La productividad y la eficiencia a veces se asocian directa y automáticamente a las grandes empresas, pero un emprendimiento también puede ser un negocio de alto rendimiento.
“Todo líder y toda empresa puede alcanzar el alto rendimiento y mantenerlo a través del tiempo”, dice Jessica Bonilla, Executive Coach y especialista en alto rendimiento. “Si siente que algún aspecto requiere de especial atención, enfóquese en mejorarlo y asesórese en las áreas en las que siente que un apoyo extra le puede ayudar a llegar más rápido a su destino. Recuerde que sus hábitos y los de su empresa determinarán la calidad de su rendimiento”.
¿Qué significa ser una organización de alto rendimiento?
Una empresa de alto rendimiento es aquella capaz de alcanzar su máximo potencial y, por lo tanto, sus objetivos de manera consistente.
Jessica dice que el rendimiento es una receta donde se combinan la energía, la pasión y el enfoque como ingredientes esenciales para alcanzarlo.
Para construir, liderar y sostener una empresa bajo un formato permanente de máximo potencial, se debe empezar por su cabeza: el líder, quien necesita primero formar y fortalecer sus propios hábitos de maximización de energía, ejecución mental y capacidad para sostenerlos a través del tiempo de manera que luego pueda proyectarlos y formarlos dentro de su empresa.
Tanto las personas como las empresas, son producto de sus hábitos. El alto rendimiento vendrá como resultado de establecer hábitos sólidos que mantengan la energía, la pasión y la productividad alta siempre.
La medida de alto rendimiento de cada organización dependerá del estándar que haya establecido el líder definiendo claramente:
—Objetivo: se refiere a lo que se desee alcanzar; es decir, ser eficaces.
—Esfuerzo: se relaciona con que la empresa pueda alcanzar los resultados deseados de la forma más eficiente.
“El éxito como resultado del alto rendimiento está directamente conectado con los valores que su líder proyecte y comunique”, recalca Jessica.
¿Cómo se mide el rendimiento de una empresa?
Jessica nos recuerda que Peter Druker, considerado como el propulsor de los principios prácticos y filosóficos de la administración moderna de los negocios, en una de sus múltiples frases célebres expresó: “Si no se puede medir, no se puede administrar”.
De ahí que los cinco indicadores más relevantes a medir por toda organización que busca el constante alto rendimiento son:
1) Crecimiento de ingresos: indicador financiero enfocado en los ingresos y márgenes de beneficio financiero a obtener con respecto de los costos de la empresa.
2) Ingreso por cliente: siempre en el rubro financiero, este indicador presta especial atención al ingreso percibido por cada cliente. Requiere un conocimiento claro de la cartera de clientes.
3) Eficiencia operacional: enfocado en medir y monitorear el desempeño operativo del proceso de producción. Su variante dependerá del enfoque o los objetivos de la empresa. Generalmente se clasifican en indicadores de proceso o de calidad.
4) Rendimiento personal: considera el monitoreo constante de desempeño que tenga el personal con el que se trabaja y que es en esencia, quién elabora los productos o presta los servicios que representan a la empresa.
5) La satisfacción del cliente: centrado en medir a tiempo cómo y cuánto se alinea el servicio o producto que el cliente recibe con sus expectativas, lo cual es indispensable para retenerlo en el tiempo.
10 condiciones
Muchos factores juegan un rol indispensable en establecer y mantener hábitos que garanticen constancia en este tan deseado y complejo ambiente del rendimiento.
Todos los factores se conectan y funcionan mejor combinados, pero desde una perspectiva de secuencia se requiere establecer unos primero para que los otros puedan existir.
1. Liderazgo
Liderar es un arte y en el proceso de liderar, cada persona debe descubrir cuáles son los elementos de liderazgo que caracterizan su estilo.
Un líder sólido y completo va más allá de lograr que las personas hagan lo que se ocupa y las lleva por el camino que deseen hacerlo. En lugar de “empujar”, logran “jalar” a aquellos que le acompañan en ese viaje.
“El estilo de cada líder está asociado directamente con su personalidad y la clave para lograr convertirse en su mejor versión consiste en descubrir cuáles son las habilidades de liderazgo que le son innatas”, dice Jessica.
Enfóquese en encontrar cuál es su estilo de liderazgo y procure aplicar los siete elementos básicos que detalla Jim Collins: autenticidad, capacidad para toma de decisiones, enfoque, toque personal, habilidades duras y blandas, comunicación y visión del futuro.
Jessica recomienda Identificar las áreas que son su fuerte, sácales provecho y trabaje en mejorar aquellas que le impiden alcanzar el nivel de rendimiento que desea.
2. Visión
Definir, y compartir, la visión de toda empresa u organización es una responsabilidad no transferible para todo líder.
Su éxito reside más bien en la simplicidad para garantizar que sea fácilmente “digerible” por todos. La grandeza de cualquier empresa es predecida por la visión. El éxito vendrá una vez que la visión esté clara.
La importancia de tener una clara visión permite que las personas tengan una base en común por la cual trabajar juntos, provee el contexto para la toma de decisiones y permite que los equipos de trabajo tengan claridad de la esencia de la empresa.
“Defina la suya considerando que el elemento más básico de toda visión reside en los valores y principios que el líder demuestre y que claramente son una extensión de sus valores y creencias personales. Tenga claridad de cuáles son sus valores y los ajusta a la esencia de su negocio”, dice Jessica.
