La invasión rusa de Ucrania tiene repercusiones históricas, surge un nuevo orden internacional cuyos rasgos no están claros. Los escenarios de esta conflagración delinearán una nueva arquitectura mundial.
Las salidas posibles de este combate tendrán consecuencias para Europa, los vínculos de occidente con China, la política interna de los Estados Unidos, también con India, Emiratos Árabes y Turquía, que se han abstenido de condenar la invasión.
Un escenario es el conflicto congelado, una guerra prolongada sin claro ganador, con serias consecuencias para las economías y efectos en la política interna rusa, dado el fracaso de la victoria relámpago imaginada por Putin. El abandono de la ofensiva moscovita en Kiev y el recrudecimiento de hostilidades en otras regiones anuncian este panorama.
Del empate militar puede surgir que el este (Donbás) y sur de Ucrania permanezcan en manos rusas y que el resto del país mantenga su soberanía. Una nueva guerra fría se instauraría en Europa. A esta confrontación podría sumarse otra en Asia, si China da un apoyo fuerte a Rusia y los Estados Unidos someten a Pekín a sanciones.
La amenaza de Putin de recurrir al arma atómica es aterradora tanto por el uso de armas nucleares tácticas como por la escalada subsiguiente, pero es posible si se siente acorralado por el fracaso militar.
La neutralidad ucraniana, su renuncia a integrarse a la OTAN, la semiautonomía de zonas del este y limitaciones a los armamentos podrían desactivar el conflicto gracias a acuerdos de paz negociados por todas las partes.