El gobierno de Carlos Alvarado empieza su gestión de una manera sin precedentes en la historia reciente del país. Posiblemente desde el Pacto Calderón-Mora-Sanabria no se daba una situación similar en la política nacional.
Existe un Acuerdo Nacional entre Partidos Políticos con Representación Legislativa 2014-2018, con 59 acuerdos específicos, que ha sido firmados por cinco de las siete “fracciones oficiales” que componen la nueva Asamblea Legislativa; y existe un acuerdo político firmado por PAC y la parte del PUSC que representa don Rodolfo Piza, actual Ministro de la Presidencia. Estos dos acuerdos deben facilitar una gestión inicial ágil a nivel ejecutivo y legislativo, con muchos proyectos que se pueden tramitar rápidamente.
Los partidos políticos que perdieron estas elecciones: Liberación Nacional, Unidad Social Cristiana, Restauración Nacional, Frente Amplio, Republicano Nacional, e Integración Nacional deben saber que una parte importante y creciente de la población espera que honren la firma que dieron al Acuerdo Nacional y permitan que el gobierno nacional avance en su programa de gobierno, resolviendo lo necesario para romper con las consecuencias de nuestra ingobernabilidad de los últimos 20 años.
Desprestigio
Los eufemismos que utilizan para decir que se oponen intransigentemente, “oposición responsable”, “ejercicio del control político”, “proyectos que se pueden mejorar”, “proteger a los costarricenses” y otros, les serán cobrados aún más duramente en las próximas elecciones por un joven electorado que no quiere saber nada de esa ya vieja política.
Si no han entendido aún la causa de su desprestigio y resultados, pronto se darán cuenta que ante una gestión de gobierno abierta, transparente, alineada con los compromisos adquiridos —y será responsabilidad del gobierno nacional que así sea— estas actitudes de la política reciente de Costa Rica solo los hundirán más profundamente.
Por el contrario, quienes se unan al proceso de cambio, recobrarán prestigio y espacio entre las nuevas generaciones.