La inflación genera, entre otros, mayores tasas de interés, distorsiones de carácter fiscal, incertidumbre en las decisiones familiares y empresariales, tiene efectos redistributivos: los deudores se benefician porque pagan con dinero más barato y los acreedores resultan perjudicados porque cobran con dinero devaluado.
En abril del 2022 la inflación se situó, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en el 7,15%. Sabemos los efectos negativos que tiene la inflación en la valoración y rentabilidad de los activos financieros y reales, impuestos (se pagan más impuestos), impacto en los planes de pensiones, salarios, etc. El costo de la inflación anticipada (cuando se espera un determinado nivel de inflación y se ajustan las decisiones empresariales y de gobierno de acuerdo a estas estimaciones) es muy pequeño, por lo menos en los niveles moderados de los países industrializados. En cambio, el costo de la inflación imprevista, puede ser muy grande y es básicamente distributiva: hay grandes perdedores y ganadores. La inflación no anticipada genera grandes distorsiones en una economía.
El dinero aceita la economía
En el corto plazo, los gobiernos pueden reducir la inflación sólo al costo de mayor desempleo y producción. Esta es la tasa de sacrificio como porcentaje de producción perdida por cada punto porcentual de reducción de la tasa inflacionaria. Obviamente, la tasa de sacrificio varía con el tiempo, lugar y métodos aplicados para reducir la inflación y es muy útil tener una estimación aproximada para tomar decisiones sobre las políticas. Una reducción de un punto porcentual de inflación cuesta dos puntos de desempleo. De acuerdo con la ley de Okun, dos puntos de desempleo cuestan 4% de producción. El mayor coste del desempleo es la pérdida de producción: la gente que no trabaja, no produce.
Una vez que hemos visto los efectos negativos de una alta tasa de inflación. Me centraré en como mejorar la situación de los salarios y evitar en la medida de los posible sus efectos negativos en los mismos. Como consecuencia de la subida de la inflación esos salarios al haberse incrementado tributarán más, sin que necesariamente se gane poder adquisitivo por el contribuyente, incluso en ocasiones ocurre exactamente lo contrario se pierde poder adquisitivo; hecho que efectivamente sucede cuando la subida del salario es inferior al incremento de la inflación; cuando se produce este fenómeno decimos que existe y se sufre una progresividad en frío, pues la variación nominal al alza del sueldo hace que tributemos más cuando realmente la capacidad económica efectiva no ha aumentado e incluso puede haber disminuido.
Consecuentemente y respecto a los salarios, con el fin de no empobrecer más a ciertos sectores de la población sería aconsejable deflactar el Impuesto de la Renta en todos sus tramos. La deflactación se haría en un porcentaje que siga la subida de salarios, con el propósito de adecuarse a los precios de la energía, cesta de la compra.
Para deflactar, se actualiza el extremo superior e inferior de cada tramo de renta con el deflactor que se quiera aplicar. Por ejemplo, si los extremos del primer plano fueran, por simplificar ¢1.267.000 ― ¢2.223.000, deflactando, por ejemplo, al 4% para incorporar el efecto de precios, ambos extremos pasarían a ser 1.317.680 ― 2.311.920 colones. De esta manera, los nuevos extremos de cada tramo se amplían, permitiendo tributar una mayor cantidad de ingresos a tipos marginales más bajos, conteniendo, así, la progresividad en frío.
Se puede aprovechar la inflación para hacer trampa y subir los impuestos por la puerta de atrás.
Al contrario, deflactar es también una forma de bajar impuestos. La deflactación constituye, de hecho, una bajada de impuestos, porque se pagaría un menor tipo medio efectivo al tributar más ingresos a tipos marginales más bajos.
El autor es especialista en derivados y mercados de capitales.