Muchas son las actividades y los eventos en las fiestas de fin de año y también muchos los sentimientos que emergen en las personas por todas las vivencias que se tienen en estos días.
Algunas personas dicen que son fechas llenas de alegría por estar rodeados de sus seres queridos, mientras que para otros es un tiempo de mucha añoranza, porque quizá se encuentran lejos de sus familias y de su país.
Lo que sí es totalmente cierto es que es un momento ideal para poner en perspectiva lo que hemos hecho de nosotros, junto con las costumbres y conductas que hemos desarrollado. Las metas logradas y aquellas que aún no hemos alcanzado; también las experiencias adquiridas y lo que nos han dejado; es decir, sacar un tiempo para la introspección y la reflexión personal, que nos permita tomar perspectiva de nuestra vida.
Esto es fundamental, porque es hacer un alto en el camino en medio de múltiples actividades que podrían impedirnos, de alguna manera, sacar un espacio para la reflexión personal y ser conscientes de nosotros mismos.
Es de gran relevancia tomar conciencia de que en Navidad y fin de año efectivamente podemos cuidar de nuestra salud integral; mental, física, social y espiritual, desarrollando hábitos saludables que no solo nos ayudarán a sentirnos mejor, sino a disfrutar realmente de estas fiestas.
¿Y qué son hábitos saludables? Son todas las acciones oportunas para nuestra salud, que desarrollamos con frecuencia y que tenemos incorporadas de una manera más sistematizada en nuestro repertorio de comportamientos. Los hábitos están determinados por nuestros pensamientos y elecciones cotidianas, llegan a impactar nuestro estilo de vida y por ende nuestra vida entera.
Debemos preguntarnos, ¿cuáles son mis hábitos comunes en estas fiestas?, ¿suelo disfrutar sanamente?, ¿tomo bebidas alcohólicas con medida o me excedo en su consumo?, ¿ingiero dulces con decoro o como todos los que pueda?, ¿ahorro parte de mis ingresos o gasto todo lo que tengo adquiriendo regalos materiales propios o para otras personas?, ¿vivo con paz y armonía en estas fiestas, o me dejo llevar por el estrés que respiro en las calles?, ¿me planifico para organizar mis compromisos con tiempo o dejo todo para última hora?, ¿realizo actividades recreativas al aire libre en los días de vacaciones o me quedo conectado (a) a los dispositivos electrónicos?, ¿disfruto y conecto con mis seres amados, fortaleciendo los vínculos desde el afecto o me encierro para no compartir?, ¿me comparo constantemente con lo que hacen y tienen otras personas o agradezco por quien soy y lo que tengo, por muy sencillo que parezca?
Estas son algunas de las preguntas que podemos hacernos para reflexionar en estas fechas tan especiales. En caso de identificar en las respuestas algunos hábitos no saludables, entonces es imprescindible incorporar cambios que definitivamente le harán sentirse mejor. A continuación, algunas recomendaciones:
1) Enfóquese en todas las actividades que le nutran: este es un tiempo de muchos eventos pero es importante priorizar aquellas actividades que son de mayor relevancia ¿A qué desea dedicar tiempo? Conecte con todas las personas y cosas más significativas.
2) Hay una palabra clave y es “equilibrio”, busque el equilibrio en sus diferentes compromisos y acciones: la Navidad y fin de año es una época de muchas comidas y bebidas, y es natural querer disfrutar de los banquetes, pero el cuerpo agradecerá el no caer en excesos y evitar padecimientos como la hipertensión, la gastritis y colitis, entre otras. Además, el consumo de bebidas alcohólicas de forma desproporcionada puede llevar incluso a situaciones de violencia intrafamiliar y promover accidentes en las carreteras.
3) Anticípese al estrés navideño: la época navideña es la preferida de muchas personas por las decoraciones y celebraciones, también es una donde suele incrementarse el estrés por compromisos familiares, económicos y sociales. Es posible que perciba mayor estrés en las personas que manejan en las carreteras. Anticípese a esto, sepa que va a suceder, pero no se deje llevar por ese ambiente estresante, sea consciente de esto y evite caer en comportamientos similares.
4) Cultive su paz interior: no se trata de sobrecargarse de actividades y compromisos, sino sobre todo de alimentar la paz y la armonía interior. Buscar momentos de silencio en medio del bullicio externo. Tener espacios para meditar acerca del verdadero sentido de la Navidad y reflexionar acerca de este año que está por concluir y el que está por iniciar.
5) Priorice los regalos emocionales sobre los materiales: es hermoso querer mostrar a los seres queridos cuánto los amamos; sin embargo, no es necesario llegar a endeudarse o caer en “despilfarros” comprando cosas costosas y que estén fuera del presupuesto personal y familiar. Las muestras de afecto pueden centrarse en detalles sencillos, pero de valor sentimental. Es fundamental ser ordenado con la administración de las finanzas, procurando compras responsables e inteligentes.
6) Regálese tiempo para el descanso y la recreación: agende tiempo para hacer cosas tranquilas y relajantes; no es necesario tener un gran presupuesto para esto. El simple hecho de salir a caminar al aire libre, conversar con un amigo o con una amiga, ver su película favorita, tomarse un cafecito con calma y dormir.
7) Recuerde vivir con gratitud. Cerrar el 2023 con agradecimiento y abrir de la misma manera el 2024: es fundamental mirar con gratitud todo lo vivido en este año, las experiencias y aprendizajes adquiridos, las cosas que se tienen, por más comunes que nos parezcan, el simple hecho de poseerlas ya es en sí un regalo. Aperture con agradecimiento y con afirmaciones positivas el 2024, que de seguro le esperan cosas hermosas y prósperas para su vida.
¡Salud por una Feliz Navidad y un Próspero 2024!
* La autora es psicóloga, coach y consultora.