Los seres humanos, quizás en respuesta a su mismo comportamiento instintivo y supervivencial, suelen buscar el crecimiento reflejado en diversos elementos externos a su propio ser, donde la adquisición de bienes y servicios parece tener un ligamen directo a esta conducta. Ahora bien, la naturaleza propia de las decisiones humanas, parece encontrar un mejor entendimiento en el concepto de la neuralidad conductual de la persona, donde diversas teorías, algunas científicas en su totalidad y otras denominadas inexactas o aproximadas, tratan de dar respuesta al juego de parámetros emocionales y racionales que se precisa en el cerebro del individuo, factores que a su vez, repercuten de manera directa en el manejo y gestión dineraria personal.
Entre las diferentes teorías referentes a la neuro conducta, puede precisarse la denominada teoría inexacta de los hemisferios cerebrales, que señala la existencia de una región derecha y otra izquierda, donde la primera se asocia a la asimetría y a colores, con algún ligamen a factores emotivos, mientras que la segunda con una mayor mención a las simetrías, números y un mayor análisis.
La teoría en si misma se considera poco precisa, pues ambos lados se encuentran conectados por el denominado cuerpo calloso, el cual permite precisar un balance entre ambos hemisferios en cuestión. Adicionalmente, siempre dentro de las teorías de aproximación neural, resalta el concepto del cerebro tri-uno, que sostiene que este se divide en tres sistemas. El primero, erróneamente llamado reptiliano, que en realidad debería denominarse instintivo, y con particular relación al bulbo raquídeo, donde las decisiones son enteramente por instinto, sin mayor nivel de pensamiento. Un segundo sistema llamado límbico, gestor de las emociones, y una última separación, conocida como el neo córtex, o bien, cerebro neo-mamífero, encargado del pensamiento racional.
Aunque las teorías anteriores son aceptadas, estas no necesariamente son de corte científico y aunque ayudan a explicar la interpretación de la gestión neuro-financiera de las personas, no son tan profundas como se quisiera.
De este punto, surgen entonces algunas otras definiciones llamadas exactas, que brindan una mejor explicación a la neuralidad del individuo, resaltando la sinapsis neural, situación que precisa la generación de ideas racionales en las personas, dada por el espacio y contacto entre neuronas, contando con tres estadios de pensamiento propiamente. Primero, la pre-sinapsis, señalando únicamente impresiones iniciales, sin mayor análisis, la sinapsis media, con una compresión regular de las concepciones analíticas, y finalmente una post-sinapsis, la cual implica la creación de ideas complejas y pensamiento estructurado, asociable a la gestión financiera. A esta teoría, es de interés agregar lo que pareciera ser su contraparte, entiéndase los neurotransmisores emocionales, que en esencia, precisan un comportamiento químico emocional en la persona y en función de diferentes elementos, tales como la dopamina (deseo), gaba (bienestar), oxitocina (apego y miedo), entre otros.
Por otra parte, siempre en línea de le cientificidad asociada al estudio neuro-conductual del individuo, puede precisarse la separación cerebral en lóbulos, denotando uno frontal, con ligamen al pensamiento complejo, sentido social y sentido común. Uno occipital, con ligamen a la visión, así como los lóbulos temporales, con especial asociación al olfato y al audio, pero con una relación directa al hipocampo, que implicaría una correlación con la memoria emocional. Adicionalmente, y con especial importancia para las neurofinanzas, se presenta el lóbulo parietal, en el cual se denotan activaciones ligadas al movimiento, pero también al análisis de textos y operaciones matemáticas, precisando así ser una región de vital importancia para la gestión neurofinanciera de la persona, pues es aquí donde parece darse un mayor enfoque al análisis financiero.
Ahora bien, entendidas algunas de las bases de la neuralidad conductual del ser humano, puede procederse con el abordaje del concepto de las neurofinanzas, tema que hace mención al estudio de la gestión del dinero y sus instrumentos derivados, pero en total ligamen con el análisis de las activaciones neurales que una persona pudiese tener al tomar alguna decisión financiera en particular, permitiendo así tener una mejor comprensión de la neuralidad racional y emocional en la gestión de las finanzas personales.
