Un editorial reciente de El Financiero, titulado Desafíos ante los topes de las tasas (10 de julio), relacionado con la ley 9859, que introduce topes máximos a tasas de interés consideradas de usura, hace referencia a la banca pública y presenta algunas tesis que podrían ser mitos necesarios de comentar.
Los márgenes. Se indica que los bancos públicos poseemos el 60% de la cartera de crédito, y que “operan con altos márgenes de intermediación…”. En primera instancia, con datos de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) a junio de 2020, la participación de mercado de los bancos públicos o del Estado en crédito, suma 45,32%, no el 60%. Por otro lado, en cuanto a los márgenes, el margen de intermediación financiera del Banco Nacional (4,47%) es menor al del resto del sistema financiero excluyendo al BN (5,82%), y también menor al del sistema financiero excluyendo a la banca estatal (5,94%).
Los márgenes de intermediación se relacionan con la eficiencia, pues esta última refleja cuanta proporción de la utilidad operacional bruta (resultado de intermediación financiera, comisiones y servicios) es absorbida por los gastos administrativos (gastos de personal y otros). Esto necesariamente es diferente para bancos públicos y privados, pues es reflejo de modelos de negocio y objetivos que son muy diferentes. Existe una brecha entre bancos estatales y el banco con mejor indicador, pero esto se debe no sólo a un mayor gasto administrativo en los primeros -dada su cobertura y atención a intereses con visión país diferentes- sino también a la composición de su colocación de crédito, en donde en ciertos sectores se brindan bajas tasas de interés, con mayores niveles de morosidad, pero propiciando la inclusión financiera de los ciudadanos. En este rubro de la eficiencia, el Banco Nacional (BNCR) viene mejorando considerablemente en los últimos años, pasando de un 72% en diciembre de 2014, a un 64% en junio de 2020 (entre menor el porcentaje es mayor la eficiencia).
Las tasas
Afirma el editorial que el tema de los márgenes de la banca pública “incide en las altas tasas de interés”. Las tasas reales en colones han sido altas en la industria bancaria en los últimos años, pero el panorama actual es distinto, en el tanto nótese que en los últimos 12 meses la tasa básica pasiva (referente de créditos en colones) se ha reducido a poco más de la mitad, desde 6,65% a niveles de 3,65%.
Cabe destacar que la tasa activa promedio en colones combina actividades con perfil de riesgo distinto, revelando diferencias importantes en la fijación de costos. Las tasas varían según el tipo de actividad, y en todas es la banca estatal la que ofrece las tasas promedio más bajas. En promedio, con datos a junio 2020, la tasa activa promedio de la banca pública es de 9,16%, mientras que en el promedio de los privados esta es de 14,28%, es decir, casi cinco puntos porcentuales más altas.
La Tasa Básica Pasiva para los créditos en colones es actualmente de las más bajas de los últimos tiempos; dentro de las entidades supervisadas las tasas para crédito que ofrece la banca pública son competitivas y sanas, tema desmitificado precisamente bajo el escenario de la afectación de clientes por la Ley 9859, pues todos nuestros productos de crédito, incluidas las tarjetas, tienen niveles de tasas de interés por debajo de los topes que se establecerían a raíz de esta ley. Por ejemplo, nuestras tasas en tarjetas de crédito en colones oscilan entre 28,80% y 33,75%, y en dólares, entre 22,65% y 30,0%.
Absorción de nuevos tarjetahabientes. El artículo se pregunta si los bancos públicos, “que hasta ahora han tenido una participación limitada en el segmento de tarjetas, harán esfuerzos por acoger a deudores desplazados por los topes de usura, o si dichos deudores quedarán a merced de prestamistas informales…”.
Sobre los “topes de usura”, pese a que se sabía que a los bancos públicos no les afectaba al manejar tasas inferiores a las que se visualizaban, de una manera responsable el Banco Nacional al ser consultado indicó que era posible la exclusión de algunos clientes por parte de bancos que les cobraran tasas más altas, tal cual lo explicaron también los entes reguladores.
En este sentido, el hecho de se produzca ahora desplazamiento masivo de clientes de entidades privadas, no es una situación que pueda remediar la banca pública. Los criterios del otorgamiento de crédito y sus tasas no son antojadizos. Cualquier persona a la que se le cierra crédito en otra entidad puede ser valorada en un banco público conforme los perfiles de clientes: si el perfil es de nivel de morosidad elevado, entonces no podría contemplarse dentro del nivel de apetito por riesgo, ya que el ajuste de tasa de interés no va a compensar el riesgo. A alguien interesado se le podría analizar de forma independiente su caso, pero siempre cumpliendo con los perfiles de riesgo ya admitidos. Adicionalmente, analizamos vinculaciones comerciales de modo que cada caso se le analice de forma particular para ver si es viable el otorgamiento del crédito.
Sin duda, el sistema financiero y en definitiva la banca estatal, han sido vitales para Costa Rica, desde un profundo compromiso con el desarrollo de las pymes, la inclusión financiera, el desarrollo a lo largo y ancho del país, el aporte sostenible al sector productivo privado y al Estado costarricense. Mientras los desafíos de unos serán los topes de las tasas, la banca pública está concentrada en atender prórrogas, adecuaciones, capital de trabajo para reactivar la economía, etc. como el tipo de retos que se tienen en una situación como la actual.