Hace cinco años empezamos a conversar en Deloitte acerca del futuro de la salud. Un futuro donde el cuidado de la salud se centra en el consumidor y no en el sistema como hoy día. Un cambio que está fundamentado en una transformación digital con interoperabilidad de datos, inteligencia artificial y plataformas tecnológicas, abiertas y seguras, para empoderar al paciente. La pandemia significó una disrupción radical e hizo que estas transformaciones que veíamos lejanas se aceleraran, trayendo muchas de las predicciones que teníamos para el mediano y largo plazo al futuro próximo.
Primero tenemos que definir ¿qué significa el futuro de la salud? Podemos entrar en un debate existencial de este significado, pero a grandes rasgos y de acuerdo a un estudio reciente de Deloitte denominado “Fuerzas de Cambio”, es un cambio fundamental donde la industria de servicios de la salud se ve forzada a enfocarse en el bienestar del paciente y no en el tratamiento de sus enfermedades. La disponibilidad de datos, provenientes de una gran variedad de fuentes, otorgará un perfil muy exacto del estado de salud del paciente.
Pensemos en las amplias posibilidades de información que tendrán los dispositivos del futuro, si hoy podemos tener datos como: frecuencia cardíaca, efectividad del sueño, presión arterial, movilidad y muchos otros. Nuestro pronóstico es que estos datos serán exponencialmente más confiables y existirán más, lo que permitirá empoderar al paciente y brindar un perfil en tiempo real sobre su estado de salud. Pero, ¿cómo llegamos ahí?
Existen seis grandes comportamientos que prevemos que deben ocurrir —y creemos que van a suceder— para que esta transformación se vuelva una realidad:
Consumidores dispuestos a compartir su información con instituciones de confianza. Actualmente existen plataformas que buscan consolidar los datos generados en sus dispositivos y aplicaciones con los récords de salud de los pacientes, para brindar más información a los médicos cuando tratan a sus pacientes.
Interoperabilidad de datos. Existe una gran cantidad de datos de salud que se encuentran almacenados en diferentes fuentes. La accesibilidad de estos datos es esencial para brindar un servicio personalizado de salud, así como, permitir a las herramientas de analítica avanzada generar diagnósticos y recomendaciones.
Mayor acceso a servicios de salud. Las barreras tradicionales para el acceso a los servicios de salud deberán ser borradas. El poder adquisitivo o vivir en zonas rurales dejarán de ser barreras para el acceso a los servicios de la salud, gracias a que la disponibilidad e interoperabilidad de los datos permiten el acceso a los servicios de bienestar, aún en las zonas más remotas.
Un consumidor empoderado. El paciente será el que dicte el cambio en lugar de ser un actor pasivo en el sistema de salud. El paciente estará empoderado gracias a la información y podrá escoger a sus proveedores de salud basado en sus necesidades. Al mismo tiempo, podrá elegir las coberturas de las aseguradoras que mejor se adapten a sus necesidades y basado en información personalizada.
Cambios de comportamiento. Muchas de las enfermedades que son prominentes hoy en día, pueden ser modificadas o reducidas a base de comportamientos. La disponibilidad de información y la manera en que esa información se le presenta a los consumidores permitirá que se puedan tomar decisiones para reducir drásticamente enfermedades como: diabetes, hipertensión o la adherencia a medicamentos para tratar diferentes condiciones.
Descubrimientos exponencialmente acelerados de tratamiento. La disponibilidad de datos y la interoperabilidad de los mismos, así como, nuevos avances tecnológicos en inteligencia artificial, realidad virtual y telemedicina, permitirán una aceleración en los descubrimientos de tratamientos para tratar enfermedades.
Tomando en consideración estos cambios ¿Cómo se visualiza el ecosistema de salud en el futuro?
Los jugadores tendrán que competir con nuevos actores dentro del ecosistema de salud. Pensemos en el reloj inteligente que muchos portamos, el cual podrá ser un jugador importante en la industria.
Las compañías exitosas tendrán que competir en una o varias de las siguientes tres categorías:
- Plataformas de datos: Son aquellas organizaciones que se dedican a recolectar y almacenar información de salud de los consumidores. Incluye el desarrollo de herramientas analíticas de avanzada para generar perspectivas más allá de los que son generados por las plataformas convencionales.
- Proveedores de servicios de salud: Son operadores virtuales y físicos y que proveen servicios de salud centrados en el paciente. Tienen un foco en el bienestar e incluyen desarrolladores de aplicaciones de bienestar, operadores especializados en tratamiento de la enfermedad y centros de salud localizados.
- Habilitadores de salud: Son aquellas entidades enfocadas en el financiamiento o intermediación de los servicios de salud. Pueden ser operadores logísticos, aseguradoras y reguladores que promuevan innovación y al mismo tiempo aseguren el bienestar del consumidor.
Aunque en el futuro de la salud va a existir un enfoque de bienestar, las enfermedades no van a ser eliminadas. Sin embargo, por medio de los seis grandes comportamientos las enfermedades van a ser detectadas de manera temprana, lo que permitirá una intervención proactiva que ayudará a la población a tener mayores índices de bienestar.
Por otro lado, basado en estas predicciones, las empresas del sector salud que resultarán exitosas serán aquellas que enfoquen sus nuevos roles hacia las tres grandes categorías del ecosistema de salud en el futuro. Poner al paciente en el centro será un tema crítico con el enfoque de digitalización con propósito, dándole al consumidor el control para usar y compartir su información de salud.
El autor es socio de Consultoría de Deloitte Spanish Latin America.