Lo que está sucediendo con los bancos en EE. UU., perfectamente podría suceder en Costa Rica y en realidad prácticamente en cualquier otro país, pero por razones muy diferentes a las que desataron la crisis del 2008.
Las corridas bancarias ocurren cuando los ahorrantes pierden la confianza en un banco. Por su lado, los reguladores han hecho todo lo posible para evitar que estas cosas vuelvan a suceder. Sin embargo, cuando se pierde la confianza y ocurre el “efecto rebaño”, concepto que en términos sencillos consiste en que los usuarios siguen al resto en situaciones de alta volatilidad; es muy difícil contenerlo.
Recordemos por un momento la corrida bancaria del 2004 que tuvo uno de los bancos más sólidos de este país y de la región: el BAC. Por un rumor sin fundamento, en menos de 12 horas, la gente sacó aproximadamente el 25% de los saldos que tenían en cuentas corrientes. La corrida del BAC hace 19 años, sin embargo, fue muy diferente a la que sucedió en EE. UU. Primero porque en ese momento, las personas iban al banco a sacar el efectivo o a pedir cheques de gerencia y segundo porque no existían mecanismos electrónicos para sacar el dinero como los que existen hoy en día.
En la actualidad, es simplemente impensable una corrida bancaria en efectivo, pues los bancos ya casi ni tienen efectivo en sus bóvedas. Los clientes mueven su dinero a través de mecanismos electrónicos en cuestión de segundos, a cualquier hora y desde su casa u oficina e incluso desde su celular. Es por esto que una eventual corrida, como la que sufrió el Silicon Valley Bank, puede materializarse en cuestión de minutos.
En el 2008, por otra parte, los bancos en Costa Rica que dependían del fondeo de sus bancos corresponsales en EE. UU. vieron sus líneas de crédito cerradas y se quedaron sin dinero para prestar; pero no se quedaron sin liquidez. Simplemente no podían prestar o tenían que captar localmente para poder hacerlo.
Lo que está sucediendo en Estados Unidos, principalmente con los bancos regionales pequeños, es una combinación de problemas de liquidez y una crisis de confianza, que es la peor de todas las crisis. Veamos el caso específico de Silicon Valley Bank. Este banco recibió fondos (captación en cuentas corrientes) de empresas principalmente del sector de tecnología y específicamente de las start-ups, que son empresas que están iniciando operaciones y tradicionalmente pierden dinero por lo que usan intensamente sus fondos disponibles. Los fondos que captó Silicon Valley Bank no eran recursos financieros que permanecían constantemente en sus balances y SVB no debió disponer de ellos para hacer intermediación financiera (préstamos) y menos invertirlos, aunque fuera a cortísimo plazo. ¿Por qué? Recordemos que el valor de un título de inversión se mueve en sentido contrario a las tasas de interés. Si yo tengo un título que me paga el 5% y las tasas suben, ese título pierde valor, por el contrario, si las tasas bajan el título se aprecia. Entonces, Silicon Valley Bank, al invertir estos recursos en instrumentos de deuda en una época de subida de tasas de interés, inevitablemente iba a ocasionar que los títulos perdieran valor. Esto significa que, al necesitar liquidez, el banco tuviera que vender sus títulos asumiendo pérdidas enormes.
¿Cómo nos puede afectar esto en Costa Rica y qué debemos hacer?
La gente en EE. UU. perdió confianza en los bancos pequeños y movió sus fondos a los bancos grandes como JP Morgan., Goldman Sachs, Citi, Wells Fargo, Bank of América, entre otros. En Costa Rica, nuestros bancos por lo general tienen relaciones de corresponsalía con estos bancos grandes, por lo que no visualizo un riesgo de fondeo para los bancos costarricenses. Sin embargo, debemos pensar que nuestros bancos locales, sí tienen inversiones en sus tesorerías en época de subidas de tasas de interés. Entonces la pregunta es, ¿cual es la valoración de esas inversiones y qué sucede si los bancos salen a venderlas para levantar liquidez?
Los índices de cobertura de liquidez en Costa Rica son más conservadores que los regulatorios en EE. UU., lo cual es bueno. Sin embargo, vale la pena conocer el nivel de exposición que tienen los bancos a posibles pérdidas por sus inversiones en títulos que hoy han perdido valor por el incremento en las tasas de interés. Estas pérdidas, deben ser absorbidas por el patrimonio de los bancos. Y es aquí donde sí creo que hay un problema en algunos bancos del sistema costarricense. A diferencia de EE. UU. donde la mayoría de estos bancos son bancos que cotizan en la bolsa y les pertenecen a muchos inversionistas, en nuestro país, hay bancos que son propiedad de uno o dos dueños. En otras palabras, hay una concentración accionaria enorme y a pesar del Gobierno Corporativo, una o dos personas toman la decisión final.
Desde mi punto de vista, la suficiencia patrimonial, que a muy alto nivel se calcula como el capital base dividido por los activos ponderados por riesgo, y que al final lo que me indica es el nivel de apalancamiento de un banco y su capacidad de absorber pérdidas, debería aumentarse en función de la concentración accionaria. En otras palabras, si el banquero quiere ser el único dueño y el que toma las decisiones de su negocio, entonces debería poner más capital, mucho más.
Si analizamos en detalle el balance general de un banco, su nivel de endeudamiento es altísimo. Por lo general al patrimonio no supera el 15% del tamaño de sus activos. Algunos bancos apenas llegan al 10%. En otras palabras, el 85% o el 90% de esos activos en realidad le pertenecen a los acreedores o depositantes. Cuando fui banquero yo les decía a mis colegas que irónicamente si un banco “X” le pide dinero a otro banco “Y” y le muestra su balance general sin decirle que se trata de un banco, es posible que “Y” no le preste dinero al banco”X” , porque “la empresa” está sumamente endeudada. De ahí el riesgo y la regulación para proteger a los verdaderos dueños de ese banco que son los ahorrantes.
Durante mi carrera de más de 20 años en la banca, pude ser testigo de una evolución positiva en nuestro sistema regulatorio por parte de Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) y el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), quienes han sido muy activos en su gestión y llevan a cabo mejoras regulatorias para mantener la seguridad del sistema financiero. La suficiencia patrimonial en función de la concentración accionaria ayudaría a que exista una mejor estructura de gobierno corporativo donde no es el único dueño del banco el que toma las decisiones de adjudicación de crédito, principal actividad de un banco en su rol de intermediario financiero. Cuando no existen pesos y contrapesos en estas decisiones, el banquero tiene la necesidad de colocar créditos para crecer, tiene exceso de liquidez y es el único que toma las decisiones, sucede la receta perfecta para que esos créditos se otorguen asumiendo riesgos que el banquero no debería.