Todos hemos experimentado los efectos del cambio climático y su principal consecuencia en la temperatura. Por ejemplo, se estima que en Costa Rica aumentó en promedio 1.4°Celsius. (Berley Earth 2020). Además, hemos sufrido por la escasez o exceso de lluvia en diferentes regiones del país e inundaciones en zonas urbanas.
Nuestro país no escapa de los retos climáticos, por eso el Día Mundial del Ambiente que se celebra cada 5 de junio, es una oportunidad invaluable para reflexionar sobre la necesidad de articular acciones para revertir los efectos del cambio climático en nuestro planeta.
Este es un momento crucial. La población de Costa Rica creció rápidamente, superando los cinco millones de habitantes a 2022, según el INEC. Esto intensificó la urbanización, especialmente en la Gran Área Metropolitana (GAM). El incremento poblacional puso en jaque la infraestructura y los servicios básicos, como el agua, la gestión de residuos y el transporte.
Además, el uso de energía, las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo doméstico de materiales aumentaron en los últimos 15 años, según la Revisión de Desempeño Ambiental de Costa Rica realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 2023.
En junio de ese mismo año, el país dio un paso adelante al anunciar la Estrategia Nacional de Economía Circular, documento que debe guiar a Costa Rica a un modelo de desarrollo económico y social más sostenible. Además, en diciembre, se declararon las inversiones en hidrógeno verde como de interés público, en ruta de la búsqueda de la descarbonización de la economía.
En este contexto, es vital destacar el papel esencial que las organizaciones y empresas puedan asumir en la promoción de la disminución en la baja de emisiones de carbono, la búsqueda de innovaciones en los diversos sectores productivos —especialmente el agroindustral— y la protección ambiental para abordar el cambio climático y sus efectos devastadores.
Algunas acciones
En la Fundación Crusa estamos comprometidos con el impulso de iniciativas que fomenten una economía verde y sostenible, trabajamos en colaboración con empresas y sectores prioritarios para promover soluciones transformadoras que reduzcan las emisiones de carbono y protejan nuestros ecosistemas.
Un ejemplo es el proyecto “Acelerando la transición del transporte público eléctrico en la Gran Área Metropolitana”, lanzado en setiembre de 2023 junto con el Ministerio del Ambiente y Energía (Minae) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Esta iniciativa contempla un plan piloto de seis taxis eléctricos que operan en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría. El proyecto permitirá evaluar el rendimiento, la autonomía, los patrones de carga y los costos con el fin de demostrar los beneficios ambientales y el bienestar que esta modalidad puede generar.
El programa busca además, sentar las bases para encaminar a que toda la flotilla de taxis del país sea más sostenible, reduciendo la huella de carbono del transporte público. Esto es fundamental para limitar el calentamiento global y sus consecuencias catastróficas, en un escenario donde el transporte, casi exclusivamente por carretera, es la mayor fuente de emisiones, representando el 42% de ellas en 2017, según el mismo informe de la OCDE. Además, la descarbonización del transporte es esencial para cumplir con los objetivos nacionales de mitigación del cambio climático y mejorar la calidad de vida
Según la OCDE, Costa Rica es uno de los pocos países de América Latina y el Caribe que ha presentado estrategias detalladas a largo plazo para lograr la meta de cero emisiones netas a 2050, pero quedan todavía muchos retos por cumplir y para ello es de suma importancia la participación del sector privado y la movilización de fuentes alternativas de financiación.
Todos tenemos la responsabilidad y el poder de liderar el cambio, especialmente las empresas y organizaciones, adoptando prácticas sostenibles, invirtiendo en tecnologías limpias y promoviendo la eficiencia energética en sus operaciones. De esta manera, podremos alcanzar la ambiciosa meta de lograr las cero emisiones a 2030.
Un reto muy importante que tenemos es la gestión de residuos, según la Política Nacional para la Gestión Integral de Residuos 2023-2033, en los últimos años en Costa Rica la tasa de generación de estos materiales (kg/habitante/día) ha crecido entre 7,5% y 10%.
Para la atención de este tema, un actor vital son los gobiernos locales. Por ello en Crusa recientemente dimos a conocer el Reto Cantones Sostenibles, que invita a las todas las municipalidades del país a presentar proyectos en saneamiento y movilidad sostenible que impacten positivamente a las personas.
Si cada persona, empresa, organización y gobierno local reconociéramos que la protección del medio ambiente no solo es una responsabilidad ética, sino también una oportunidad para la innovación y el crecimiento sostenible, contribuiríamos de forma significativa a la construcción de un futuro y una Costa Rica más próspera, sostenible e inclusiva.
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La autora es la directora ejecutiva Fundación Crusa.