En este punto es de interés señalar que el dinero es comprendido, al menos desde un punto de vista neurofilosófico y jurídico, como un medio de adquisición de bienes y servicios, pero a la vez como un bien objeto de apropiación, cuya simple tenencia parece incrementar la riqueza, esto pues, al interpretar este elemento, el cerebro tiende a generar activaciones en el sistema límbico, con especial asociación al núcleo accumbens, región que entre otras funciones, también precisa todo aquello que tenga que ver con recompensas, y hasta cierto punto con temas que pudiesen ser adictivos.
Señalando también un posible ligamen al hipocampo (memoria emocional), implicando así la emotividad en la interpretación neural del dinero.
Es así que se denota con mucha relevancia, el factor emocional asociado a la obtención del dinero, a lo que debe indicarse, que en principio, a medida que los neurotransmisores emocionales aumentan, la capacidad sináptica de análisis tiende a disminuir, de forma que en una primera aproximación, podría indicarse que el dinero en si mismo, genera activaciones límbicas, las cuales pueden llevar a la toma de decisiones pre-sinápticas, donde podrían gestionarse decisiones no tan correctas, tales como el consumo de corto plazo financiado con deuda de largo plazo.
Con base en lo anterior, merece la pena un análisis más a fondo de la diferencia entre activación y decisión neurofinanciera. La primera se enfoca en el entendimiento del circuito neural que el dinero parece ocasionar en la persona, señalando una activación del sistema límbico con un elemento recompensatorio y con impulsos de compra muy marcados, donde los neurotransmisores tienden a aumentar, en especial aquellos ligados a los deseos y a la felicidad, tales como la dopamina y las endorfinas.
Ahora bien, la segunda, se enfoca más en la capacidad pensante y neural que la persona pueda tener, esto en aras de activar sus procesos sinápticos, y entender de mejor manera la concepción propia del dinero, logrando así maximizar su uso y precisar acciones más adecuadas en su manejo, controlando hasta cierto punto la emoción impulsiva financiera.
Es de vital importancia la comprensión de la relación existente entre los neurotransmisores y la sinapsis, precisando una correlación inversa entre ellos, donde al aumentar los primeros, la segunda disminuye, y viceversa. Este tema implica la clara preponderancia que el elemento analítico debe tener en la gestión de las finanzas personales del individuo, esto pues, a medida que se logren precisar más activaciones en el lóbulo parietal (textos y números), pareciera señalarse un mayor contacto sináptico, lo que puede precisar un mejor control emocional, en especial medida, con ligamen al dinero, donde la generación de actividad en el lóbulo frontal termina por asegurar la correcta toma de decisiones financiera.
Lo anterior revela de manera muy simple la importancia que el análisis de la información, así como la ejecución de simples ejercicios matemáticos en términos del uso del dinero, tienen en la precisión del dinero como un elemento que debe ser analizado de forma sináptica y racional, pues en caso contrario, su gestión personal, parece estar dada bajo un enfoque de instinto existencial y con una gran carga emocional.
Al decir esto no se señala que el dinero se excluya como generador de serotonina (satisfacción), no obstante esta sensación se torna más duradera, cuando realmente es basada en un trabajo serio, así como en la correcta toma decisiones en relación al manejo dinerario, donde la cognición neural que el individuo otorga a este, sea dada, no solamente, por su entendimiento como un medio, sino a la vez como una bien objeto de propiedad. Caso contrario, coligado al uso emocional del dinero, parece activarse el cortisol, lo cual se asocia a neurotransmisores como la adrenalina y la noradrenalina, precursores del estrés, derivados precisamente de las decisiones emotivas e impulsivas en el uso del dinero.
Puede plantearse entonces, que por definición propia del existencialismo humano, la persona desea la supervivencia y la superación, lo cual se asocia a la adquisición de bienes y servicios, mismos que se derivan del uso y la toma de decisiones dinerarias, que encuentran su base en la neuralidad humana. Sin embargo, si estas son generadas con una base enteramente emocional, aunque en el corto plazo pudiesen ocasionar sentimientos de dicha a la persona, en el largo plazo, terminan por afectar la misma cognición individual y la existencia misma del individuo, por lo que las neurofinanzas y su adecuado entendimiento pueden beneficiar la condición humana, al menos en cuanto al buen uso del dinero se refiere.