Un reportaje de El Financiero da cuenta de que en Costa Rica existen 1.382 asociaciones solidaristas activas —al pasado 15 de octubre—, según los datos aportados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
La cifra es importante no solo por la cantidad de organizaciones sino por el número de personas que están en ellas y lo que eso implica para las familias y la economía del país.
Dentro de la misma consulta que hizo la periodista Mónica Cerdas a esa dependencia de gobierno, se incluyó la cantidad de asociados: 401.429 personas. Esta población, junto con sus respectivos patronos, hacen aportes todos los meses que nutren una masa de ahorro relevante en el país.
La importancia de ese capital ya lo apuntamos el pasado 6 de setiembre en otro reportaje, donde detallamos que las solidaristas manejan cerca de $2.600 millones, lo que equivale al 3% del Producto Interno Bruto de Costa Rica.
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En esta ocasión pasamos a detallar el tamaño de cada asociación solidarista, cuáles son las más grandes por afiliados y cuánto representan estas entre el gran total.
Según ese parámetro, las más importantes son la Asociación Solidarista de Empleados de la Caja Costarricense del Seguro Social (Aseccss), la Asociación Solidarista de Empleados de Corporacion de Supermercados Unidos S.R.L. y Afines, y la Asociación Solidarista de Empleados de Amazon y Empresas Afines.
Así, las tres agrupaciones con más personas, representan en conjunto el 18% del total de asociados. Aunque por ahora se desconoce el volumen monetario que eso representa en cada organización, la cantidad nos hace suponer que el capital que manejan esas entidades es significativo.
El modelo tiene bondades reconocidas. Incluso los administradores de varias asociaciones han conformado sus propias solidaristas, convirtiéndose así en asociaciones dentro de otra solidarista. Esto ocurre porque los administradores no pueden ser parte de las agrupaciones en las que trabajan y su patrono es distinto.
Obligaciones
Recordemos que en el solidarismo el ahorro se forma y crece de manera conjunta entre empleados y patronos. Conformar un capital relevante toma tiempo y para muchas personas significa hacer un sacrificio en cada quincena o mensualidad, pero lo llevan a cabo porque conocen los beneficios de este tipo ahorro que puede darles algún tipo de protección ante emergencias o desempleo.
La gestión de ese dinero implica una enorme responsabilidad. Esta inicia en cada asociado y continúa entre a quienes se les otorga la responsabilidad de administrar o manejar esos recursos.
Para dimensionarlo, solo en el caso de Aseccss hay 45.910 personas que confían en que su dinero sea manejado de la forma más eficiente y responsable.
Pero, ¿qué implica esa responsabilidad y por qué es importante?
Es posible hacer una lista de aspectos deseables que incluyen la elección de miembros idóneos en las juntas directivas, que la mayor cantidad de afiliados participe en las elecciones, que la junta directiva sea activa y recurra a información confiable para la toma de decisiones, que se seleccione la administración de la forma más profesional y con los mejores perfiles, y que se sigan pautas recomendadas para entidades financieras; por ejemplo, tener un reglamento de inversión y seguir puntualmente las normativas fiscales o contables.
Tampoco está de más que una junta directiva reciba asesoría externa e independiente si así lo requiere, así como capacitación en las mejores prácticas de gestión y supervisión.
La importancia de estas prácticas se fundamenta en que las solidaristas no están sujetas a la supervisión prudencial financiera de los organismos que se encargan de esta función en el sistema nacional. En otras palabras, no tienen que cumplir con pautas e indicadores que demuestren una adecuada solvencia y fortaleza. Justamente por esa razón es trascendental la autorregulación, al menos durante el tiempo en que estén eximidas de esa vigilancia.
El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero ratificó en el 2021 que las solidaristas están exceptuadas de la regulación por parte de la Superintendencia General de Entidades Financieras.
Estas condiciones deberían inclinar que las solidaristas procuren evaluar seriamente en tener buenos controles internos y auditorías de manera proporcional a su tamaño.
Casos como las inversiones de ahorros en Coopeservidores, la financiera Desyfin y anteriormente en Aldesa son algunos de los ejemplos en donde se hace evidente la necesidad de los contrapesos y valoraciones que necesitan tener las solidaristas.
El manejo de los recursos de los trabajadores requiere seriedad y que las decisiones se fundamenten en información de la mejor calidad posible.