La revolución digital es una transformación en marcha. El dinero en efectivo se encuentra en vía de extinción y tiende a ser sustituido por registros que se transfieren por diversos medios o monedas electrónicas, como las conocidas “Bitcoins”.
Por un lado los comerciantes, consideran que el uso de la moneda y billetes es más ágil para hacer transacciones, especialmente cuando se trata de bajos montos. Por otro, los modelos tradicionales de cobro por tarjeta son caros debido a las comisiones a pagar que dificultan las economías de escala y aumentan los costos de distribución. Además, la demanda de estos servicios por los consumidores es insuficiente y la colocación para empresas que se encuentran en áreas remotas, ineficientes.
La ciudadanía en general puede convertirse en un opositor si no le dan garantías que el sistema es seguro. En una encuesta realizada por GlobeScan para BBC World Service (en 2010, a 27.000 personas en 26 países) el 79% de los entrevistados consideraba que Internet es un derecho humano fundamental pero el fraude exponía la principal causa de preocupación en el 31% de los consultados. Paralelamente, los micro, pequeños y medianos empresarios podrían oponerse si no encuentran oportunidades y el apoyo para tener acceso a los pagos digitales. Asimismo, aquellos que forman parte de le economía informal pueden ser enemigos de la transición como también, aquellos grupos asociados a la criminalidad, la evasión fiscal o el lavado, dado que podrían considerarlo un paso para transparentar el movimiento del dinero.
Las fuerzas a favor incluyen a empresas e instituciones del mercado financiero y a comerciantes que ven los beneficios a obtener de su generalización.
Con el uso de dinero electrónico, se reduciría la cantidad de efectivo en la economía, aumentarían los depósitos en bancos, descenderían las tasas de interés y serían más asequibles los préstamos, dando un impulso al crecimiento económico con efectos directos sobre la inflación.
La creación de nuevas oportunidades es esencial para que el usuario demande el dinero digital en lugar del efectivo. Su contraparte es que las personas y empresas tengan opciones reales para utilizarlo.
A la vanguardia
Diferentes países han optado por la digitalización del dinero. Suecia espera convertirse en el primer país cuyo dinero sea totalmente digital hacia 2030. Holanda, propone que para 2018 el 60% de los pagos se hagan por medios digitales. En India, “Faceless, Paperless, Cashless” es la consigna digital del país. Este programa del Gobierno cuenta con múltiples métodos para realizar pagos digitales e incluye la posibilidad de hacer transferencias con teléfonos simples, con o sin cuentas bancarias. En Kenia, el M-Pesa, mueve 25% del PIB (2015) y permite hacer transferencias con celulares, sin necesidad de contar con cuentas bancarias o smartphones. M-Pesa se ha expandido a Tanzania, Afganistán, Rumanía, Sudáfrica e India y ha generado “startups” que, incluso, le compiten.
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En América Latina han surgido iniciativas positivas desde el sector privado: Tigo Money permite hacer transacciones desde el celular y tiene presencia en Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras y Paraguay. Cashless Makeover apuesta a la inclusión de micro y pequeñas empresas al brindar a comercios alternativas para realizar pagos electrónicos. En Nicaragua, MPeso brinda servicios como el pago de pasajes del Transporte Urbano Colectivo de Managua o el pago de servicios públicos.
Costa Rica posee condiciones que permiten avanzar en este desarrollo. Se destacan el elevado Índice de Desarrollo Humano, un nivel de informalidad de los más bajos de la región: 38% de población urbana, menos que el 47% promedio de América Latina y el Caribe y, por último, una elevada propensión a adoptar nuevas tecnologías (la penetración celular en el país es de las más altas del mundo). Además, en 2014 contaba con un 65% de las personas mayores de 15 años con cuentas en alguna institución financiera. También se simplificaron los requisitos para tener una cuenta de ahorro y se pretende alcanzar antes de 2020 la meta propuesta por el Banco Mundial de cuentas bancarias para todos.
Algunos países han logrado realizar avances a través de políticas públicas e iniciativas privadas y se aproximan más rápidamente hacia economías con un alto porcentaje de dinero digital pero nuevos medios surgen constantemente, pues es un área de gran innovación a escala mundial. Es necesario avanzar en áreas de interés general y el momento es ahora.
La autora es exviceministra del Mideplan.