En febrero del 2018 el PAC descendió del 30% de la votación al 21% y perdió diputados. A pesar de una considerable diferencia en la segunda ronda, el partido de Gobierno entró al juego legislativo con una reducida minoría.
La idea de un gobierno nacional aportó algunos buenos cuadros económicos del PUSC, aunque la fracción socialcristiana tiene autonomía y no sigue directivas de Zapote.
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La lucha por la reforma fiscal concluyó con una victoria gubernamental pero el Presidente se desgastó en el proceso. La tensa situación en torno a los nombramientos en la Cancillería, ministros disfuncionales en puestos importantes y deserciones ministeriales, implicaron una erosión adicional, manifestada en la negativa evaluación de Carlos Alvarado y su administración en las encuestas.
Las evaluaciones de las calificadoras de riesgo se sumaron al proceso de debilitamiento gubernamental, haciendo evidente que el problema fiscal no está resuelto y que se requieren acciones complementarias.
Sin planes
Educación dual, teletrabajo, extinción de dominio, los proyectos de eurobonos y empleo público aguardan votación en la Asamblea Legislativa y no cuentan con los votos para su aprobación. Como lo ha expresado el jefe de fracción del PLN: sobre ninguno existe una posición pacífica por parte de las fracciones.
En el caso de los eurobonos, la discusión ha girado en torno a la emisión única o recurrir a los préstamos multilaterales. Ambas opciones requerirán de 38 votos.
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El camino está empinado, la desaceleración económica y el desempleo se acentúan, sin que el Gobierno presente planes orgánicos, más allá de afirmar que la confianza recobrada con la reforma fiscal producirá el milagro.
Todo parece indicar que en la difícil búsqueda de un norte el Gobierno seguirá perdiendo capital político.