Desde 1980, Costa Rica ha experimentado una notable transformación en su paradigma de desarrollo, destacando cuatro elementos clave que han impulsado la evolución estructural de su economía.
Estos elementos incluyen la apertura comercial y la promoción de las exportaciones, la resiliencia y diversificación productiva, la estrategia para atraer inversión extranjera directa (IED) y fomentar las exportaciones, así como la creación de un entorno propicio para la inversión. Previo a este periodo, el país ya había marcado un rumbo significativo al priorizar la educación sobre la militarización.
Esta evolución se ha visto respaldada por la alta cualificación de la población, con tasas de alfabetización del 98%, una tasa de escolaridad del 88%, y un notable 21% de graduados universitarios según el Banco Mundial, 2021. La capacidad de adaptación a las demandas de las empresas internacionales refuerza la sólida base democrática y la estabilidad política y económica de Costa Rica. Su posición estratégica como puente geográfico y cultural, junto con el liderazgo en la reversión de la tasa de deforestación, distingue a Costa Rica como una nación que ha prosperado gracias al talento humano, reconocido internacionalmente por su destacada capacidad e innovación.
Costa Rica destaca como un laboratorio de innovación respaldado por talento y visión. En este contexto, es esencial potenciarse mediante el trabajo colaborativo y en cadena dentro de un ecosistema.
Empresas de renombre mundial, incluyendo Intel, Amazon, Hewlett-Packard, IBM y Microsoft, han elegido establecer operaciones en el país, aprovechando el entorno propicio para el desarrollo y la innovación que ofrece Costa Rica.
A pesar de estos logros, un informe de ManpowerGroup (2021) revela que hasta el 59% de los empleadores en Costa Rica enfrentan dificultades para cubrir vacantes debido a la disrupción tecnológica, siendo los roles calificados y técnicos los más difíciles de llenar. Ante esta situación, estas empresas implementan programas de capacitación y desarrollo profesional para fortalecer las habilidades y conocimientos de los trabajadores.
Durante décadas, la construcción de un perfil profesional competitivo en Costa Rica se basó en un modelo educativo enfocado en desarrollar competencias requeridas por la industria. Sin embargo, este modelo enfrenta desafíos, incluyendo brechas entre el perfil requerido y disponible, nuevas tecnologías y la necesidad imperante de aprendizaje continuo.
Retos
Surgen interrogantes cruciales: ¿Cómo generar nuevos modelos de formación que atiendan las necesidades de sectores dinámicos sin descuidar las particularidades de los perfiles laborales de la población? ¿Cómo impulsar estrategias más costo-efectivas sin sacrificar la calidad de la formación para construir una Costa Rica más próspera, sostenible e inclusiva?
La respuesta a estos cuestionamientos radica en promover políticas y programas que impulsen la formación y desarrollo profesional de la población, fomentando la participación activa del talento costarricense en cadenas globales de valor y consolidando el papel del país en la economía mundial. Invertir en el crecimiento y capacitación del capital humano es crucial para asegurar un futuro próspero y competitivo.
Costa Rica destaca como un laboratorio de innovación respaldado por talento y visión. En este contexto, es esencial potenciarse mediante el trabajo colaborativo y en cadena dentro de un ecosistema.
Un ejemplo notable es la estrategia de financiamiento de retorno al empleo (Forte), un modelo de formación impulsado por la Fundación CRUSA en alianza con una empresa internacional del mismo nombre, que ha demostrado resultados concretos en empleabilidad en áreas tecnológicas. Este programa, dirigido inicialmente a 150 mujeres de diversos perfiles socioeconómicos y regiones del país, se distingue por medir el éxito a través del aumento en el pago del impuesto de la renta por las egresadas, evitando presiones sobre el presupuesto público.
En tan solo cuatro meses, Forte logró una inserción laboral del 70% de las participantes, evidenciando el impacto positivo que la combinación de recursos, conocimientos y oportunidades puede tener al empoderar a las mujeres y abrir puertas hacia un futuro prometedor.
El éxito y progreso se alcanzan de manera más efectiva cuando se fomenta la colaboración, la sinergia y la interconexión entre los diversos actores y sectores. Costa Rica, con su enfoque en la formación continua y la innovación, demuestra que el impulso hacia un futuro próspero y sostenible requiere una estrategia holística y la participación activa de todos los niveles de la sociedad.
Flora Montealegre Guillén es la directora ejecutiva de la Fundación Crusa.