Cada sociedad, consciente e inconscientemente, construye un perfil de país mediante la suma de múltiples decisiones y acciones, pequeñas y grandes.
Así se definió muy tempranamente en la historia patria que la educación sería una de las columnas del modelo de desarrollo de Costa Rica.
Más de 152 años después, los resultados educativos no son los que el país necesita y merece, tal y como la pandemia expuso y agravó.
Veamos algunos claroscuros de este gran proyecto nacional:
Claros: asignación presupuestaria alta; cuerpo docente en su mayoría con titulación universitaria incluso con posgrado; estabilidad laboral y relativamente buena remuneración aun comparándose con países más ricos; institucionalidad consolidada —el MEP es el más grande de los ministerios con un equipo cercano a los 85.000 funcionarios—; el número de estudiantes por docente viene bajando a promedios cercanos a 24 (yo tenía 33 compañeras en aquellos lejanos años).
Oscuros: docentes con formación inicial insuficiente; carreras universitarias de muy diversa calidad; ciclo lectivo efectivo corto; sin evaluación del trabajo docente; con desincentivos fuertes; sin un plan de desarrollo profesional docente riguroso y sistemático, ni monitoreo de sus resultados; una organización desordenada, de muchas capas y grupos desarticulados; una carga administrativa excesiva y poco efectiva; serios y persistentes problemas de infraestructura.
Y para rematar, los padres de familia fueron dejando de ser socios de los docentes para volverse más bien cómplices de la desaplicación de sus hijos (ser aplicado era antes un deber y un orgullo, hoy la palabra ni se usa). Toda la “carga de la prueba” de los resultados educativos la llevan los estudiantes: ellos pasan o no de grado, se gradúan o no, según las notas obtenidas.
La pandemia trastocó la educación profundamente, pero el rezago acumulado difícilmente será superado si seguimos haciendo lo mismo. El problema es que esta frase se empieza a repetir como un eslogan políticamente correcto, pero vacío de contenido e intenciones.