3. Confianza
Debe ser entendida desde dos perspectivas: la confianza que todo líder inspira con quienes forman parte de su empresa y con sus clientes; y la confianza que ese líder les ofrece a cambio.
Si bien la confianza es un elemento intangible per se, los beneficios de su existencia tienen un impacto directo en el desempeño de toda organización porque acelera la ejecución y tiene el poder de reducir los costos.
Un líder que habilite un ambiente de confianza construye formas muy poderosas de motivar e inspirar a su personal y a sus clientes.
En las palabras del educador, autor y orador Booker T. Washington: “Pocas cosas pueden ayudar más a un individuo que darle una responsabilidad y dejarle saber que se le tiene confianza”.
Jessica recomienda evaluar profundamente su carácter y sus competencias porque éstas determinan qué tan confiable como líder es usted.
4. Contratación
El alto rendimiento de toda empresa está compuesta por más individuos que solamente su fundador. Depende directamente de quienes hayan sido contratados para cumplir la visión.
Seleccionar el personal correcto que se alinee con el propósito de su líder, es un paso que requiere claridad y tiempo y que, de tomarse a la ligera, resulta en un impacto directo en los costos de la empresa.
Una mala decisión de contratación pasará una factura al bolsillo y al ambiente de trabajo. Siempre tenga claridad de las características que busca en aquellos que representarán su propósito ante sus clientes.
Como regla de oro, hay tres ingredientes esenciales a buscar: integridad, inteligencia y energía.
Mientras hay cualidades que se pueden y deben construir en congruencia con la visión de la empresa, tenga en cuenta que la integridad no se enseña: se trae desde mucho antes.
5. Inducción
Una vez que tenga completa su elección, es tiempo de darle a su personal las herramientas que le habilitarán para rendir a su máximo potencial.
“Este es un paso que de no hacerse, o de hacerse deficientemente, puede tener un impacto muy negativo”, advierte Jessica.
Invierta en entrenar. Identifique claramente los aspectos que llevarán a la persona a entender la visión y los valores desde el principio.
Recuerde que una persona que brinde un servicio deficiente, que no conozca los productos, que no crea en la filosofía de la empresa; dejará una huella negativa muy difícil de borrar o cambiar en sus clientes.
Así que dele el valor y la atención que se merece este proceso de educar y transmitir conocimiento para así construir una base sólida con sus empleados.
6. Comunicación
Este suele ser uno de los aspectos más complejos y de mayor reto para los líderes, porque caen en no comunicar del todo o en no hacerlo con la frecuencia y el dinamismo que ocupan las organizaciones. La comunicación debe ser constante y en toda dirección.
Comunique siempre su visión y su estrategia. Esfuércese por usar el medio de comunicación que mejor se ajusta a la naturaleza de su negocio y las habilidades de su personal.
“Independientemente de su estilo, siempre váyase por la autenticidad y la claridad. Use un lenguaje directo y transparente”, aconseja Jessica.
En el camino de aplicar estos principios en su estilo de comunicación, motive tanto a su personal como a su clientela a expresarse de igual forma.
Tenga presente que su presencia, el tono de su voz y el mensaje que comunique deben ser congruentes para que su comunicación le apoye a lograr sus objetivos.
7. Compromiso
El compromiso se refiere tanto al que usted tiene con su propia visión como el que pueda llegar a inspirar, como líder, en sus clientes y a quienes trabajan con usted.
El compromiso lleva a las organizaciones a identificarse con el propósito y con ello, a entregar productos y servicios según la calidad esperada, en el tiempo en el que se requieren y según los parámetros de ejecución esperados.
A través del compromiso se revela el entusiasmo que la empresa tenga para cumplir su visión. Aspectos como la puntualidad, el profesionalismo, el trabajo en equipo y el estar siempre dispuesto a aprender y mejorar, reflejan el nivel de compromiso con esa visión.
A mayor y mejor compromiso, mayor y mejor rendimiento.
8. Disciplina
La disciplina es la forma en la que se manifiestan su inteligencia física y sus capacidades para alcanzar su visión con el mejor rendimiento.
Se logra estando enfocado, siendo constante y persistente y construyendo o mejorando sus competencias.
Tenga claro que el proceso de esperar los réditos del esfuerzo en toda organización requieren de esperar de medio a largo plazo.
Alcanzar el alto rendimiento a través de disciplina implica tres aspectos clave:
—Personas disciplinadas: como líder, primero identifique quién es la persona correcta, luego defina sus funciones.
—Pensamiento disciplinado: tenga claridad de sus condiciones del ambiente y explote al máximo la combinación de lo que le inspira, con lo que usted sabe hacer mejor que otros y que le genera los resultados financieros esperados.
—Acciones disciplinadas: cada acción contribuye a alcanzar un alto rendimiento; conéctelas de forma que una engrandezca a la otra de manera piramidal.
9. Indicadores
Lleve una medición de los cinco indicadores recomendados: crecimiento de ingresos, ingreso por cliente, eficiencia operacional, rendimiento personal y satisfacción del cliente.
10. Retroalimentación
Tenga una mente abierta tanto para darlo como para recibirlo. El éxito de todo líder y por lo tanto, de su empresa radica en tener la madurez para recibir y procesar la retroalimentación a tiempo.
Úsela como una de las herramientas más poderosas para hacer crecer su negocio y desarrollar mejores productos y/o servicios y mejores empleados.
“Pida retroalimentación constantemente e implemente aquello que le lleve más cerca de rendir mejor, no sólo para moverse más rápido sino para mantener siempre abiertos los canales en toda dirección”, dijo Jessica Bonilla.