Bajo el título de “El deprimente panorama electoral” Don Juan Carlos Hidalgo, vecino de Washington, Estados Unidos, y empleado del libertario, Cato Institute, en esa ciudad, hace un ligero y conveniente análisis del escenario electoral costarricense, destronando a mansalva y casi en niveles de burla a los cuatro candidatos con posibilidades de ganar las elecciones. Él en la derecha extrema, como algunos de sus parientes en la izquierda, desvalorizan el proceso que a todos los costarricenses nos enorgullece, y que imperfecto o no, cada cuatro años nos permite renovar nuestro compromiso con la Democracia, siendo ésta la más antigua del continente americano, aunque él la vea con desprecio desde su jaula de cristal y hoy sin movimiento político que le ampare y ofrezca perspectiva personal de futuro en Costa Rica, lo que le asegura el pasar muchos inviernos más en la hermana nación del norte, y quizás esto lo indisponga.
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A raíz de todo ello el libertario filtra lo que desde su subjetiva visión, él considera perjudica más a cada candidato. En lo que a mí respecta me cita por mi nombre Rodolfo Hernández, y acto seguido se pregunta ¿en serio?
En serio, Señor Hidalgo, estoy ente los cuatro candidatos a la Presidencia, con opción de ganar la próximas elecciones, simplemente porque en serio, he tomado todas las cosas de mi vida. Empecé por mis ideas, muy claras y definidas, que por supuesto no son las suyas y comprendo que eso le moleste.
En serio, señor Hidalgo, fui el Director del Hospital de Niños y desde ahí durante 15 años, hice mis mejores esfuerzos por favorecer a las familias costarricenses en dificultades. Hoy hay más de 45.000 niños, atendidos por mí en forma personal y decenas de miles con mis colaboradores, cuyas familias testimonian hoy, mi trabajo y sus resultados de entonces .
En serio, Señor Hidalgo, y por que me capacité para ello, fungí como un administrador honrado, que propició las alianzas público-privadas, para beneficiar al sector público con la ayuda del sector privado, y comprendí a tiempo la importancia de ambos, no despreció a ninguno y los valoró, como sé que bajo su óptica Usted no lo hace, tan solo por lo que dice y escribe, que resulta suficiente para conocerle y saber que Usted no es serio.
En serio, señor Hidalgo, trabajé durante40 años en el sector de la salud costarricense, comprometido con sus problemas, en forma honorable, sin entrar en el bla bla suyo y rindiendo resultados por los que puede preguntar a quien quiera, cuando quiera.
En serio, señor Hidalgo, tomé la decisión de incorporarme a la actividad política para ofrecer soluciones a la problemática nacional, con una oferta de Gobierno, que fue presentada al país desde el pasado mes de Agosto del 2017, y después de salir de un partido en donde muchos correligionarios suyos, confundieron actividad pública con privada y se hundieron en el inmarcesible fango de la corrupción.
En serio , señor Hidalgo, he vivido y trabajado en forma honrada en éste país, pero he residido siempre en él y no pontifico desde miles de kilómetros a la distancia sobre la suerte de mis compatriotas, mucho menos cuando se trata del sagrado derecho de elección, que por lo visto a Usted lo deprime y por eso actúa como escribe, y escribe como actúa.
En serio, señor Hidalgo, nuestra propuesta política está respaldada por miles de dirigentes a lo largo y ancho del territorio nacional, y es por ello que estamos donde estamos y en el sitial de honor en que han colocado, porque además todos saben que avanzamos en una cruzada para reivindicar el ideario nacional y concitar a un Pacto Social, al que lo invitamos para que forme parte de él y deje a un lado sus, tristezas, frustraciones y actitudes deprimentes.
Los costarricenses pese a las dificultades sabemos reinventarnos, como lo hemos hecho en los momentos más críticos de la historia de nuestro país, y gracias a ciudadanos que vemos las cosas con una actitud diferente, pro constructiva, de rectificación y sobre todo de enrumbar nuevamente, lo que mal esté, o lo que no estando mal, deba mejorarse. Lamentamos las posiciones fatalistas y la depresión. No vamos con ella y tampoco nos hacemos acompañar de ella, porque las cosas serias del país se manejan con actitud, con la mejor de ellas.
Por todo ello, sea serio don Juan Carlos.