeza de una sociedad no viene del gobierno de la república, sino de la conciencia del pueblo, la cual parte del hecho del bienestar del otro y no llanamente del interés propio. Expresado con una oración sencilla: no existe el yo, aquellos y estos; existe solo una palabra de común acuerdo: nosotros. Con la acción estatal del “nosotros” la racionalidad de los recursos y su impacto se maximizan.
“Nosotros”
Las sociedades con mentalidad de “nosotros” necesitan pocas leyes, por el simple hecho de que la colectividad persigue de forma inmediata el bien común, lejos de los intereses gremiales, institucionales, o partidarios. La simplicidad de las regulaciones muestra un estado avanzado de conciencia social.
Por el contrario, la demasía legal es una correlación directa de la desconfianza social entre los individuos, una prueba fehaciente del estatus de todos contra todos, situación en la que una sociedad no crece más, solamente se empobrece.
Esta es la imagen que como sociedad venimos representado desde hace varios años. Todas estas manifestaciones sociales son fiel reflejo de las incapacidades de todos los bandos funcionando bajo la visión del yo, aquellos y estos.
Si quienes gerencian el Estado ocupan sus cargos debido a temores, autorealización o simplemente la elección del “peor es nada”, la sociedad externa entonces la poca capacidad de autorregularse dada su escasa autoconciencia y visión de colectividad.
Hasta que no dejemos de ser presas del miedo colectivo y giremos hacia un sistema del nosotros, seguiremos chapoteando en este circulo vicioso de dramas sociales que no forjan país.