Lo acontecido con el Silicon Valley Bank (SVB) está lleno de lecciones que pueden ser aprovechadas por los reguladores del sector financiero costarricense y los participantes en estos mercados. La Reserva Federal de los Estados Unidos intervino y tomó control del SVB el viernes de 10 de marzo. En menos de una semana, este banco está en proceso de liquidación luego de cuatro décadas de ofrecer servicios financieros boutique a empresas emergentes de alta tecnología ubicadas principalmente en los alrededores de la Bahía de San Francisco, California.
Al iniciar las actividades comerciales, estos emprendedores de alta tecnología no eran sujetos de crédito de los bancos tradicionales más grandes, pues no contaban con colaterales ni generaban flujos de dinero positivos o ingresos suficientes. Así, el SVB atendió a esta clientela, lo que lo convirtió en uno de los bancos de mayor preferencia por parte de las compañías de alta tecnología.
Primera lección: evaluar los riesgos de instituciones con posibles efectos sistémicos que poseen una distribución de clientes poco diversificada. Conforme las compañías de alta tecnología fueron creciendo, también lo hicieron los depósitos de ellas en el SVB. A diferencia de los bancos nacionales, este banco regional contaba con una base de clientes donde más del 90% tenía depósitos por encima de los $250.000 cubiertos por el seguro de depósito del gobierno estadounidense.
A inicios de 2020, con la pandemia de la covid-19, estos depósitos se incrementaron fuertemente y el SVB cometió el error de invertir este exceso de liquidez en bonos del Tesoro a plazos extendidos. El incremento en las tasas de interés en los años posteriores para controlar la inflación provocó que el valor de estos bonos cayera. Esto se combinó con los problemas financieros del sector tecnológico vinculados al mismo proceso de recuperación de la pandemia, la crisis de contenedores y la escasez de chips de computadoras.
Segunda lección: las redes sociales y el dinero electrónico han creado nuevas vulnerabilidades en el sector financiero que deben atenderse. Ante las necesidades de liquidez por la situación descrita, los clientes retiraron sus depósitos, lo que obligó al SVB a liquidar los bonos con una pérdida. Lo acontecido posteriormente es una corrida bancaria típica. Las pérdidas por la venta de bonos se viralizó en redes sociales y el rumor corrió como pólvora encendida. En cuestión de horas, mediante transferencias electrónicas, los clientes retiraron $42.000 millones y dejaron al banco con un saldo de efectivo negativo de $1.000 millones.
Tercera lección: el gobierno y el Banco Central respondieron inmediatamente para evitar una crisis sistémica. Los temores de que lo ocurrido en el SVB se replicara en otros bancos extendió la histeria de los ahorrantes y se encendieron las alarmas de una posible crisis sistémica. Inmediatamente los reguladores de la Reserva Federal intervinieron para devolver la confianza en el sistema y dos días después el gobierno aseguró que todo el dinero de las cuentas de los clientes del SVB iba a ser reintegrado en las próximas semanas, aun cuando se superara el límite mencionado de $250.000. Una historia diferente ocurriría con los accionistas del banco, quienes tendrán que enfrentar las pérdidas pues el banco no será rescatado por el gobierno.
Cuarta lección: competidores al rescate. Un efecto de esta corrida bancaria regional fue que los clientes trasladaron el dinero hacia bancos nacionales denominados “muy grandes para caer”, ante el temor de un contagio entre bancos pequeños. Este temor fue alimentado por la quiebra de dos bancos regionales adicionales: Signature Bank y Silver Bank, ambos relacionados con transacciones de criptomonedas.
Es así que los bancos nacionales ahora están ofreciendo amplias líneas de crédito para contrarrestar las posibles corridas bancarias entre bancos regionales que no presentan problemas de solvencia. Esta es una lección aprendida de la crisis financiera del 2008-2009, en donde algunos de estos bancos grandes también cayeron por el contagio de sus pares, lo cual refleja una disciplina del mercado más madura.
Quinta lección: regulación y los controles sobre la mesa. Lo acontecido con el SVB ha puesto a revisar toda la regulación relacionada con la supervisión de bancos regionales grandes, pues se critica que la Reserva Federal falló en identificar y detener riesgos que son muy obvios. La razón obedece a que el regulador establece normas más ligeras para bancos que se consideran no poseen riesgos sobre el sistema. Sin embargo, esta experiencia ha mostrado que estaban equivocados y muy probablemente las reglas serán revisadas para evitar estos arbitrajes regulatorios.