En envidiable tiempo y consenso, se han desplegado las leyes y acciones que buscan desesperadamente apoyar a las organizaciones a lograr algún grado de estabilidad. Buscan el control de signos vitales y solvencia en medio de la difícil condición. A pesar de este esfuerzo, muchas compañías enfrentarán episodios convulsos e incluso, derivación a cuidados intensivos.
Figuras creadas, respiradores artificiales. Las figuras creadas de flexibilidad de jornadas, suspensión de contratos, tratamiento de impuestos y créditos, son fundamentales; brindarán oxígeno en momentos críticos, pero no serán, de forma exclusiva, lo que lleve a la recuperación definitiva ni al resurgimiento exitoso o el bienestar.
Es prioritario activar acciones para una recuperación acelerada más allá de los respiradores, es preciso fortalecer y accionar el sistema inmune de las empresas.
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Active el sistema inmunológico alto a la anomia. La Pandemia que vivimos, se revela como la versión más aguda de los problemas malévolos y la forma más pura de disrupción. Cada organización con prueba positiva contagia de forma sistémica a todo entramado social, ampliando las brechas existentes de desigualdad.
Un término militar describe claramente el entorno activado por este nuevo coronavirus, “VUCA” (por sus siglas en inglés V: volatilidad; U(I): incertidumbre C: complejidad; A: ambigüedad) y la táctica para enfrentarlo debe ser cuidadosamente diseñada.
El “equipo de respuesta y choque” debe tener un claro mapa de gestión de crisis y continuidad, pero debe vincular acciones vitales de rediseño y cambio. Es, en momentos como este, que la perspicacia comercial y tecnológica, la audacia social, la innovación, el empuje y entereza se convierten en los mejores medicamentos para la recuperación. La conformación de la línea de defensa es clave, pero no se deben olvidar los creativos.
Esperar un entorno totalmente estable para construir la nueva realidad, puede, en muchos de los casos, conducir antes de lo esperado, al peor de los panoramas. Esa no es la vía correcta para tomar el control.
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Se debe reimaginar y activar anticipadamente y construir un propósito común que permee la organización más fuerte que el virus. Para lograr esto, inicie comprendiendo las necesidades cambiantes de sus clientes y el mercado, considerare los posibles futuros para los negocios y la reinvención de sus servicios y productos.
Abrace los datos y las pantallas de control. No solo para generar las banderas rojas en el momento crítico, sino, como insumo para ir construyendo sobre bases sólidas el nuevo presente y el futuro.
Mapee su talento y roles críticos, rabaje en la identificación y formación paulatina de nuevas competencias y capacidades tanto organizacionales o en las personas. Las habilidades necesarias para incursionar con éxito en la nueva normalidad se deben moldear desde ahora. El pretender ubicarlas en el corto plazo, una vez estabilizada la situación, puede llevar a una recaída de la cual no se puede levantar.
En este período es clave dinamizar la fuerza laboral convertir de forma controlada la posible ansiedad o estrés en energía de cambio, no permitir que el virus adormezca o paralice al personal. Se deben activar espacios de pensamiento de diseño, experiencia cliente- colaborador, apoyarse en la economía conductual y todos los recursos aprendidos; es momento de capitalizar las inversiones realizadas en formación. Se deben investigar giros en estrategia cliente/ canal, productos y mercados. Reconozca y premie el avance, entregue logro en medio de las dificultades.
Considerar dentro de los planes las sinergias con clientes, proveedores y comunidad en general, si previo a la crisis la consigna se centraba en una empresa social como modelo evolucionado de negocio, es clave activar el sistema completo en busca de defensas, cómo se pueden establecer núcleos de defensa que anule los focos de contagio.
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Ahora que no existe forma de mirar atrás, es momento de traducir la crisis en ventaja y construir a partir del verdadero significado de disrupción: nuevas formas de negocios, rediseño de organización adaptable y flexible, renovados esquemas de contratos y fuerza laboral incluidos los robots, la inteligencia artificial, incursionar en movimientos de consolidación y crecimiento.
Prepararse y emerger es un compromiso trascendental de la Empresa Social bajo su propósito de combinar el crecimiento de las ganancias y la generación de beneficios, con la necesidad de respetar y apoyar a su entorno y a su tejido de stakeholders. Cumplir ese pacto social implica, para las empresas, fortalecerse y reinventar el futuro, pero sobretodo asegurar un resurgimiento seguro, justo y equitativo que alcance no solo a su fuerza laboral sino al ecosistema social ampliado.
En el mundo empresarial, el COVID-19 también es altamente contagioso, existe un encadenamiento social y empresarial que facilita el contagio y por esto, desde la perspectiva económica-empresarial es igualmente urgente encontrar medidas integrales de salud financiera y reactivación. El oxígeno que le brinda el respirador debe apoyarle para que todo su sistema inmune entre en acción.