Opinión de Gisela Sánchez | “De Barbie nos llevamos muchas lecciones para nuestras empresas, pero la más importante es entender que la visión de ofrecer solo productos y servicios está completamente obsoleta”.
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PorGisela Sánchez Maroto
Cuando era una niña me fascinaban las barbies. Era lo que siempre pedía para mi cumpleaños y Navidad por muchos años. Lo interesante es que cuando veía a mis sobrinitas y chiquitas cercanas, ese amor por las barbies ya no estaba presente. No es extraño que el 2015 fuera el año de menores ventas en la historia.
Lo que es impresionante fue la estrategia de mercadeo desarrollada por sus ejecutivos para relanzar la marca y que ha tomado años de planeación y ejecución.
A simple vista, sería el lanzamiento de una película para niños, pero en realidad es una estrategia de mercadeo super bien orquestada. El primer paso brillante fue definir la audiencia meta, ya no como las niñas que juegan con barbies sino como las personas menores y adultas (especialmente las mujeres). El segundo paso fue pasar de mercadear solamente un producto en una juguetería a mercadear un universo, un estilo de vida y hasta una forma de ver el mundo. Es una defensora de los derechos de las mujeres, inclusiva y analítica.
La película ha generado ingresos significativos por las colaboraciones con otras marcas para diseñar productos y servicios al aprovechar el activo valioso de la propiedad intelectual. Es así como crearon la casa de Malibú con Airbnb, el juego con Xbox, los zapatos con Aldo, carteras y ropa con Balmain y Gap y hasta helados marca Barbie.
Una estrategia bien diseñada y ejecutada para transformarse de tener el foco en la muñeca (product-centric) hacia poner al cliente en el centro (client-centric) y aún más allá, centrarse en el estilo de vida de las personas niñas y adultas (life-centric).
De Barbie nos llevamos muchas lecciones para nuestras empresas, pero la más importante es entender que la visión de ofrecer solo productos y servicios está completamente obsoleta; lo que tenemos que hacer es ofrecer soluciones centradas en la vida de las personas. Es ahora más importante que nunca contar historias que permitan generar una conexión emocional, dejar de ver a los clientes como un elemento en el sistema transaccional y verlo como un ser humano con gustos, preferencias y anhelos. Es momento de reimaginar las marcas y su conexión positiva con las personas y el planeta.
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