Esta semana publicamos una nueva edición de nuestro especial de colegios que comenzamos a generar en el 2016 con el objetivo de brindar información que ayude a padres de familia a tomar decisiones de peso.
Aquella primera publicación de tres páginas, elaborada por el periodista Daniel Salazar, examinó los promedios obtenidos por los estudiantes de los colegios privados más grandes de cada provincia en la prueba de admisión de la Universidad de Costa Rica (UCR), su porcentaje de promoción en los exámenes de Bachillerato y los costos de estos centros educativos.
Para recolectar la información de precios, y ante la reticencia de los centros de brindar los datos de cuánto cobran, se debió recurrir a la ayuda de padres de familia.
La respuesta fue entusiasta. Junto a datos verificables, recibimos decenas de peticiones para incluir colegios que no formaban parte del listado original, de poco más de 40 centros de enseñanza.
Este inusual proceso de reporteo dejaba entrever el interés que efectivamente despertó el artículo.
Con el pasar de los años el proyecto amplió la cantidad de colegios consultados sobre sus costos, cambió su metodología para visibilizar a los centros de menor tamaño con mejores resultados en las pruebas de admisión e incluyó los datos de las pruebas de más universidades estatales. Ahora, también analiza a las secundarias del sector público, donde estudia la gran mayoría de la población.
Este año dedicamos 11 páginas del ejemplar impreso y 13 publicaciones de la edición digital al especial, firmado por las periodistas Mónica Cerdas, Tatiana Soto y Josué Alfaro, y coordinado por nuestra editora de Economía y Política, Eugenia Soto.
El artículo principal va más allá del tradicional ejercicio de calcular el promedio obtenido por los estudiantes de cada colegio. Decidimos seleccionar tres carreras con fuerte atractivo en el mercado laboral según la Agencia Costarricense de Promoción de Inversiones (Cinde) y que además tuvieran un elevado corte de ingreso en la UCR, e identificar los colegios privados que habrían logrado colocar a más alumnos en estos cupos altamente competidos.
Otro par de artículos aspiran a dar luces a los padres sobre el proceso que deben seguir si el plan es enviar a los hijos a cursar sus estudios universitarios fuera del país. Fenómeno que, aunque nos falta información para cuantificar, se deja ver en la diferencia entre los números de matriculados de último año en ciertos colegios y la cantidad de sus estudiantes que presentan examen de admisión en las universidades estatales.
Por otro lado, incluimos más artículos sobre el sector público, su enorme tamaño y su variada oferta, que va desde los colegios científicos hasta los centros académicos regulares.
La continuidad de este proyecto en el tiempo nos permite analizar los datos de matrícula de los centros privados y públicos que nos ha suministrado el Ministerio de Educación Pública durante los últimos años.
Son varias las razones por las cuales no solo le hemos dado continuidad a este tema por años, sino que destinamos más recursos a su elaboración y espacio.
Primero, esta es información de una actividad económica, de un negocio. Además es información que ayuda a las finanzas personales o del hogar, ambos ejes temáticos que tratamos con asiduidad.
Por otro lado, es contenido que, sin duda, le interesa a nuestra audiencia. Como en muchos otros gastos o inversiones que hace un núcleo familiar, antes de decidir es normal llevar a cabo un proceso de investigación de las opciones en el mercado y comparación de las mismas. No es para menos en el caso de la educación privada, pues dependiendo de la entidad educativa el costo de la mensualidad, entre los consultados por EF, puede oscilar entre más de ¢600.000 y los ¢120.000 al mes.
Los listados de El Financiero nunca han aspirado a catalogar colegios como mejores o peores que sus competidores. Las decisiones de los padres de familia no se basan únicamente en los parámetros numéricos que recopilamos, también entran a jugar objetivos particulares e intereses de los padres, los estudiantes y hasta tradiciones familiares.
Lo que sí pretenden es recolectar información pertinente, que ayude a la toma de decisión y transparente el mercado. Una tarea valiosa para las familias.